Au!moderno
Pareja: Obirin (Obito Fem)
Aclaración: Obito se llama RegamiRegami Uchiha, una chica de 15 años de edad, estaba sentada en el marco de su ventana. Era de noche, y la luna, en el centro del oscuro cielo, estaba brillando con entusiasmo y unos diamantes perfilados lo acompañaban en su gloria.
Ya habían pasado dos años desde que murió Rin Nohara, su mejor amiga de la infancia y el amor de su vida. Con tan sólo pensar en ella, su corazón aún bombeaba con destreza al recordar su esbelta figura.
Ella tenía una enfermedad muy grave que colapsó su corazón de un día para otro; pero, su último día en este mundo, fue inolvidable y sublime de recordar.
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Se acercaba el día del baile escolar de la escuela antes de que eligieran lo que estudiar. Y la Uchiha pensaba en invitar a la Nohara al baile, pero le daba miedo recibir un cortante "No." o un doloroso "Ya alguien me invitó, lo siento.", que quebraría su corazón en pedazos.
Así que pensó en pedirle ayuda a su maestra de química: Mizuko Namikaze. La única Namikaze en la ciudad.
Ya era hora del recreo, así que podía hablarle con más facilidad que en clase, ya que, en medio de una explicación, no se iba a poner a hablar sobre sus problemas amorosos y de sus inseguridades con Mizuko, la maestra que mejor le caía junto a la pareja de ésta.
Empezó a caminar hacia la aula de química, la cual tenía el piso a cuadros, de color blanco, y paredes donde la mayoría era de un blanco navideño y el resto de ladrillos. Una fina línea rojo vino separaba ambas partes. Había una gran pizarra verde con apuntes puestos en ésta, junto a un par de estanterías, y el escritorio del profesorado estaba en la esquina opuesta a la pizarra, donde se encontraba sentada, con sus gafas beige puestas, la profesora de química.
–Mizuko-sensei –llamó la Uchiha, moviendo sus zapatos insegura y mirando al piso como si fuera lo más hermoso del mundo. Qué belleza de suelo–, Quería hacerle una pregunta sobre... sobre algo que me mantiene insegura desde hace tiempo –farfulló con nerviosismo.
–¿Qué clase de preguntá? –cuestionó la rubia suavemente, quitándose momentáneamente sus gafas y mirando a su alumna con cariño grabado.
Regami levantó la cabeza de manera repentina y casi sorprendiendo a su maestra. La miró con fuego destellando su mirada. Y olvidando las inseguridades que le carcomían la cabeza con las peores posibilidades, le preguntó con voz inocua y moderada: