Narra Samantha
Suena mi teléfono, Stephen. Hoy tengo cita con mi médico y él me llevará.
-Hola?- respondo al descolgar.
-Estoy fuera- dice Stephen desde el otro lado de la línea.
-Ahora salgo-cuelgo.
Cojo mi bolso comprobando que llevo todo lo necesario y salgo de casa, justo en frente veo a Stephen apoyado en un range rover negro, al levantar la mirada y verme esboza una sonrisa.
-Buenos días- me saluda y me abre la puerta del coche.
-Buenos días- sonrío.
-¿Qué tal te encuentras hoy?- me pregunta subiéndose al asiento del piloto.
-Lo cierto es que tengo algo de náuseas pero he estado peor desde luego.
Me siento bastante incómoda y me dedico a mirar por la ventanilla durante la mayor parte del viaje hacia el hospital mientras escucho como Stephen canturrea y da golpecitos con sus dedos en el volante.
-Al salir podríamos ir a hacer algunas compras...- comenta y yo asiento como respuesta- tu ya compraste algo en este tiempo?
-La verdad es que no tengo nada más que las cosas que me fueron regalando... no tenía claro si quería...quedarme con la bebé- susurro.
-¿Qué? - me mira sorprendido y agacho la cabeza avergonzada.
-¿Podemos hablar de esto luego?- pregunto y ahora quien asiente es él se forma un silencio incómodo.
Por suerte no tardamos mucho más en llegar al hospital , la tensión que hay desde mi comentario es espantosa.
Entramos al hospital y enseguida nos llaman para entrar a consulta, me quito el abrigo y me tumbo en la camilla destapando la barriga y la médica me echa el gel para hacerme la ecografía.
De reojo observo a Stephen que no se pierde ningún movimiento de la doctora y en cuanto la bebé se ve en la pantalla aparece un brillo en sus ojos.
-¿Está todo bien doctora?- pregunta sin levantar la vista de la pantalla.
-Perfectamente, tiene el peso perfecto y ya empieza a colocarse hacia abajo para la salida- sonríe la doctora.
Es demasiado evidente que esta es la primera ecografía a la que acude Stephen y la doctora debe percatarse porque empieza a indicarle donde estan sus manitas, sus piececitos... y él no pierde detalle mientras que yo no puedo evitar sonreír tontamente ya que parece que realmente está interesado.
-Bueno, ya puedes limpiarte la barriga corazón- indica la doctora y asiento cogiendo el trozo de papel que me extiende.
-Deja, yo lo hago- dice Stephen cogiéndome el trozo de papel de la mano y comienza a limpiarme la barriga muy delicadamente.
-Stephen, no tienes que tener tanto cuidado, no es como si estuvieras tocando a la bebé directamente- sonrío.
Él me mira serio y asiente limpiando algo más rápido.
El camino de la consulta al coche Stephen se mantiene en silencio con el ceño fruncido como inmerso en sus pensamientos hasta que subimos al coche y...
-¿Cómo es eso de que se está poniendo hacia abajo para la salida?- me mira- ¿Eso es bueno o malo? ¿Va a salir ya? No nos dará tiempo a hacer nada... ¿Al darse la vuelta nacerá sana? Porque la doctora nos lo suelta así como si nada pero yo no sé, yo no sé nada- bombardea.
-Stephen tranquilo por dios, todo está bien, lo que pasa es que quedan pocas semanas y la bebé se tiene que dar la vuelta poniendo su cabeza hacia abajo para nacer, el problema sería si no lo hiciese- río.
Asiente atento a cada palabra que le digo y mientras nos dirigimos hacia el centro comercial vamos hablando de lo que necesitamos comprar, de lo que necesitaré llevar en una bolsa para el hospital...
Realmente se ve emocionado, mi miedo a que se vaya de nuevo no desaparece pero si se reduce al tamaño de una miga de pan al ver como le brillan los ojos cuando hablamos de la bebé o de algo relacionado con ella.
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El chico malo 2
RomanceNunca me imaginé que conocería al amor de mi vida así... En una cita a ciegas, pero sin duda es lo mejor que me ha pasado en la vida.