En cuanto tu hermano volvio te encerraste en el baño... sé que hay algo mal... tu actitud no es normal.
-¡Lan Zhan abre la puerta! Esta no es la respuesta.
-Esta es la respuesta para mi...
-Por favor Lan Zhan... piensa en tu hijo...
-Él estará bien... yo ya no puedo estar bien si no tengo a Wei Ying.
Sus gritos me confunden... hay algo que mi cabeza no entiende...
-Lan Zhan te lo suplico... no hagas esto... podemos arreglarlo...
-Es tarde, ya lo hice... en unos minutos seré libre.
Tu hermano grito y golpeó la puerta como desquiciado, ahora entiendo por qué movias los muebles, no querías que nadie entrará. Ahora todo tiene sentido.
Lan Xi Chen parecía hablar con alguien por teléfono, su voz sonaba extraña, angustiada y ahogada...
De pontro el sonido de sirenas lo inundó todo... hasta que la puerta del baño se abrió.
-¿Wei Yin?
Cuando voltee mi vista te divise, tan guapo como nunca.
Los gritos de La Xi Cheng inundan el pasillo, traspasan la puerta, y llegan hasta mi.
-¿De verdad eres tú? -preguntaste-¿No estoy alucinando?
Me emocione tanto por que esta vez no me evitaste no sabía que decir, solo reí como un loco feliz. Corrí a tus brazos y te apreté fuerte.
-Sí, soy yo, no es una alucinación... soy yo Lan Zhan...
-Mi amor... ¿Eres tú?
Las lágrimas se agolpan en tus ojos, parece que estás sin saber cómo responder... así que te bese.
Te bese como nunca, tome tu rostro entre mis manos y disfrute cada segundo, el sonido entero se me desvaneció, la sirena de la ambulancia en el fondo... los gritos de tu hermano, los golpes estrepitosos en la puerta. Todo era nada mientras me sumergia en tu besos.
Tome tus manos entre las mías y las bese, estabas allí parado sin poderlo creer.
-Siempre estuviste aquí... la doctora dijo que yo estaba alucinando, pero no... estabas aquí conmigo.
-Nunca te abandonaría.
-Vamos a ser felices ahora si.
Mi corazón parece llenarse como nunca... si hay algo a lo que pueda llamar felicidad, sería a este momento...
En el fondo escuche como rompían la puerta, caminamos hacia la sala de estar, sonreímos como dos tontos...
-Estas... aquí...
-Y tú también...
-Ya podemos ser felices... nada más nos lastimara.
-Este es el mejor momento que puedo tener... te amo.
-Yo también te amo.
Nos sentamos en el piso, vimos por la ventana el atardecer, alguien gritaba tu nombre y lloraba en algún lugar, pero todo parecía perderse cuando te miraba a los ojos.
-Estoy agradecido de tenerte Lan Zhan.
-Nunca más volveremos a separarnos, lo prometo... te amo...
-Te amo.
Fin.
ESTÁS LEYENDO
La Historia de Un Suicidio.
RandomWei Ying narra día a día cada suceso que pasa antes, durante y después del suicidio que cambio su vida, incluyendo sus remordimientos.