Yo te vi primero

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¿Escuchar tu voz es real?

Era profunda, pausada, elegante, poderosa.

Debo admitir que me atrapó al primer segundo, pero como todo buen tonto, tan solo pensé en molestarte.

Aquel estudiante modelo que simplemente no conoce lo que es equivocarse, que no duda al responder, que está preparado para todo, sin duda era la clase de amigo que me convenía.

Alagar tus hermosos ojos dorados, tu preciosa piel o tu cabello negro, suponía para mí la más ridícula de las ideas, una de tantas burlas en torrente que hacían a tus orejas del color más rojo que se puede imaginar, con las que yo te suponía molesto. Por tan extraños piropos.

Xichen dijo en algún momento que estaba seguro que estabas enamorado de alguien de la carrera, y juro que dolió como una profunda puñalada en el pecho, pero aun así, me mentí, mientras te veía dar instrucciones a un par de chicos, asentiste y me miraste, y jure que solo estaba molestandote.

Recuerdo los juegos en la facultad, donde por desgracia el balón dio en mi cabeza por no poder quitar mi mirada de ti.

El recuerdo difuso de alguien ayudándome a ir a la enfermería, ese alguien que posteriormente robo mi primer beso, cuando aún estaba medio consiente. Y tú estabas molesto, claro, por mi culpa habían cancelado el partido que ibas ganando, te ves tan bien en uniforme de baloncesto.

Perdóname por ser tan egoísta.

No sabía que me amabas en ese entonces. Perdón por las múltiples veces que te invite a salir y luego te deje plantado para que pudiera Mian Mian salir contigo en mi lugar. En algún momento ella me pidió que parara, y aseguró que no era ella la que te gustaba.

Tuve que corroborarlo y sin dudar te busqué.

*¿Te gusta Mian Mian?* -pregunté mientras hablabas con los chicos de tu proyecto.

Tu rostro se pinto de mil colores, rojas tus orejas. Viraste la mirada, diste un suspiro frustrado y me arrastraste fuera del salón.

*¿Podrías dejar de suponer y hacer tantas cosas imprudentes?* -comentaste mientras tu mirada por primera vez no lucia serena.

*Vamos, vamos, calma Wanji, solo es una pregunta, a menos que sea cierto y por ello te altera tanto*

Me dejaste parado allí, tus pasos largos y elegantes se alejaban... quería que lo negarás, pero no lo hiciste.

A menudo encontraba tu mirada, sabía que me veías, yo también te veía.

Muchas veces te vi siendo castigado por los maestros, y sabía que aquellos castigos solo eran por que estabas a mi lado en las tonterías que yo hacía.

*¡¿Quieres ser expulsado?!* -nisiquiera respondiste, tu solemne impresión se mantuvo, aún me veías.

*¿Acaso no lo has notado?* -dijo Xichen una noche mientras me detenía de intervenir en la paliza que tu tío te daba por mi culpa - *¿Por qué haría esto si él no te...

De la nada me metí en tu vida, te vi y di por sentado lo que quería, te quería a tí, solo que no entendía como.

De esa noche en la fiesta de piscina de mi hermana aun recuerdo tu mirada, Yao estaba tomando una cerveza a mi lado, y volví a verte, sabía que lo hacía de más, te molestaba de más, y tu hermano dijo...

Wanji... ¿realmente me amas?

Recuerdo cuando caminaste hacia mí,  sonreí picaramente, aunque por dentro mi ser entero temblaba, sabía que eras malo para beber, aun así te obligue a hacerlo, dentro de la locura del alcohol, música y baile, nadie nos notó, los besos tras una oscura pared nadie más que tú y yo los sabíamos.

*Siempre estaba mirándote* -comenté.

Guardaste silencio un momento, me miraste.

*Yo te vi primero* -y tu voz no fue más allá de esas cuatro palabras esa noche.

La Historia de Un Suicidio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora