capítulo 4

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Andrew.

No lograba entender que es lo que acababa de hacer, ni siquiera sé cómo me atreví a decirle al padre de Steph que le entregara esas flores, tampoco sé cuánto tiempo estuvimos ahí afuera de esa casa esperando no equivocarnos, y un hombre furioso saliera a perseguirnos por cortejar a su esposa.

    —Ella te gusta.— dijo mi hermana, más como una pregunta, afirmaba lo que decía.

    —¿Qué? 

    —¿Te gusta Steph? — la curiosidad de mi hermana, me ponía realmente nervioso.

    —Me parece linda, y creo que nos toca darle un buen recibimiento como natales de Minnesota, además solo nos conoce a nosotros, es nuestra misión.— dije sonriendo victorioso, pero no lograba convencer a mi hermana.

Pero si soy honesto, no la conozco lo suficiente como para decir que en verdad me gusta, podría ser una psicópata y no planeo enamorarme de una <<a menos que tenga la sonrisa y los ojos de Steph>>

Mis pensamientos comenzaban a asustarme, no entiendo cómo es que ella hizo para meterse en ellos con solo unos minutos.

    —Bueno hermanito, tienes quince minutos para arreglarte y subí al último piso, no creo que quieras subir con ropa de gimnasio.— me limite a asentir a mi hermana y sonreír como un niño tonto.

    —Ve a darle una buena bienvenida a Minnesota.

    —Ya entendí, pero solo quiero ser su amigo, así como tú, que ya se siguen en todas sus redes y se envían memes.— sonreí arrastrando a mi hermana lejos para poder cambiarme.

    —¿Cómo lo sabes? — el entrecejo de mi hermana mostraba su confusión.

    —No sabía, pero tú me lo acabas de decir, así que ahora sal de mi habitación que tengo que ir arriba en cinco.— Cerré la puerta de mi habitación aun con una sonrisa en el rostro.

Lo que sea que me está pasando, no logro comprenderlo al cien, pero me gustaba, me gustaba no tener el control, y a su vez me asustaba mucho.

No deseo ilusionarme, tengo solo unas horas de conocerla. Sin embargo, siento como si fueran años los que llevo de conocerla.

Su sonrisa y los hoyuelos que se le marcan en las mejillas eran lo único que podía ver cuando cerraba los ojos y no tenía duda que aquella chica cambiara mi vida.

Steph.

La emoción dominaba mi cuerpo, los nervios y curiosidad estaban ahí.

<< ¿Por qué quiere verme?>>.

Suelo ser muy ingenua, y por lo mismo sé que debo cuidarme de cualquier situación

<<solo está siendo amable>> buscaba convencerme de que no había atracción en esta situación.

<<además solo tengo horas de conocerlos>>.

Tome unos jeans negros, un suéter azul cielo corto (lo suficiente para que se viera parte de mi abdomen), un gorrito del mismo azul del suéter y una chamarra negra, busque mis converse negros y me vi al menos diez veces en el espejo, no quería verme despampanante, pero si presentable.

Pase un poco de brillo labial a mis labios ya secos, una capa de rímel y un poco de iluminador. Para ser sincera el maquillaje no es mi fuerte, pero logre verme bien para lo que fuera que me esperara en el último piso.

El sonido proveniente de mi teléfono me hizo dar un pequeño brinco

<<debo cambiar ese horrible tono>> me recordé una vez más.

La última semanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora