21 de junio de 2017
Era de tarde, y lo sabía por que se veía por la ventana rota el sol casi ocultándose.
Ahora que prestaba más atención a aquella sala se encontraba sola, excepto por un hombre de traje, alto, con cabello corto en tonos morados.
Aquella silueta le recordaba al amor que había vivido hace bastante tiempo, más no tenía la esperanza de que fuera aquel hombre que había provocado mariposas en su estómago.
Apenas despertaba y volvía a estar a la defensiva.
—Tsk, mierda. -Murmuró mirando su pierna.
—Ya puedes avisarle a Sanzu que acabo de despertar, no será bueno que lo hagas esperar imbécil. -Soltó harta de la situación sin importarle quien era aquella persona.Solo quería terminar esto rápidamente y si dejaban que descansara de perder sangre no iba a ser rápido.
—Lo dije una vez y lo vuelvo a decir. -Aquel hombre pausó. —Cuida tu maldito vocabulario. -Ahora parecía enfadado.
Tenía las manos en los bolsos de su pantalón, aun sin voltear a ver a la chica.
—No cuidaré el vocabulario por que no quiero hacerlo, cabrón. -Contestó echando la cabeza hacia atrás, desinteresada.
En realidad se había vuelto así en el momento en el
que había perdido tantas cosas seguidas, no era la misma chica expresiva y frágil de antes.Todo había cambiado en el momento en el que había perdido a su madre.
De repente se escucho un bufido, y pasos.
La chica restándole importancia seguía con su cabeza colgada de la silla, esperando cualquier cosa.
—Levanta la maldita cabeza. -Ordenó.
—¿Para qué? -Preguntó.
—Por que quiero que levantes. -Pausó. —Ahora levanta la cabeza. -El chico esperaba que obedeciera.
—Ugh, bien. -Levantó la cabeza.El chico tenía una expresión de sorpresa, más la chica solo le veía con una ceja elevada.
No lo había reconocido.
Habían pasado unas horas y se escuchaba una discusión en la habitación de al lado.
La habían dejado sola en aquella habitación y por una vez en su vida agradeció estar sola.
No le gustaba la soledad, al contrario, la odiaba, odiaba estar completamente sola, pero hoy lo agradecía.
Por que sabía que no dejaría a personas llorando o lamentándose por ella.
Las voces en la otra habitación cesaron, escuchándose el chirrido de la puerta abriéndose, esperando que fuera Sanzu la chica permanecía con la cabeza hacia atrás, desinteresada de todo lo qué pasaba a su alrededor.
Hasta que sintió como desamarraban uno de sus pies.
Con el ceño fruncido levantó la cabeza, viendo así al hombre de cabello corto de antes.
—Sabes que podría patearte en la cara apenas termines de desamarrar mi pierna ¿no? -Preguntó mirando al chico.
—No puedes, es tu pierna izquierda y si se te ocurre hacerlo provocarás una hemorragia. -Aquel hombre era listo.
—Estas desamarrando la izquierda a propósito. -Comentó atenta a los movimientos el de cabello corto.Apenas termino de desamarrar la pierna de la chica esta sintió una liberación increíble.
Dejar de sentir aquella apretada soga se sentía tan bien.
Y sin darse cuenta ya había sonreído.
—No tienes una idea de cuánto había extrañado tu sonrisa, Nisha. -El hombre acarició su mejilla.
A la chica le recordaba tanto a su orquídea, le recordaba tanto a Ran.
—No se por que dices eso, no te recuerdo. -La fémina estaba más calmada, se dio cuenta de que aquel chico no representaba una amenaza.
—Tu de verdad no me reconoces, linda. -Con tan siquiera aquella palabra la fémina sintió tantas emociones.Tenía frente a ella al amor de su vida, a quien no había podido olvidar, a quien había amado con todo su corazón y alma.
A quien le había entregado todo.
A quien había roto su corazón, pero a quien seguía amando.
Lágrimas cayeron por sus mejillas, sin creer quien estaba frente a ella.
Rápidamente el hombre dejó de sonreír tiernamente, mirándola preocupado, limpiando sus lágrimas estando de cuclillas frente a ella.
—¿De verdad eres tú? -Preguntó entre lágrimas.
—¿De verdad? -Tenia tantas ganas de abrazarlo.
—Por supuesto, soy yo, tú Hanii. -Aquel apodo.Hacia tanto que no escuchaba aquel lindo apodo con el que había nombrado al amor de su vida más de una vez.
La de cabello corto se había soltado a llorar, había extrañado tanto a aquel hombre.
—Nisha, cariño, no llores. -Aun seguía usando aquellos apodos tan cariñosos con ella, a pesar de ya no ser nada.
—Yo, tenía tantas ganas de verte, te esperé tanto. -Estaba forcejeando para soltar sus manos de aquellas cuerdas, en el proceso lastimando sus muñecas.Sus muñecas estaban sufriendo, pero a ella lo único que le importaba era abrazar al chico.
Una vez logró sacarlas estas estaban rojas, tal vez a punto de sangrar.
Pero todo valía la pena, después de todo, estaba abrazando a su Hanii.
Aquel abrazo fue correspondido, mientras la chica lloraba con la cabeza en el hueco del cuello del mayor.
Sus muñecas dolían, pero su corazón lo hacía más.
—Nisha, déjame ver tus muñecas, nena. -Se separó de la chica, quien había cesado su llanto.
Apenas había tocado las muñecas (con sumo cuidado) de la chica sin haberlas visto, cuando está soltó una maldición.
—Ugh, joder. -Le había dolido como el infierno.
—No debiste haberlas sacado. -El hombre la miraba. —Y te dije que cuidarás ese vocabulario, Nisha. -Si, le molestaban las groserías.Puso unas vendas en las muñecas de la chica, volviéndolas a amarrar después.
Aun que fuese importante para él, no la dejaría ir si no soltaba alguna información.
(Ran significa "Orquídea" por eso el término arriba)
Ayuda-
creo que me puse medio cursi a mitad del capítulo
¿que les pareció?
juro que yo casi llore al escribir esto, pero no lo hice.
creo que continuaré las dos al mismo tiempo ^^
gracias por leer
se les quiere
tengan buen día/tarde/noche
disculpen errores ortográficos
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Vɪᴇᴊᴀs ᴛᴀʀᴅᴇs ᴅᴇ ʟʟᴜᴠɪᴀ 「 Rᴀɴ Hᴀɪᴛᴀɴɪ 」
Fanfic❝ ___☆___☆___☆___☆___ 𝗔𝗾𝘂𝗲𝗹𝗹𝗮𝘀 𝘃𝗶𝗲𝗷𝗮𝘀 𝘁𝗮𝗿𝗱𝗲𝘀 𝗛𝗮𝗯𝗶𝗮𝗻 𝘀𝗶𝗱𝗼 𝗹𝗮 𝗽𝗮𝗿𝘁𝗲 𝗠𝗮́𝘀 𝗰𝗼𝗹𝗼𝗿𝗶𝗱𝗮 𝗱...