Capítulo 38

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Las mejillas de ambos estaban pintadas por un leve color rojo. Habían pasado cinco mitos observándose cuando Shoyo apartó la mirada hacia el suelo al verse un poco intimidada por aquella profunda mirada, pero, pese a ese pequeño temor, se volvería a sumergir en la profundad de los hermosos ojos de Tobio una y otra vez hasta que conociera lo más profundo de su ser.

─ Bien... ─. La voz de Hinata rompió el silencio que se había formado, llamando la atención del azabache, quien la miraba con un enorme brillo en sus ojos ─. Haremos unos cuantos ejercicios y luego veremos si podemos pasar a algo más complicado.

Tobio asintió a cada palabra que decía la pelinaranja. Sintió cómo la emoción hacía que un escalofrío corriera por su espalda en cuanto la vio acercarse con una tímida sonrisa.

La determinación y entusiasmo brillaban en los ojos de Kageyama, mostrando más que nunca su disposición y convicción a la idea de volver a elevarse por los aires para probar la verdadera libertad que había saboreado hace ya tantos años.

─ Empecemos con algo sencillo ─. Hinata se puso frente a Tobio, quien no se perdía ni un solo detalle de los movimientos de su amiga.

Shoyo comenzó a estirar sus alas con cuidado, siendo imitada de manera minuciosa por el ojiazul, quien sentía cómo todos sus músculos se resentían cada vez que los estiraba de más.

Después de varios minutos parecían haber terminado con la rutina de estiramientos, en la que ambos habían permanecido en silencio para poder concentrarse en las actividades que debían hacer para que el ojiazul pudiera volar de nuevo.

─ Ahora empezaremos con algo un poco más complicado ─. Tobio asintió sintiendo cómo su estómago se apretó levemente al escuchar las palabras de Hinata, quien se acercó a paso lento y decidido hacia él más alto. Shoyo le tendió las manos dando una silenciosa invitación a que las tomara, lo que el azabache hizo sin decir una palabra ─ Aletea suavemente y sin prisa, yo te sostendré.

Tobio asintió al mismo tiempo en el que tragaba grueso, intentando que el nudo de su garganta se fuera a lo más profundo de su ser.

Estaba un poco nervioso.

Con lentitud comenzó a hacer lo que la pelinaranja había dicho. Sus alas se movían de arriba abajo con nerviosismo, algo que Shoyo notó por lo que le dio una sonrisa amable y cálida a Tobio, quien pareció relajarse por un momento.

EL movimiento de las alas de Kageyama hacía que el pasto bajo sus pies se meciera con el viento, una fina capa de polvo los estaba cubriendo.

Tobio sentía el sudor correr por su rostro, sus pulmones comenzaban a soltar el aire con más facilidad y sus alas comenzaban a sentirse acalambradas. Estaba poniendo toda su fuerza de voluntad para no detenerse.

─ Detente ─. Las palabras de Shoyo lo sacaron de su pequeña ensoñación.

Kageyama se detuvo abruptamente mientras jadea para hacer llegar algo de aire a sus pulmones, pero parecía que estos estaban reacios a aceptar el aire que llegaba a ellos.

─ Respira profundo con la nariz y suéltalo lentamente, así regularás la respiración ─. Hinata miraba a Tobio con una pequeña sonrisa en el rostro como si le estuviera hablando a un pequeño niño, algo que hizo a Kageyama bufar para comenzar a hacer lo que la pelinaranja había dicho.

Después de unos cuantos minutos había logrado estabilizar su respiración. Sus alas se sentían un poco pesadas en su espalda, pero eso no le importó.

─ ¿Podemos hacerlo de nuevo? ─. Shoyo asintió mientras le daba una sonrisa con los ojos cerrados.

Pasaron horas haciendo el mismo ejercicio. Ahora el sol estaba en lo más alto del cielo.

Bajo el calor de tus alas [Kagehina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora