Capítulo 2

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Narra Stephen

Salgo de la consulta sin poder creer lo que acabo de ver, Samantha cría en su interior una vida, una vida que ambos hemos creado....

Al llegar a casa me quedo mirando a la nada, esa imagen en la pantalla, donde vi a mi hija... 
A pesar de que ya era algo que sabía ahora más que nunca he de cambiar, por Sammy, por mi y sobre todo por nuestra hija.
No va a ser nada fácil que Samantha me permita estar a su lado....pero tengo que conseguirlo.

Narra Samantha

-Puedo decirte algo? - dice Marcus mirando a la carretera.

- Dime

- Ahora que Stephen se ha enterado... Va a querer estar
ahí, que harás? Al fin y al cabo.... Es su hija....

-Lo sé- suspiro- pero es un delincuente, no quiero que mi hija tenga un padre así...

A Marcus no le falta razón, a pesar de todo Stephen es el padre, tiene tanto derecho a formar parte de la vida de mi hija como yo, pero mi deber como madre es protegerla y dejando que un delincuente esté en su vida no la protejo en absoluto.

Suena el móvil, por supuesto es Stephen....

Stephen: Sammy necesito que hablemos...
Sammy por favor... Déjame ir a verte y hablar contigo te lo suplico

Yo: Te daré 30 minutos ni uno más ni uno menos, a las 5 p.m en el bar de al lado de mi casa.

Stephen: Allí estaré, gracias, de verdad

Suspiro y miro por la ventanilla, empieza a lloviznar, odio el invierno.

-Me acaba de hablar- digo.

-¿Qué te ha dicho?- pregunta mi hermano.

-Me ha pedido vernos para hablar... le he dicho que sí...

-Me parece una decisión bastante madura por tu parte la verdad, al fin y al cabo en quien tienes que pensar no es ti ni en el daño que te ha echo Stephen sino en tu hija y en que necesita tanto a su madre como a su padre.


Narra Stephen

 Son las 5 en punto cuando entro por la puerta de la cafetería y veo en una de las mesas del fondo a Samantha rodeando su cola-cao con las manos.

Me acerco a la barra para hacer mi pedido y voy hacia la mesa.

-Hola-saludo.

Samantha levanta la cabeza saliendo de su ensimismamiento, tiene los cachetes y la punta de la nariz rojos y no puedo evitar esbozar una sonrisa.

-Hola-responde.

Aparece la camarera y me deja mi café encima de la mesa sin dejar de mirarme con una sonrisa y se va.

-¿Cómo estás?- pregunto mientras le doy vueltas a mi café con la cucharilla.

-Creo que no hemos venido a hablar de eso- responde algo cortante.

-En parte si- digo mirando su barriga- no sé por donde empezar la verdad-suspiro.

-Fuiste tú el que quiso vernos, asique tú dirás.

-Samantha... sé que la cagué, muchísimo pero... pero quiero estar la vida de mi hija, de verdad, estoy limpio desde hace 2 meses y he dejado todo tipo de trapicheos.

-¿Por qué motivo debería creerte?- me mira fijamente.

-No puedo decirte ninguno, porque no los tienes, pero por favor dame la oportunidad de demostrártelo y de estar en vuestras vidas... quiero hacer las cosas bien y está vez de verdad, por ti y sobre todo por ella- digo señalando su barriga.

-No sé si de verdad debería confiar en ti Stephen, me hiciste demasiado daño-suspira.

-Lo sé Samantha, créeme que lo sé y me arrepiento cada día que pasa, no te pido que me perdones de repente y mucho menos que lo olvides todo, pero permíteme enseñarte que he cambiado, quiero ser el padre de esa criatura y no sólo por haberla echo. Quiero estar a su lado, verla crecer, darle todo lo que necesita... y a ti también si me dejas.

-No estamos aquí para arreglar nada entre nosotros, estamos para hablar de Kathia y de que aunque no me guste eres su padre y tienes tanto derecho como yo a estar a su lado y ella necesita a su padre...-suspira- vendrás conmigo a las ecografías y demás citas médicas que tenga. Habrá normas por supuesto, nada de cosas ilegales, a la mínima cortaré con todo, avisado quedas- asiento mirándola.

-Gracias Sammy, de verdad, te demostraré que no te equivocas confiando en mí esta vez, te lo prometo.


Narra Samantha

La idea aún no me convence del todo pero Stephen se ve realmente interesado en querer hacer bien las cosas, en cuanto le dije que le dejaría estar con nosotras sus ojos brillaron como nunca los había visto brillar.

-Bien, necesito irme ya a casa- le digo- estoy bastante cansada...

-Está bien- responde- te acompaño.

Asiento y me levanto estirando hacia abajo mi jersey para que no me entre el frío en la barriga y me pongo una bufanda. Nos acercamos a la barra y Stephen paga todo.

-Podría habérmelo pagado yo- le digo.

Él sólo me ignora y espera el cambio. Salimos de la cafetería y caminamos hacia mi casa.

-¿Necesitas algo?- me pregunta.

-Por ahora no, en breves tendremos que empezar a preparar su habitación y sus cosas, ya me han regalado algo de ropa y algunos pañales.

-Po...podría verlo?- pregunta nervioso.

No sé que responderle la verdad, no sé si es la mejor idea dejarlo entrar en mi casa ya el primer día, no quiero que piense que todo va a ser tan fácil.

-Mejor otro día, como te he dicho, estoy muy cansada.

Él asiente como respuesta.

-Tendrás que hacerme una lista de cosas que comprar  porque la verdad no tengo mucha idea de estas cosas...

-Poco a poco, no te preocupes, no pretendo que sepas todo de golpe porque yo tampoco era una experta cuando me enteré de que estaba embarazada- lo animo.

Llegamos a la puerta de mi casa y nos envuelve un silencio algo incómodo, ninguno de los dos sabe que decir.

-Bueno... la semana que viene tengo una cita médica ¿vendrás?- lo miro.

-Claro que iré, recuérdamelo el día anterior y ya- asiente.

-Está bien, nos vemos entonces.

-Hasta luego- se despide.

Entro en casa y escucho a Marcus venir hacia mí.

-¿Qué tal ha ido?- pregunta expectante.

Y de pronto todo se me viene abajo y me echo a llorar desconsoladamente

El chico malo 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora