⛓Camino a ser mía⛓

3 3 1
                                    

¿Como fue que terminó haciendo esto, porqué?

No soy el más indicado para juzgarla pero ella era tan... Tan inocente, tan radiante, tan llena de luz, con tantos sueños, tantas metas que yo, estaba seguro que cumpliría.

Por un momento nuestras miradas se cruzaron, por supuesto, no me reconoció y no prestó mucha atención.

—Cuando sea mayor viajaré por todo el mundo, tendré un barco muy grande color morado y con él conoceré el mundo ¿Tú vendrás conmigo verdad?

—Por supuesto "Ricitos" te acompañaré donde quieras, y te prometo que tu sueño se cumplirá.

—Dame tu dedito meñique...—Dijo mostrándome el suyo.

—¿Para qué?—Pregunto con una sonrisa curiosa.

—¿No sabes lo que es la promesa del meñique?—Su rostro expiraba decepción —No importa —Volvió a sonreír al ver mi rostro tornándose triste—Mira cuando hacemos una promesa del meñique no la podemos romper por nada nada del mundo.

Me explicó como funcionaba, apenas la entendí porque comenzó a hablar a gran velocidad pero supe a lo que se refería, al dar por concluida su explicación se lanzó a la cama dramáticamente exhausta, recuerdo muy bien como al lanzarce polvo se elevó de las sábanas. Comenzó a toser  y yo solo reí.

Un nudo se formó en mi garganta al recordar esa conversación, no entiendo como de tanta fantasía e inocencia provenientes de una mente tan pura pudo salir esto...

No puedo decir que estoy decepcionado porque sería mentir, solamente no, no siento nada.

Al terminar el espectáculo salí del lugar, atónito con lo que acababa de presenciar.

Me senté durante un rato en una baca frente al local mientras mascaba un chicle de menta, retiré mi chaqueta, el frío me ayudaba a pensar.

¿Cual será mi siguiente paso?

Porque halla presenciado lo que vi, no voy a cambiar mis planes. Si algo aprendí con el tiempo es que no todo es como se ve desde fuera, no todo es tan bonito, perfecto y alegre como lo vemos, a excepción de ella, ella es tal cual como se muestra.

—Buenas noches— Ella pasaba por mi lado.

—Mirelle— Palabras se escabulleron sin previo aviso. No tenía planeado hablar aún.

—¿Si?

—¿Porqué te dedicas a esto, no hay nada mejor?—Era directo cuando se trataba de ella—¿En serio te gusta este empleo?—digo y hago una borbuja con mi chicle que luego explota.

Ella suspira y se sienta a mi lado.

—Por dinero—Responde—¿Porqué te interesa?

—Simple curiosidad.

—La curiosidad mató al gato—Dijo sonriente—¿Como sabes mi nombre?

—Lo escuché hace un rato—dije y se quedó convencida.

—¿Puedo saber el tuyo?

—Soy, soy Charlie— digo y trago grueso.

—Charlie.....—Repite mi nombre en un susurro y se queda pensativa.

Lágrimas amenazaban con escapar de sus ojos. No puede ser, en serio no me ha olvidado.

—¿Puedo saber tu apellido?—Dice observando el suelo.

—No te puedo decir, no aún —Eso solo levantaría sospechas y es justo lo que quiero, clavarme en su mente, ser una obsesión para ella y este, era un buen comienzo.

CharlieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora