Cúrame las heridas.

6: El apagon en la noria.

Tú te montas en el lado de la puerta - Le dije a Arlon.

— No, te montas tú ¿Y si se abre y esta preciosura muere que? - Lanzo Arlon, lo cual me hizo gracia.

— Bájate de las nubes que tienes el ego muy subido para lo poco que eres cielo. - Arlon me fulmino con la mirada.

— Hermano, ven - Dijo Enzo.

Cuando Arlon se fue aproveche a montarme en el lado bueno de la noria, obviamente.

Bueno, os comento el porqué de esta pequeña discusión con este homúnculo. Nos íbamos a subir a la noria y yo le dije amablemente que me iba a poner en ese lado.

Flashback:

— ¿Qué haces homúnculo? Que hay voy yo - Le dije a Arlon viendo que se subía a la parte de la noria segura.

— Ja ja ja - Este se rio sarcásticamente - Ahí voy yo medio metro.

Fin del flashback:

Bueno, yo le pedí amablemente que me cediera el sitio y él decía que no, que se iba a morir si se abría la puerta, que esto no era seguro y que la altura era demasiado alta.

Pero prefiero que muera él, antes que yo, claramente.

Así que cuando tuve la oportunidad de ponerme en el mejor sitio lo hice sin duda. El día estaba siendo bueno, solo por el hecho de que tener discusiones cada dos por tres con Arlon me entretenía. Si no fuera por Kandas que montaba un escándalo cada dos por tres porque no se quería montar en algunas atracciones se estaría mejor.

Arlon se acercó a nuestro asiento y me echo una mirada que capaz me tiraba de la noria cuando estuviéramos en lo alto.

La noria empezó a funcionar y yo no paraba
de reír por dentro, no sé si me daba más gracia los insultos que lanzaba Enzo porque tenía miedo a las alturas o las caras que ponía Arlon por estar al lado de la puerta.

Como yo soy tan amable quise consolar a Arlon.

— ¿Sabías que hace un par de semanas, murió una persona en esta misma noria porque se soltó un vagón? - Le dije a Arlon.

La cara de Arlon hizo que soltara una carcajada, se dio la vuelta para mirarme fijamente, pero su cabeza se movía en cámara lenta y su cara era de susto.

— ¿Es mentira verdad? Cámbiame el sitio. - Me dijo este cogiéndome del brazo.

— Quita bicho, que es mentira. - Dije mientras me soltaba de su agarre.

Y pum, las luces de la feria se apagan, la noria se para y nosotros estábamos en lo alto, el miedo invadía mi cuerpo, desde cuando el Karma es tan rápido dios.

Se escuchaban gritos, algunos insultos para que nos bajaran y algunas personas gritando.

— ¡Como no me bajéis os juro que os meto una ostia! - Se escucha a Enzo gritar dos vagones detrás de los nuestros.

Arlon y yo nos miramos y empezamos a reír.

Arnold.

Me quede mirando la sonrisa de Cristel, no hay un por qué ¿O si? No, no me puedo fijar en una chica como ella, somos demasiado opuestos y todo acabaría mal.

— Supongo que esto va para largo - Hablo Cristel - ¿Tienes miedo?

— Creo que la que tiene miedo eres tú, estás temblando más que un terremoto - Esta me fulmina con su mirada.

No me mires así por favor.

— Arlon, tengo una pregunta.

— No te voy a responder ninguna - Realmente si quería saber la pregunta, pero hay que hacerse el que no.

— Solo una, mira haremos una cosa - Empezó a hablar - Yo te pregunto una cosa y me respondes con toda la sinceridad del mundo y tú me haces otra pregunta a mí ¿Qué te parece?

Mmm... una propuesta indecente que no puedo rechazar.

— Venga, aceptó.

— Vale. ¿Siempre eres así de egocéntrico? - ¿En serio era esa la pregunta?

— ¿Esa es la pregunta? Muy fácil, pues no sé, me sale solo - Hay tienes tu respuesta.

— No bobo - Dijo ella - Que si siempre eres así. Así de borde, egocéntrico, sarcástico. ¿Tuviste algún trauma de niño?

— Ningún trauma - Reí - Me sale solo, te vuelvo a decir. Pero también te digo que las aparecías engañan.

— Tienes razón - Hablo ella - Te toca - Dijo con una sonrisa.

— ¿Por qué te llevas tan mal con Kandas y porque te dijo huérfana el otro día? - Le pregunté.

Al decir eso su sonrisa se quitó de su rostro, dándome a entender que dije algo que no la gustó. A veces no mido mis palabras, tengo que cambiar eso de mí, pero es imposible.

— Esas son dos preguntas. - Dijo sin más - Con kandas me llevo mal desde que éramos pequeñas, siempre hemos tenido nuestros roces y lo de huérfana es porque no tengo padres desde que nací, estuve en un centro de adopción hasta que cumplí la mayoría de edad y pude irme.

Su mirada cambió, la mirada de Cristel cambió de un momento para otro. Y me siento mal, mal no fatal.

— Perdón si dije o hice algo que te molestara no era mi intención. - Lo mínimo que podía hacer era pedirla perdón y eso hize.

— Descuida, no pasa nada - Fue lo último que dije.

Estuvo mal, eso eran mis pensamientos cada dos por tres.
Nunca me había sentado mal ser tan sincero con una persona, pero Cristel es la excepción parece ser. Ver como su mirada cambió de un momento a otro hizo que mi cuerpo se tensara.

Eres gilipollas Arnold.