◆10◆

984 111 138
                                    

»»——⍟——««

Una voz suave pronunciaba mi nombre, no podía interpretar más allá de eso, se que decía algo más pero por alguna razón no podía entenderlo.

Sentí sus manos tocar mi cuerpo con cuidado, como si tuviera miedo de dañar me. Mi cabeza daba vueltas y apenas si podía ser consciente de lo que sucedía ¿Acaso me volvió a suceder lo de la Sala? Si ese era el caso las chances de mejorar mi salud estaban lejos y peor aún, los problemas que le acusaba a Canadá me ponían en un estado miserable.

—Solo duerme un poco más es lo único que necesitas ahora. —La voz del canadiense era muy suave y de alguna forma me hacía sentir seguro, algo extraño pues desde que entre en esa casa mi Guardia no había bajado.

Simplemente caí dormido en un sueño profundo... Quedando a solas con mis pensamientos, encerrando me en mi mente, el lugar donde más evitó estar.

...

—Arge, Arge, despierta. —Tocó su mejilla limpiando la lagrimas que caían y a la vez se impresionaba por estas. Eran particulares pues caían de un color dorado casi transparente pero lo suficientemente visible para darse cuenta su particularidad.

—Lo siento... —Susurro el albiceleste apoyando su mano por encima del contrario. Estaba avergonzado por todo los problemas que le ocasionó, odiaba ser una carga para los demás y lo evitó por muchos años hasta ahora, simplemente era un sentimiento desagradable para él.

—Esta bien, tranquilo. —musito con voz serena. Sabía por lo que el contrario pasaba pues la ONU se encargó de informarle cada detalle de su estado actual. Así que encontrar al latino desmayado en la bañera no era una gran sorpresa.

—En serio, perdón no quise...

Canadá apoyo su frente en la del sudaco como forma de consuelo, quizás con ese método lograba calmar la angustia ajena... Al menos eso le ayudaba de pequeño.

—Yo decidí cuidarte Argentina, sabía cómo estabas así que no te avergüences. —se llevó una sorpresa al sentir como el latino lo abrazaba con fuerza, no esperaba esa acción pero de igual forma correspondió.

—Gracias...

Canadá simplemente sonrió y colocó la venda en los ojos ajenos para luego cargarlo como princesa.

—Admito que fue la primera vez que vestí a alguien, espero que no te moleste el echo de que lo hiciera.

Argentina quedo en silencio sintiendo su cara arder, había olvidado por un momento eso, claramente al desmayarse en la bañera estaba desnudo lo cual indicaba que Canadá lo encontró en ese estado. Escondió su cara en el hombro ajeno haciendo que el más alto soltarse una risa al verlo tan tímido.

—No te preocupes no vi de más. —Obviamente era mentira ya que vio todo y cada parte al secar lo y vestir lo, incluso su tatuaje de estrella en la pelvis algo lo cual le sorprendió.

—Es... Bueno saberlo. —no se lo creyó pero tampoco quería indagar en el tema ya suficiente vergüenza tenía. —Can donde... Donde estamos yendo? —Tardo un poco en darse cuenta de que el canadiense lo cargaba y la duda de no saber en donde estaban yendo no lo dejaba tranquilo.

—Supuse que tendrías hambre así que decidí llevarte a la cocina, no comiste nada en todo el día y necesitas mejorar.

Al llegar a la sala apoyo a su compañero en el sillón intentando que este quedé cómodo.

—Te cocina re algo, solo espera un poco.

—Esta bien. —Dijo, escuchando como se alejaba.

♣︎Detrás de la venda♧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora