Mi amado Wei Wu Xian.

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No escucho lo que dicen, hablan y hablan y nada me parece entendible.

Mi hermano esta aquí, ha hecho todo prácticamente, yo estoy abrumado, como muerto y sin entender nada... la última noche todo había estado muy bien... y ahora... estoy en su funeral.

La doctora me llamó a primera hora, dijo que vendría de inmediato. He hablado con ella mucho tiempo, todo lo que sentía se lo comunique. Como sentía que mi pobre Wei Yin estaba sufriendo, que ya no era el mismo, que estaba mal algo, que todo era un martirio para él desde que nos casamos.

Ella logró la orden de alejamiento junto con el abogado que me recomendaron. Jian Cheng, tambien apoyo para recuperar la custodia de mi hijo, básicamente fueron los únicos que no se vendieron al dinero e influencias de mi tío.

Pero aún con todo lo que peleamos... él ya no está aquí.

El camino largo que recorrimos comenzó a perforarse en cuanto me di cuenta que Wei Yin habia leído esa carta... supe en ese momento que nada estaría bien.

La primera vez que lo intento también me di cuenta que él nisiquiera sabía que lo hacía, olvidaba cosas, luego lugares y por el final personas.

No reconocía a nadie más que a mi.

Jian Cheng venía muchas veces para quedarse con él, luego Lan Si Zhui, nuestro hijo fue el que mas estuvo allí, incansable, sin importar su propia salud, él mismo se ofreció, y cada que yo regresaba del trabajo me quedaba totalmente a su lado.

Él realmente parecía vacio, como si algo faltará, cada que volvíamos con los médicos era reiniciar las cosas. La doctora dijo que era como si el olvidar todo lo protegiera... pero yo sabía que no era así. Podria olvidar las personas, las cosas, pero no el dolor, y a veces incluso parecía que no entendí absolutamente nada de lo que pasaba.

Hace algún tiempo que  sentía que él ya no estaba aquí.

-¿Vamos a ir a dejar las cenizas a su bosque favorito? -hubo una pausa en esa voz, extensa... sé que le escucho, pero a la vez no.

Los días son tan monótonos, y yo ya no sé ni que soy.

Estoy viendolo caminar por casa todos los días.

Escucho su risa en las habitaciones, también su llanto.

Lo sorprendo cocinando cuando vuelvo del trabajo, y cuando me voy escucho sus pasos apresurados para despedirme.

A veces no puedo evitar sentir su aroma, la sensación de su cabello cayendo sobre mi rostro para robarme un beso...

Me está quemando algo muy profundo en el pecho... yo ya no sé que hacer...

La Historia de Un Suicidio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora