Después de estar todo el día trabajando en esa pequeña cafetería era hora de llegar a casa. Cogí a mi pequeña calabaza y me puse rumbo a mi pequeño apartamento. El trayecto para ir a mi apartamento era tranquilo, ya que por las carreteras que iban no pasaban casi coches a estas horas de la noche.
Estaba escuchando mi canción favorita, cantando a todo pulmón en mi mini calabaza hasta que unos ruidos me sacaron de mi burbuja.
Bajé el sonido para escuchar bien todo hasta que me adentre con el coche por dónde venían esos sonidos tan altos. Ya que en este pueblo a esta hora de la noche no solía haber nada de ruido. Me adentré en la calle y cada vez los sonidos eran más fuertes había música, muchísima gente y muchos coches. Como soy tan curiosa salí de mi coche cogí una pequeña chaqueta que tenía detrás, ya que refrescaba un poco y me puse andar para averiguar qué estaba pasando.
Había muchísima gente por las calles me parece extraño, ya que en esta calle no suele haber apenas gente por decir que no hay gente, ya que es una calle con historia detrás una historia perturbadora que ya la contare cuando avancemos con esta novela cliché.
Había gente besándose como si nunca se hubieran besado en su vida, también había gente tirada por el suelo, parecía que se habían pinchado algo para que negarlo. La verdad que la curiosidad me gana podría estar ya en mi casa tranquila, pero estoy aquí, tentando a la muerte, lo sé, pero a una cotilla se la suda eso.
Seguí andando hasta que llegue al sitio donde quería llegar. Al sitio donde provenía ese ruido tan desastroso, parece ser que había una fiesta ilegal, debo decir que no soy amante de las fiestas ni siquiera soy amante de los ruidos, es decir odio tanto escándalo porque me levanta dolor de cabeza, pero como e dicho anteriormente me da igual porque soy cotilla.
Había muchísima gente que en mi vida había visto aquí, también bastantes coches eran o parecían bastante caros y grandes comparados con mi pequeña calabaza. Estaba andando hasta que vi una cara conocida, efectivamente la pelirroja que estaba esta mañana en la cafetería. Me pregunté ¿Que qué hacía aquí ella? Pero obviamente ya sabía lo que hacía y más con la gente que se junta.
Una voz me saco de mi pensamiento.
— ¡Está apuntó de empezar la carrera del año! - Escucho gritar a un chico con un megáfono.
La gente empezó a chillar, silbar... definitivamente no entendía nada.
— ¡La carrera está a punto de empezar! - Seguía gritando el chico - ¿¡Todos tenéis a vuestras parejas!?
¿Carrera con pareja? Esto que es 3 metros sobre el cielo o como va esto.
— Mira quien está aquí, la niña maleducada.
Me giré y vi el rostro de la más puta, efectivamente Kandas.
— ¿Qué haces aquí? No pintas nada en estos sitios y menos con esas pintas. - Dijo mientras tocaba su pelo.
— A lo mejor pinto yo más aquí que tú, quien sabe. - No sabía que hacía ni que decía.
— ja, ja, ja - Se ríe sarcásticamente- ¿Te crees muy valiente verdad?
— Será porque soy valiente ¿No crees? - Cristel por Dios cállate.
— Si tan valiente eres ¿Por qué no te subes a un coche y haces de acompañante?
— No pierdo mi tiempo en cosas inservibles. — Si Cristel, si lo pierdes, ahora mismo podrías estar en casa haciendo maratón de kdramas y estás aquí.
— Ajam - Reprochó - La niña huérfana no es valiente.
Huérfana... esa palabra me llegó bien fuerte. Tenía ganas de darle una ostia y quitarla esa sonrisa de victoria de la cara. Iba a hacer una tontería, pero no iba a quedarme quieta y mucho menos iba a dejar que ella ganara.
— Acepto. - Dije sin más.
Me dirigí a donde estaban todos los coches.
Estaban en fila, empecé a mirarlos, no os mentiría si os dijera que tengo miedo ¿Y si me muero? CRISTEL NO DIGAS GILIPOLLECES.Me acerqué a un coche de color negro, bastante bonito, diría que brilla más que mi futuro, no te lo voy a negar.
Ande hasta llegar a la puerta del copiloto, y la abrí si más.
— ¿Tienes acompañante? - Le pregunté al chico que manejaba el coche.
— No, puede subir. Pero si vas a chillar te saco por la ventana. - Dijo este con una sonrisa.
— No te prometo nada. -Dije mientras entraba y me abrochaba el cinturón.
— ¡Faltan 5 minutos para que la carrera empieza! - Grita el chico del megáfono -¿¡ESTÁIS PREPARADOS?!
— ¡Si! - Gritaron todos.
Me puse a observar por la ventanilla, me empecé a fijar en el coche que estaba al lado mío, hasta que la ventanilla de ese coche se bajó, dejando ver al chico de gafas, Arlon.
Sé bajo las gafas e hizo un gesto de sorprendido, pero sin quitar su mirada de arrogante. Me fijé en quien era su acompañante y ni más ni menos era Kandas.
Vale Cristel por favor, no grites, no patalees, no hagas nada que pueda perjudicar la poca dignidad que te queda.
— ¡1, 2 y 3! - Gritaron todos.
Y ¡Fium! Salimos escopetaos de ahí.
Yo estaba en el intento de subir la ventanilla, porque el aire estaba desformándome la cara.
No os voy a mentir, si tenía miedo, pero a la vez sentía adrenalina.— Ahora empieza lo fuerte - Dijo el chico que manejaba.
— ¿Esto no es lo fuerte? - Pregunté, porque íbamos a 200 km por hora.
— No morena, no. Agárrate bien.
Le hice caso, me agarré bien.
Las calles empezaron a ser aún más pequeñas.
Definitivamente veía la luz, la luz de la muerte.— Si morimos, hazme el favor de decírselo a mi calabaza. - Le dije al chico.
— ¿A quién? - Pregunto él.
— A mi coche. - Le entregué las llaves de mi pequeño coche.
El chico empezó a reír, pero nunca despegaba la mirada de la carretera.
— No vamos a morir. Pero si morimos yo tampoco podría decirle adiós a tu "Calabaza" - Golpe fuerte.
Cristel ¿Podrías pensar antes de hablar por favor?
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Buenas!
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Cúrame las heridas.
RomanceNadie busca el amor. Nadie busca ser amado. Nadie busca sentir algo. Nadie quiere enamorase. Pero ahí un misterio detrás de eso. Amistad, amor, Infidelidad, misterio, suspense. ¿Te atreves a entrar en esta historia? Los personajes te están esp...