Capítulo 6

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Me despierto y veo a mi derecha a Stephen. Está sentado en un sillón, delante de él está la cuna de la bebé y él la observa como quien está observando lo más bonito del universo y sin poder evitarlo me sale la risa tonta.

-Hey- me saluda Stephen levantándose rápidamente- ¿cómo estás preciosa?

-Un poco dolorida- sonrío intentando incorporarme un poco.

-Espera, te ayudo- se acerca y pone sus manos debajo de mis brazos para levantarme un poco- ¿mejor?

Asiento como respuesta y miro hacia la cuna, sin hacer falta que mencione palabra Stephen acerca la cuna a la cama y coge a la bebé para ponerla en mis brazos.

-Hola mi amor- la saludo.

Cada vez que la miro es como si un huracán de emociones me atacara y mis ojos se inundan de lágrimas.

-Eres lo más bonito que he visto en mi vida- susurro- ¿todo está bien?- le pregunto a Stephen.

-Todo está perfecto y mañana podréis volver a casa- sonríe.

Entonces la bebé empieza a revolverse y a llorar, veo como Stephen se pone un poco tenso y yo simplemente saco un pecho y le doy de comer y se tranquiliza a la vez que Stephen también.

-Cómo te pongas así de tenso a la mínima vamos a tener un problema- río.

-Yo... es que...- se rasca la nuca.

-¿Le ves cara de Kathia?- le pregunto.

Stephen no parece comprender muy bien la pregunta y se rasca la nuca nervioso mientras supongo que piensa la respuesta.

-No es tan difícil- añado- tú si te la ponen delante, ¿pensarías que se llama Kathia?

-Hombre, pues no sé, tiene cara de bebé, ¿a qué viene eso?-ríe.

-Es que cuando elegí el nombre... me preocupaba que cuando naciera no le viese cara de Kathia, por eso no quise cosas con el nombre bordado.

Stephen se acerca para mirarle la cara.

-Sin duda tiene cara de Kathia- sonríe y yo le devuelvo la sonrisa- ¿y a ti te gusta tu nombre Kathia?

Ella suelta el pecho y echa un pequeño eructo que hace que ambos echemos a reír.

-Creo que eso es que sí- río.



Al día siguiente Stephen no está cuando despierto, me incorporo como puedo y cojo a Kathia que está llorando ya que es su hora de comer. La verdad es que es para lo único que llora y para cambiarle el pañal, aunque al tener que comer cada 2 horas pues el lloro es habitual.

Escucho la puerta abrirse y entra Stephen con una bolsa y la sillita del coche.

-Buenos días- saluda dejando las cosas, se acerca y besa mi frente y la de Kathia-¿qué tal habéis dormido?

-Poco-río- pero bien, ¿hace mucho que te fuiste? no me enteré.

-Hace un par de horas- responde- quería darme una ducha, coger las cosas para que vengáis para casa y ordenar un poco también.

Asiento como respuesta, quito a Kathia del pecho y la hago echar los gases antes de volver a dejarla en la cuna.

-Buenos días- saluda el médico entrando- ¿preparadas para ir a casa?- pregunta con una sonrisa.

El chico malo 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora