十九

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A medida que avanza la noche y se levanta el día, creo que he dado más de mil vueltas en la cama. No puedo asegurar una u otra cosa, pero si el bebé fuese de Shin-chan, los resultados no saldrían tan pronto. Ni siquiera tendría los síntomas aún, pero ya tengo las nauseas.

Me levanto rápido y voy corriendo al baño a donar mi contenido estomacal al dios de porcelana que recibe mi ofrenda. Mi madre está en la puerta cuando salgo luego de refrescar mi boca y rostro. Su expresión parece estar entre la preocupación y el miedo. Yo le doy una sonrisa, intentando tranquilizarla, pero ella ve rápidamente a través de mi.

Estoy tan asustado por esto, que creo que podría vomitar. Me río de mi propia broma, lo que hace que mi madre me mire como si me estuviese volviendo loco. Lo que puede estar sucediendo.

—Creo que no estás en condiciones de ir al instituto —, dice mi padre, sentado en el sofá y dándome una mirada desde un lado de mi madre.

—Estoy bien —, le digo inclinándome hacia el lado para que pueda darme una buena mirada.

Él me mira serio, con ojo crítico. Al igual que ella. Yo miro entre uno y otro, pero ellos no me dejarán dar un paso afuera de la casa si no puedo comer el desayuno al menos. Así que, ruedo mis ojos y voy a mi habitación, me pongo mi uniforme y arreglo mi bolso antes de volver a la sala de estar y me siento en una silla frente a la mesa. Cruzo mis manos mientras mi madre me mira de reojo.

Tomo mi taza de té, llenándola hasta el borde, y le doy un par de sorbos antes de coger una tostada y comérmela con huevos estrellados y salchichas. Además, cojo una manzana y le doy un mordisco al terminar. Tengo el estómago revuelto, pero intento disimular lo mejor que puedo. Mi padre da un largo suspiro y sacude la cabeza.

—Está bien. Irás al instituto, tendrás tus clases e irás a hablar con el entrenador y el capitán del equipo —, dice él. Toma un trago de café y le da un par de bocados a su desayuno antes de seguir hablando —. Le dirás al entrenador y al capitán la verdad, por lo que tendrás que dejar el equipo indefinidamente.

—Pero... se supone que iré con el doctor hoy. Él... podrá arreglar el problema, ¿no? —. Miro a mi madre, intercambiar una mirada con mi padre.

—¿Qué problema? —Pregunta mi hermana del medio.

—¿Estás enfermo? —Pregunta la mayor.

—¿Por qué no nos han dicho nada de esto? —Pregunta la menor.

—Ustedes no necesitan saber nada de esto... por ahora —, dice mi madre, levantando la mano cuando iban a comenzar la discusión.

—Creo que tenemos el derecho a saber —, dice la mayor, razonablemente —. Estamos preocupadas también.

—Lo sabrán cuando sea necesario —, dice mi padre dando por terminado el asunto —. Irás con tu madre al doctor cuando finalice el instituto, por lo que tendrás que hablar con ellos en alguno de los recesos.

—Pero... no creo que sea necesario renunciar al equipo —, le digo —. Tal vez si tenga que tomarme unos días, puede que hasta una semana, pero no creo que tenga que renunciar al equipo.

—Lo entenderás cuando vayas al doctor —, dice mi madre tomando mi mano con la suya.

Yo miro de uno a la otra, pero no entiendo de qué hablan. Suspiro, resignado. Ellos creen saberlo todo, pero en realidad no lo saben, Puede que todo esté en mi cabeza y no haya de qué preocuparse en realidad.

Al terminar, me levanto rápidamente y tomo mi bolso antes de salir corriendo de casa. En la puerta miro a mi alrededor, buscando a Shin-chan, pero agacho la cabeza cuando me doy cuenta de que él no está por aquí esperándome como ayer.

Cometí un error, otra vez. Shin-chan es tsundere, por lo que no reconocerá en realidad lo que siente, a menos que lo presione, lo que puede llevar a una de dos cosas. Explotará con enojo y dirá cosas que en realidad no siente, o se sentirá aún más frustrado y dirá que todo está bien cuando en realidad solo seguirá guardando sus sentimientos.

Corro hacia el instituto, mirando a mi alrededor cuando estoy cerca, buscándolo entre los estudiantes que se acercan al edificio, pero no lo distingo, por lo que continúo en mi camino hasta llegar al salón, donde me decepciono una vez más al no verlo en su asiento ni cerca del mío.

—¡Takao! —, miro a mi alrededor, con la esperanza de que sea Shin-chan, pero es el capitán Miyaji, que se acerca a mí esquivando a los chicos de cursos inferiores —. Oye, ¿cómo te encuentras? ¿podrás ir a la práctica hoy? Midorima ha estado de peor humor últimamente.

—Eeh —, recuerdo lo que me han dicho mis padres, pero me siento un poco renuente a renunciar al equipo e incluso a decirle al capitán y al entrenador por lo que estoy pasando —, aún me encuentro bastante enfermo. Hoy tengo una cita con el doctor al terminar el instituto, por lo que no podré ir a la práctica —. Miro una vez más a mi alrededor, aún con la esperanza de ver a Shin-chan acercarse al salón, pero me decepciono una vez más al no verlo. Doy un largo suspiro y miro al capitán a los ojos —. ¿Tiene un minuto, capitán Miyaji?

Él se ve sorprendido por un momento, pero asiente con curiosidad al segundo —Claro.

—Necesito hablar con usted y el entrenador —, digo. Él me mira con curiosidad y yo aprovecho el momento para alejarme por los pasillos hasta el salón de profesores.

El capitán me sigue en silencio, dándome miradas de reojo y cuando estamos a unos metros se detiene por completo, dándome una larga mirada de la cabeza hasta los pies.

Yo lo miro un momento y me encojo de hombros cuando él abre los labios para decir algo, interrumpiendo sus palabras al abrir la puerta.

» Con su permiso —, digo en voz alta, buscando al entrenador en su escritorio. El entrenador levanta la mirada de sus papeles y mira hacia la puerta, levanta una mano y nos hace señas para acercarnos. Yo froto mis manos en mi pantalón para ocultar el sudor en ellas.

—Takao, me alegro de verte —, dice el entrenador —, ya me tenías preocupado, hace mucho que no te vemos.

—En realidad, no ha pasado tanto tiempo —, le digo, pero el entrenador sacude su cabeza con una sonrisa.

—Ha parecido demasiado tiempo. Midorima ha estado muy irritado últimamente —. El entrenador ordena sus papeles en su escritorio, y me mira cuando permanezco en silencio por mucho tiempo —. ¿Qué ocurre? Las clases comenzarán en un minuto.

—Estoy embarazado —, digo en voz baja sin pensarlo por más tiempo. Me llevo mi mano a mi boca y comienzo a masticar las uñas de mis dedos, mirando del entrenador al capitán y luego de vuelta.

Ellos me miran, luego a mi barriga y luego entre ellos. Me siento como cuando veía a mis padres hacer lo mismo esta mañana.

—Supongo que vienes a retirarte del equipo entonces —, dice el entrenador al salir de su estupor y dejando salir un suspiro largo y cansado.

—¿Era necesario que yo estuviera aquí para esto? No quería saberlo —, el capitán Miyaji se pasa la mano por el cabello y luego la pone sobre mi cabeza y la sacude, revolviendo mi peinado —. Creo que por eso Midorima ha estado tan extraño.

—Quiero creer que es eso —, dice el entrenador —. No te sobre esfuerces. Puedes seguir viniendo a verlos jugar y a la práctica, pero ya no podrás participar, sería muy arriesgado.

—Muchasgracias —. Les digo a ambos y hago una reverencia antes de salir corriendo endirección a los baños. Llego justo a tiempo para devolver el desayuno cuandosuena el timbre de inicio de clase.

Midotaka - Chokusetsu Ie (Kiseki no Sedai: Daini no Sedai #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora