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— Te descuidé como una semana y esto sucede

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— Te descuidé como una semana y esto sucede.

— No sé qué hacer.

— ¿Ya se han besado?

— Sí, pero fue por un malentendido.

— Ajá..... ¿han salido juntos?

— Sí, él dijo que quería explorar lo que había afuera, así que fuimos de compras.

— ¿Y se toman las manos?

— Fue para que no se perdiera.

— Para mí ya son novios y él está tratando de formalizar la relación.

— Annie, él no sabe nada sobre las relaciones amorosas en éste mundo; además no somos novios.

— ¿Él no te gusta?

— No creo.

— Si en serio no te gusta entonces no hay mucho que discutir; tan sólo recházalo.

— Pero si lo rechazo no querrá quedarse y buscará la forma de volver a su mundo o encontrará una casa en otro lugar, y yo no quiero eso.

— ¿Qué? ¿Por qué te importa tanto que haga su vida si no te gusta? Puede ser lo mejor, así no estarán raras las cosas entre ustedes.

- Ese es el problema; no quiero que las cosas estén raras entre nosotros. Él es mi amigo y por eso quería que estuviera conmigo y que se quede aquí.

— No es por contradecirte, pero ¿me estás diciendo que no te gusta, pero no quieres que se aleje de tu lado nunca? No estoy engañando a nadie, sí es por contradecirte.

— Pero es normal que no quiera que las cosas sean raras entre nosotros ¿no? Somos amigos después de todo.

— ________, mi amiga del alma. ¿Estás segura de que no te estás poniendo así porque quieres estar con él de forma romántica?

— ¿Por qué piensas eso?

— Es que por la manera en que hablas de él no parece que lo quieras sólo como amigo. Se toman las manos, se besaron una vez, te preocupas por él y no quieres que se vaya de tu lado; actúan como pareja y no quieres que las cosas cambien de como están ahora.

— Creo que sólo me estoy confundiendo más.

— Piensa en lo que te dije, pero no esperes que te dé una respuesta. Hablamos luego y me cuentas cómo terminó todo. — le colgó.

La chica soltó un pesado suspiró y extendió sus brazos en la cama; Annie sólo había logrado confundirla más de lo que ya estaba. Decidió que lo mejor sería tomar una pequeña siesta para despejar su mente y así tomar una decisión de manera más calmada; y al parecer sí le hacía falta porque durmió al menos tres horas.

Sin embargo, en todo ese tiempo no logró resolver nada; sus pensamientos llegaron a su mente de golpe al despertar y ahora se sentía abrumada. El hecho de que Armin siguiera por ahí tampoco la ayudaba, pero también pensó que necesitaba tomar una taza de té para aliviar sus nervios; fue así que terminó por irse a la cocina para prepararse su té.

Once Upon A Time - Armin Arlert Donde viven las historias. Descúbrelo ahora