Capítulo 1

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Steph

Los rayos del sol y el viento chocan con mi rostro, la mano de mi padre cubre la mía y aun así mis manos se sienten realmente frías, el fabuloso frio del otoño abraza mi cuerpo a pesar de traer un pants, tenis y una hoddie que logra taparme hasta los muslos y más allá de mis brazos.

    —Tranquila, todo estará bien—a pesar de las palabras de mi padre, mi ánimo no mejoraba <<A LA MIERDA TODO>>

    —Papi iré a comprar un café, ¿quieres algo? —Steph

Los rayos del sol y el viento chocan con mi rostro, la mano de mi padre cubre la mía y aun así mis manos se sienten realmente frías, el fabuloso frio del otoño abraza mi cuerpo a pesar de traer un pants, tenis y una hoddie que logra taparme hasta los muslos y más allá de mis brazos.

    —Tranquila, todo estará bien—a pesar de las palabras de mi padre, mi ánimo no mejoraba <<A LA MIERDA TODO>>

    —Papi iré a comprar un café, ¿quieres algo? —

De verdad tengo que alejarme de él, sus nervios me los está contagiando y eso no me ayudara mucho en mi nueva etapa.

    —No cielo...bueno si, tráeme un brownie con doble chocolate y si tienen con relleno de Nutella mejor y, un cappuccino con extra espuma y doble crema batida, por favor— la sonrisa infantil de mi padre me reconfortaba demasiado, el no tener a mi madre desde hace muchos años causaba que la conexión con mi padre sea mucho más fuerte que con la de cualquier otra persona.

    —A la orden, y no tardo, o quizá perdemos el vuelo— le regale una sonrisa a mi padre antes de perderme entre los pasillos y gente del aeropuerto.

Una vida nueva, adiós lastimas, adiós amigos falsos, adiós gente hipócrita, para ser sincera, lo que más me emociona de esta nueva etapa en mi vida, es que puedo ser yo, nadie debe sentir lastima por mí, la mejor parte es que podre deshacerme de mi constante depresión.

La sensación de lograr desaparecer mi espantosa enfermedad o mejor conocida como FIP (Fibrosis pulmonar idiopática), ayuda, pues esa cosa que habita en mi es la principal causante de todos mis problemas; sin embargo, no la culpo del todo, pues mi madre decidido alejase de mi o como muchos lo dicen "abandonarme" por mi enfermedad, en lugar de quedarse y, no la culpo es un caso muy raro el que tengo, comúnmente las personas que son diagnosticadas con esta deficiencia mueren en un muy corto tiempo.

    —Buenas noches, ¿Qué va a llevar? 

una chica de unos preciosos ojos verdes y una sonrisa radiante me recibía en la pequeña cafetería del aeropuerto.

    —Buenas noches, quiero dos capuchinos con doble espuma y crema batida y, ¿tienes brownies? 

    —Claro, tenemos con relleno de Nutella y con cubierta de nuez.

    —Dame un par con relleno de Nutella, por favor.

le dedique una sonrisa y, aquellos ojos y sonrisa llenos de vida provocaban que mi ánimo subiera un poco más, quizá en esta nueva ciudad lograría tener la misma felicidad.

    — ¿A nombre de quien será? —

    —Steph.

    —Claro linda, te entrego al final del mostrador. — una sonrisa más apareció en el rostro de la chica mientras me entregaba el pedido y, ahora estoy segura de que algo bueno me espera justo cuando ponga un pie en el avión.

    —Que tengas un buen viaje y recuerda que el avión solo es lo que te transportara a tus más grandes aventuras.

    —Hasta luego, hum— dije esperando que respondiera con su nombre acompañada de una de sus tan características sonrisas.

    —Gloria. — Las palabras de la chica, le inyectaban aún más emoción y alegría a mi cuerpo

    —Gloria, espero vernos pronto. — dije saliendo de aquella tienda

Minnesota, después de todo las cosas comenzaban a pintar mejor.

. . .

    —Pasajeros del vuelo 575, con destino a Minnesota favor de abordar el avión.

Ese era el llamado para la mejor etapa de mi vida, o al menos es lo que deseaba, me estaba despidiendo de la maravillosa ciudad que era Los Ángeles, y justo ahora estaba decidida a que vendría algo mucho mejor para mí.

    — ¿Lista? 

    —Lista papá.

Y claro que lo estoy, preparada para recibir mi nueva vida, después de tanto, tenía una oportunidad para ser una nueva Steph.

Andrew

    —No Kevin, no quiero salir, ahí estará Tina y sus amigas, y no tengo ganas de verla esta noche.

Mi día no había sido el mejor y el encontrarme con mi ex novia lo empeoraría, así que estar en mi casa viendo películas con mi hermana era una mejor opción.

    —Bien si eso quieres no te molestare, pero recuerda que estas a punto de irte a la universidad y créeme que extrañaras esto.

Los intentos de mi mejor amigo me quitaban aún más las ganas de salir.

    —Y por la misma razón, quiero estar con mi hermana, además mañana la acompañare a comprar ropa y quiere que estemos listos temprano.

Mis excusas sí que sonaban tontas y, ahora sí que necesitaría cumplir con acompañar a mi hermana, ya que me estaba observando mientras hablo.

    —Te dejo, mi hermana me está esperando. — no deje que mi amigo me respondiera y solo colgué, ahora esperaría lo que mi hermana tenía para mí.

    —Así que ¿mañana me acompañaras? — los brillantes ojos de mi hermana me convencieron totalmente de que esta era la mejor decisión.

Desde que éramos pequeños, yo soy consciente que mi deber como hermano mayor es cuidarla, amarla y ser ese escalón que la ayude a llegar a la cima.

    —Claro que sí. No tengo ningún problema y no tengo ganas de salir con mis amigos.

    —¿Por Tina? — La molestia de mi hermana tras pronunciar el nombre de mi ex novia era evidente.

    —Sí, yo sé que ya pasaron meses, pero ha sido muy molesto que aún me busque a pesar de que ya tiene novio. — las palabras que salían de mis labios eran las más reales y honestas que tenia

    —Lo sé, es una maldita loca, yo siempre te lo dije, pero...la hermana menor es nada experta en esas cosas del amor.

    —Perdón, lo único que me queda decir es que lo siento y que tenías razón.

    —Lo puedes repetir por favor, quiero grabarlo y tenerlo por toda la eternidad guardado.

    —Graciosa. — la palabra que basto para que mi hermana estallara en risas, ese momento lo quería conservar por siempre.

En el último año las cosas en mi familia no estaban bien, mis padres viajaban por negocios al menos seis veces a la semana. Sin embargo, ya nos habíamos acostumbrado, pero indicaba que tenía una responsabilidad aún mayor y claro que me esforzaba por serlo, motivo por el que ahora me encontraba en casa, viendo películas de romance con mi hermana, en lugar de embriagarme hasta perder la consciencia en la casa de algún desconocido. <<Eso sería divertido>>

los pensamientos de niño estúpido a veces invadían mi mente y en ocasiones lo podía arruinar todo


La última semanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora