Capítulo 23 "Problemas"

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De pronto un estruendo se escucha en el Club, Zee lleva una mano a su rostro, los ojos abiertos por completo y la incredulidad en su mirada, Saint había sentido como la lengua del otro invadía hace un momento su cavidad oral y por un momento se dejó llevar, hasta que, volviendo a la cordura ardió en cólera y dio una bofetada a Zee.

Caminó indignado hacia su oficina, cerró la puerta tras de sí y se apoyó en ella, se tocó sus labios y los relamió, su corazón latía a mil por hora, su respiración agitada lo tenía confundido.

Saint: ¡¿Qué mierda se cree?!

Sus piernas temblaban mientras se dirigía hasta su asiento, intentó respirar, pero nada calmaba su ansiedad, caminó hasta su mini bar privado y se sirvió aquel líquido que le haría olvidar lo ocurrido, sintió el whisky quemar sus entrañas y suspiró.

De pronto la puerta se abrió lentamente, y su mirada fulminó a aquel que lo había seguido.

Saint: ¡Sal de aquí maldita sea! ¡déjame solo!

Zee: Tenemos que hablar – dijo caminando lentamente hasta él.

En un arranque de enojo Saint le lanzó el vaso sin alcohol por la cabeza, con la suerte que Zee se agachó y dio con la puerta rompiéndose en pedazos.

Zee: ¿Te puedes calmar?

Saint: ¡No! ¿Cómo quieres que me calme si me besaste? ¡Maldito bastardo!

Zee se acercó quedando frente a éste, pero unos brazos lo detuvieron.

Zee: Por favor, no hagas esto...

Saint: ¡Lárgate!

Pero Zee no se dio por vencido, lo tomó de las manos de forma salvaje y lo redujo, llevó sus manos hasta su espalda quedando frente a frente, no existía ya distancia entre ellos, ambos sintieron sus corazones latir fuertemente, sus respiraciones aceleradas.

Zee: Dime que no te gustó, ¡Dímelo!

Y sus labios rozaban los del otro mientras le hablaba, sintió como Saint temblaba bajo sus brazos y simplemente lo volvió a besar, esta vez de forma intensa, necesitada, hambriento de tenerlo, poseerlo y dominarlo, lo agarró de la nuca e hizo más intenso el beso.

Las manos de Saint se posaron sobre su pecho y lentamente comenzó a acariciarlo como si fuera un gatito ronroneando, se deshizo en esos cálidos brazos.

Zee: Eres un salvaje, pero yo te voy a dominar gatito.

Saint: ¡Imbécil! ¡Que me sueltes!

Zee: No lo haré, te haré mío hasta que me supliques que te la meta tan profundo que te dejaré sin caminar por días, pedirás por mí cada noche, cada puto día, seré el dueño de tus sueños...y amo de todas tus fantasías.

Sin más lo tomó y lamió desde el cuello hasta la oreja, Saint, quien seguía rodeado por esos brazos que lo hacían vibrar, se sentía tan salvaje y obsceno, aunque no se atrevía a admitirlo, Zee tenía razón. Soltó un gemido que le erizó la piel, años teniendo sexo con desconocidos, pero nadie le había hecho sentir como hasta ahora lo hacía Zee. Su paso bajo las manos del Conde hace siglos atrás había sido solo sexo, había sido increíble, pero esto se sentía jodidamente bien, su piel quemaba y sentía que se corría en cualquier momento y ni siquiera lo habían tocado, agradecía estar rodeado por esos brazos, de otra forma se habría caído ante el ardiente Zee.

Al ver la situación Zee decide dar el siguiente paso, con las manos aún en la espalda y sin soltarlo lo toma y arroja en el escritorio, tira todas las cosas al suelo haciendo espacio. Se acerca por la espalda y le susurra al oído.

"Eres mi cielo y mi infierno" 🧛❤🧛♂️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora