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Argentina mordía su labio al punto de lastimar lo, intentaba mantener una postura tranquila o al menos algo relajada.

No pudo dormir en toda la noche, desde que llegó al hotel donde se hospedería ese día, su corazón no ha parado de latir rápido, incluso sus manos sudaban.

Era absurdo negar que no sentía pánico, todo ese coraje y ese carácter sinvergüenza que solía poseer se había esfumado, ahora lo único que quedaba era sus ganas de matarse o salir corriendo y más al saber que iba en camino a la gran reunión que ONU organizó.

-¿Cuánto falta? -pregunto el albiceleste con un notorio nerviosismo en su voz.

-Ya estamos cerca mi señor. -contesto su chófer, notando por el retrovisor como su jefe comenzaba a lastimar sus manos con sus uñas que se clavaban en su piel. -Mi señor, quédese tranquilo, todo saldrá bien, quizás no entienda  lo que sucede en su vida pero cualquier cosa puede superarlo como el país fuerte que es.

Lo Intentaba consolarla o al menos darle un poco de paz. No era la primera vez que se lastimaba de esa forma por los nervios, incluso llegó a casi sacarse una uña de su dedo.

-Gracias Fernando, aun así no puedo tranquilizarme, es difícil volver luego de tanto tiempo. -A ese punto ya estaba cansado y el estrés lo mataba de a poco, quizás exageraba la situación y tal vez pasaría de ser Percibido su presencia, en lo mejor de los casos esperaba que sea así.

-Llegamos Jefe, déjeme ayudarlo a bajar. -estacionó el auto en frente del Gran edición, abriendo la puerta de los asientos traseros  para ayudar a su país  a bajar con cuidado.

-Sos el mejor, tengo suerte de tener buenos empleados. -sonrió agradecido mientras caminaba a la par de su chófer quien lo guiaba hasta la puerta donde se llevaría a cabo la reunión.

-Y Yo a usted de jefe. -palmeo de forma amigable la espalda del Argentino, quería darle fuerzas ya que ahí es donde se separaban dejando a la ONU a cargo de su país. -Suerte.

Escucho los pasos de su empleado alejarse sintiendo como su pulso se aceleraba, no podía creer que estaba ahí, a un paso de escuchar a los demás países luego de seis largos años ¿Que dirían? Qué pasaría si Chile lo ve? ¿Aún lo odia? Eran muchas preguntas destructivas que pasaban por su mente las cuales se detuvieron al sentir una mano en su hombro.

-Argentina, me alegro que asistieras.

Un suspiro profundo salió del más bajo, de alguna forma escuchar a la ONU lo tranquilizó.

-No tenía opción, fue claro en la carta... Aunque no quería venir. -admito con sinceridad el sudaco, no quería estar en ese lugar, pero sabía los problemas que le causaría la Organización si no se presentaba.

-Lo se, pero debía integrarte de nuevo, ese es mi trabajo. -sin más tomó la mano del contrario  sintiendo como esta temblaba soltando una pequeña risa enternecido, nunca espero ver a uno de los países más rebeldes de esa forma vulnerable, sin duda debía cuidarlo.

-De que se ríe? Quizás si me lo dice nos reímos juntos. -Se sentía como un niño pequeño, nunca en su vida pensó estar así con el que antes lo odiaba por su conducta rebelde.

-Nada, no es sobre ti, descuida.

luego de eso decidió llevar al latino en su asiento viendo como los pocos países que llegaron un poco más temprano los miraban, sin duda debía asignar un compañero responsable que cuide del albiceleste, cosa que sería difícil... o quizás no.

-bien Argentina, acá esta tu asiento, deje todo preparado, cualquier problema levanta la mano y te ayudaré.

-Gracias ONU intentaré no darte problemas.

♣︎Detrás de la venda♧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora