Andrew
—Stefanie, voy al gimnasio y vengo por ti para ir a hacer el súper y comprar tu vestido. — avisé a mi hermana detrás de la puerta de su habitación, al no recibir respuesta le escribí un mensaje de texto antes de salir de casa.
Siete de la mañana, el sol apenas está puesto, las aves comienzan a escucharse entre los enormes y ahora deshojados árboles y, una parte de mi dice que es mejor llegar al gimnasio a pie en lugar de utilizar el auto; sin embargo, el aire helado del otoño me convence que es mejor ir en el auto.
El camino resultaba bastante tranquilo, los rayos del sol apenas cubrían parte del camino, las hojas de los árboles cayendo sobre todo el asfalto transformando el color gris a un café, la escarcha que cubría el pasto transformándose en agua y mi parte favorita, el arroyo en total tranquilidad. Mi canción favorita de fondo y eso era todo lo que estaba bien para el inicio de un maravilloso día.
Unos kilómetros más y estaría llegando a mi destino; sin embargo, unos rostros completamente desconocidos llamaron mi total atención.
Una chica con una hoddie bastante larga color azul, un pants gris se encontraba ahí, abrazando a un hombre que al menos le doblaba la edad <<que pervertido, o que interesada>> mis pensamientos estúpidos, me hicieron reír al instante <<no seas metiche, Andrew>> pensé al darme cuenta que estaba juzgando a personas que no conocía; también noté que era raro ver gente nueva, pues en mi vecindario no es común ver mudanzas; sin embargo, me agradaba saber que tendríamos nuevos vecinos.
Steph
La locura iniciaba, el vuelo había estado bien y tranquilo, con algunas turbulencias en el viaje, pero pude descansar.
Minnesota me recibía con su mejor cara y, ese lago tan precioso que se encontraba cerca de mi nueva casa llamo mi total atención, justo ahora puedo decir que es mi lugar favorito de mi nuevo vecindario.
La sonrisa de mi padre se agrandaba más y más con forme pasábamos las casas, y una de sus miradas basto para darme cuenta que justo enfrente de mi se encontraba la enorme casa, la misma que solo veía por fotos, la enorme casa que pensaba solo vería en mis sueños, estaba aquí.
—Es maravillosa.— mis palabras no mostraban lo emocionada que me encontraba, pero justo ahora tenía un bloqueo emocional y no podía expresar cuanto me encantaba lo que estaba viendo.
—Me alegra que te guste, si te soy honesto, no sabría si te gustaría. — la honestidad de mi padre a veces me hacía sentir bastante mal conmigo misma, pues tenía mucho tiempo que no agradecía lo que hacía por mí.
—¿Bromeas? Este lugar es magnífico, gracias, papá.— le dediqué una cálida sonrisa y, él me envolvió en un abrazo mientras depositaba un beso en mi cabeza el cual agradecí, pues ahora entendía que solo éramos él y yo.
—Sabes, ya no te abrazare así en la calle, el chico del auto nos miró raro.— la risa contagiosa de mi padre entro por mis oídos y mi risa ahora acompañaba la suya.
. . .
Maletas y cajas adornaban la bonita casa, los muebles aún se encontraban con sabanas encima, las mismas que hacían juego con las paredes.
Mi obsesión con el orden no me dejaba estar tranquila con tanto que hacer en este lugar. Así que me coloqué mis auriculares y comencé por la enorme sala, sacando cosas de las cajas y poniéndolos en su lugar, quitando polvo, barriendo y tropezando con más cajas. <<será un día muy largo de limpieza>>
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La última semana
RomanceDos personas destinadas a estar juntos sin importar nada, dos almas que estarán juntas aunque la muerte las separe. ¿Estarán preparados para lo que el destino les tiene? La última semana.