Capitulo 4 - Primer Día

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Me sentía mareado, voltee a ver a mi compañero y su rostro me dijo que se sentía de la misma forma, respiré hondo, -inhala profundamente y exhala tres veces- recordé que siempre me lo decían; me lo repetí yo mismo, -inhala profundamente y exhala tres veces-, después de unos segundos comencé a sentirme un poco mejor, en cambio a mi amigo le afectó un poco más, tanto que se recargó en un mueble mientras se frotaba la cara y cerraba los ojos.

-Demonios, no recuerdo la última vez que me sentí así -me dijo sosteniéndose la cabeza.

-Lo sé, se nota que jamás te gustó -le dije con tono de burla, me agaché y saqué una bolsa que se encontraba debajo de la cama.

-Ni que lo digas, se siente de lo peor -dijo- ¿está todo en la bolsa?

-Así es, justo como nos dijeron, el dinero, las armas y la ropa –le dije sacando las cosas de la bolsa.

-¿Cuánto dinero es?

-Parece ser bastante, siete mil tal vez.

-Bueno, tenemos tiempo para sentarnos a contarlo -se asomó por la ventana y se quedó observando la calle por unos segundos.

-¿Qué piensas? -le pregunté.

-Tengo un mal presentimiento.

-Deben ser los efectos, ya pasará.

-No, esta vez sí es diferente -me dijo con tono preocupado.

-¿A qué te refieres? -le pregunté.

-La misión, presiento que algo malo, quebrantaremos las reglas o algo así -me miró directamente a los ojos, tenía el rostro preocupado.

-Siempre dices eso, vamos, no es tan difícil, sólo lo vigilamos, esperamos a que esté solo, lo matamos y regresamos -le arrojé un sombrero y me puse el mío- Además, jamás hemos fallado en alguna misión.

-No entiendes -parecía un poco exaltado-, pero sólo espero que todo salga bien -se puso el sombrero y agarró un arma-.

-Vamos, tenemos trabajo que hacer, hace buen día -caminé hacía la puerta y la abrí, el aire fresco me pegó directo en la cara, se sentía refrescante.

Caminamos hasta llegar a la casa del hombre al que teníamos que vigilar y nos sentamos en una banca al otro extremo de la calle, mi amigo leía un periódico, siempre le da por leerlos cuando estamos en las misiones, dice que hace sentir más tranquilo, sin embargo yo siempre lo noto igual. Yo por el otro lado me limitaba a observar a las personas caminando, -jamás hagan contacto de ningún tipo con las personas cuando están en alguna misión-, nos lo repetían siempre, decían que era malo, pero a mí me gustaba observarlas, imaginar a donde iban, que harían después, jamás sabes si estás viendo o hablando con algún futuro presidente o una persona famosa, sin embargo, tampoco sabes si estás viendo o hablando con algún futuro dictador o el que dé inicio a un guerra, pero tener la duda me agrada, me recuerda que hay algunas cosas que no sabremos, siempre se aprende algo nuevo.

-Hey –me dijo mi amigo-, escucha lo que dice: "Pelé gana su cuarto mundial con Brasil tras derrotar a Italia cuatro a uno", me parece curioso, jamás imaginé que vería esto en el periódico –no despegaba sus ojos del periódico.

-Se nota en tu rostro, pero debo reconocer que yo tampoco lo imaginé.

-Me gusta saber qué es lo que pasa por estos días, me tranquilizo y me infor...

-Aguarda –lo interrumpí-, mira, ahí va nuestro objetivo -le dije señalando al otro extremo de la calle a un hombre.

-Cielos, pensé que sería más viejo, debe tener unos veinte años.

-Nos dijeron que sería joven -nuestro objetivo estaba entrando a su casa, parecía un poco cansado.

-Está bien -volteó a ver su reloj- son las 2:50 de la tarde, supongo que llegará a la misma hora los demás días.

-Nos quedaremos aquí unas horas, será mejor que compremos algo de comer, ¿te parece si nos vamos a las diez de la noche? -le dije.

-Me parece bien, vamos -se levantó y enrolló su periódico- creo haber visto un restaurante a dos cuadras.

Compramos comida china y regresamos a la banca en donde habíamos estado. Pasaron horas, observábamos a ratos la casa de nuestro objetivo, no salió más que para abrir el buzón y recoger algunas cartas, el resto del día se quedó dentro de su casa. Se dieron las diez de la noche y regresamos a nuestra casa, no estaba muy lejos, unas ocho cuadras al norte, siempre en todas nuestra misiones hemos tenido la suerte de no estar tan lejos de nuestros objetivos, quizá nuestros jefes saben perfectamente los lugares.

-Bien, no se ve complicado -le dije.

-Eso espero, no afirmaría eso hasta que llegara el tercer día.

-Hoy llegamos un poco tarde, mañana hay que despertarnos a las seis de la mañana, tenemos que ver a qué hora sale de su casa.

-Me parece bien -mi amigo se acostó en una de las camas, siempre le ha cansado los primero días.

-Vale -me quité el sombrero y me asomé a la ventana- presiento que las cosas se van a complicar -murmuré.

El Viaje InfinitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora