𝗼 𝗺 𝗲 𝗴 𝗮 𝘀

𝗰 𝗶 𝗻 𝗰 𝗼

su ceño estaba fruncido en desagrado, podía ver como ben caminaba cojeando en su dirección, mientras como algunos lo señalaban, escuchaba las risas de otros niños y eso lo estaba comenzado a poner de mal humor.

son unos niños

con más razón, alguien debería de decirles que es irrespetuoso.

no dejó que ben avanzará más de lo debido, por ello se acercó y lo tomó entre sus brazos, escuchó como las risas se volvían más fuertes y el cachorro lo miraba apenado.

— dime que es lo que pasa y yo haré lo que sea necesario para cambiarlo. — él asintió, llevó sus manos a las mejillas de su padre.

— caí y me raspe el tobillo practicando, muchos se rieron pero no me importó porque todos se caen. pero llevan mucho tiempo riéndose cada que ven porque no puedo caminar bien, y me duele. la enfermera me limpió y puso una curita, pero los niños de atrás dicen que yo ya no soy un bebé y que no debería de comportarme como uno. — agachó su cabecita, sus manos ahora estaban posadas en los botones de la camisa de su papi abotonando y desabotonando el mismo. — ¿cómo les digo que si lo soy? tengo siete años, se supone que si quiero llorar lo puedo hacer.

— exacto, si quieres llorar, reír o enojarte puedes hacerlo. tú no les hagas caso, apenas eres un niño como para que te quieran meter esas ideas erróneas a en tu cabeza. — besó su nariz y lo llevó hasta el coche. malik había decido esperarlo adentro mientras terminaba de arreglar unos papeles de su universidad.

lo sentó con cuidado, revisó la herida y se dio cuenta que no era tan grave como creía. aunque de igual forma tenía planeado limpiarla una vez que llegarán a casa.

— te amo, papá. — le susurró cuando estuvo en la parte trasera con el cinturón de seguridad puesto.

— también te amo, cachorro. — dejó otro dulce beso.

caminó hasta el asiento de copiloto, zayn apuntó con su dedo su mejilla y liam no pudo evitar reír. se tomó su tiempo, besando repetidas veces su cachete que comenzaba a ponerse rojito por el labial. ben desde atrás reía y susurraba cosas poco entendibles, pero eso no hizo que la burbuja en la cual estaban sumergidos se esfumara.

el omega moreno sabía ponerlo de buen humor, era obvio que lo había notado, su olor a algodón de azúcar comenzaba a ponerse amargo.

— ¿todo bien? — preguntó una vez que estaban de camino a casa.

liam asintió dudoso apretando la mano del contrario entre las suyas.
— ben se raspo en las prácticas, muchos se burlaron de él por ser un bebé. como si mi hijo no pudiera serlo. — refutó arrugando su naricita.

— ben, si ellos vuleven a molestarte me dices e iré hablar con tu maestro. — el niño asintió ante lo dicho por el moreno. — es algo típico de niños burlarse de los demás. cuando yo tenía tu edad muchos se reían porque me gustaba el rosa, también las faldas y los peluches, decían que eso no era lo que a un alfa debía de gustarle.

— ¿usabas faldas igual que papi?

hizo un ruido afirmando la pregunta del niño.
— deje de usarlas porque no me sentía del todo cómodo, son lindas pero no. — liam rió y por dentro deseó poder verlo con una lo antes posible. — pero mis padres estuvieron ahí para mí y entre menos importancia le daba a las burlas estás fueron desapareciendo.

— eso no quiere decir que porque yo soporté todo ese desplante entre los mocosos quiere decir que tu tengas que hacer lo mismo. — agregó sin quitar su vista del camino.

— lo sé, pero no me gusta ocasionar problemas. — su voz se escuchó bajita, tímido.

— tú no los ocasionas, son cosas que le pueden suceder a cualquiera. — le dijo liam mirando su carita. — lo que importa es que estés cómodo.

— lo estoy, yo no pienso dejar que ellos me hagan sentir mal con sus palabras tontas. soy fuerte. — levantó su pecho y les sonrío manteniendo un brillo en su mirada.

nuestro hijo podría ser un alfa.

¿debería de importarnos? es pequeño aún.

sí, ¿pero no te causa ilusión?

no, sea alfa, beta o omega seguirá siendo mi hijo.

el lobo no volvió hablar, liam intuyó que se sintió ofendido por la poca importancia suya al tema, pero es que no tenía que importarle; ya no estaban en esos tiempos donde tenías que dedicarte horas ante los comportamientos de los pequeños para averiguar su rango y así encasillarlo en lo que se supone que cada clase debe hacer.

era tonto.

en momentos como estos le gustaba mirar por la ventana de camino a casa, donde las parejas se veían felices sin importar bien su raza, todos siendo libres.

claro que había grandes excepciones, ¿pero que importaba?

cuando veía a zayn sonreír y a ben juguetear con los cabellos lacios del mismo la respuesta quedaba más que clara.

no le importaba en lo más mínimo.

ya no era el mismo chiquillo de diecisiete que se casó por huir de su hogar. ahora era un hombre de veinticuatro años enamorado y con hijo. un hombre feliz.