CAPÍTULO 30

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Hyunjin.

Felix: "De verdad amo la lluvia. Parece que estaré allí temprano. Sin embargo, voy solo. Los chicos no pueden."

Yo: "Te veo cuando llegues aquí. Oh, y antes de que te vayas mañana, asegúrate de sacar toda tu mierda de la habitación de Seungmin."

Felix: "¿Estará ahí?¿Finalmente conseguiré conocer al chico que fue traído a la tierra para nosotros?"

Yo: "Si, estará aquí."

Felix: "No puedo creer que nunca he preguntado esto, pero ¿es sexy?"

Oh, no.

Yo: "Ni siquiera lo pienses. Ha pasado por muchas mierda como para ser agregado a tu lista de rollos de una noche."

Felix: "Estamos territoriales, ¿no es así?"

Lanzo mi teléfono a la cama y ni siquiera me molesto en responder. Ponerlo fuera de sus límites, sólo hará que intente más fuerte.

Cuando él hizo la broma sobre follar con él anoche, sólo intentaba añadir un poco de humor a la seriedad de la situación, pero me aterrorizó la manera en que su texto me hizo sentir.

No era porque envió un mensaje sobre estar con alguien. Lo que me asustó fue mi reacción involuntaria. Quería estrellar el teléfono contra la pared y destrozarlo en millones de pedazos, y luego arrinconarlo contra la pared y mostrarle en todas las maneras que podría asegurarme de que nunca pensara nuevamente en otro hombre.

No me gustó sentirme de esa manera. Probablemente debería animar a Felix. Tal vez si Seungmin en realidad comenzara a salir con alguien más, eso sería lo mejor para mi relación con Jeongin.

Wow.

La ola de celos que me invadió se sintió más como un tsunami.

Salgo de la habitación y me dirijo a la cocina para ayudar a Seungmin a juntar las cosas de la cena antes de que todos lleguen. Me detengo cuando lo veo inclinado, hurgando entre las cosas del refrigerador. Está usando esa camisa azul holgada de nuevo.

Odio cuando Jisung tiene razón. Mis ojos lentamente bajan por su cuerpo, por sus blancas piernas y suben otra vez. Exhalo y pienso en pedirle que se cambie. No estoy seguro de poder lidiar con esto, especialmente cuando Jeongin llegue.

Seungmin se endereza, alejándose del refrigerador, y va hacia la encimera. Me doy cuenta que está hablando, pero no me habla a mí. Saca un bol del refrigerador, y su boca sigue moviéndose, tan natural. Echo un vistazo al resto del apartamento para ver con quién habla.

Y ahí es cuando ambas mitades de mi corazón, las cuales siguen, de alguna manera, unidas por una fibra invisible, se quiebran y se separan completamente.

Jeongin está de pie frente a la puerta del baño, mirándome fijamente. No puedo leer su expresión. Porque no es una a la que he estado expuesto antes. La mitad de mi corazón, la que le pertenece a él, comienza a entrar en pánico.

Luce inocente, Hyunjin. Luce inocente. Todo lo que hiciste fue mirarlo.

Sonrío. —Ahí está mi chico.—indicó mientras camino hacia él. El hecho de que soy capaz de esconder mi culpa parece alejar su preocupación. Me sonríe y envuelve sus brazos en mi cuello cuando llegó a él. Deslizo mis brazos alrededor de su cintura y lo beso por primera vez en dos semanas.

Dios, lo he extrañado. Se siente tan bien. Tan familiar.

Huele bien, sabe bien, y es bueno. Lo he extrañado tan malditamente demasiado. Beso su mejilla, su barbilla y su frente, y amo estar tan aliviado de tenerlo aquí. En los días pasados, había empezado a temer no tener esta reacción la próxima vez que lo viera.

—Realmente tengo que ir. Largo viaje. —Hace un gesto de dolor, apunta a la puerta detrás de él, y le doy otro beso rápido. Una vez que está dentro del baño, lentamente me volteo para observar la reacción de Seungmin.

He sido franco y honesto con Seungmin como posiblemente puedo ser sobre mis sentimientos por Jeongin, pero sé que no es fácil para él vernos juntos. No hay manera de evitarlo. ¿Pongo en peligro mi relación con Jeongin para ahorrarle el sufrimiento a Seungmin? ¿O pongo en peligro los sentimientos de Seungmin para ahorrarle sufrimiento a mi relación con Jeongin? Desafortunadamente, no hay punto medio. No hay elección correcta. Mis acciones están comenzando a partirse directamente por la mitad, justo como mi corazón.

Lo enfrento, y nuestros ojos se encuentran brevemente. Se centra nuevamente en el pastel frente a él e inserta las velas. Cuando termina, sonríe y vuelve a mirarme. Ve la preocupación en mi rostro, entonces da una palmada en su pecho y hace la señal "está bien" con su mano.

Me asegura que está bien. Prácticamente tengo que obligarme a alejarme cada noche, luego actúo como neandertal con mi novio en frente de él... ¿Y me tranquiliza?

Su paciencia y entendimiento con toda esta jodida situación debería alegrarme, pero tienen el efecto contrario. Me decepciona porque hace que me guste mucho más.

No puedo ganar sin perder.

«...»

Peculiarmente, Jeongin y Seungmin parecen divertirse juntos en la cocina preparando los ingredientes para un chili. No puedo soportarlo, así que volví a mi habitación y me di cuenta del trabajo que tenía para ponerme al día. Tan bueno como Seungmin es con esto, yo no soy hábil. Era raro para mí cada vez que Jeongin me besaba, se sentaba en mi regazo o pasaba su dedo seductoramente por mi pecho. Lo cual, pensando un poco en ello, era un poco extraño. Francamente, nunca es tan íntimo cuando salimos, entonces o bien se está sintiendo un poco territorial, o él y Seungmin se han intoxicado con el limpiador.

Jeongin entra a mi habitación justo cuando cierro la portátil. Se arrodilla al final de la cama, se inclina y se dirige hacia mí. Me observa con una coqueta sonrisa, así que dejo la computadora a un lado y le sonrío de vuelta.

Gatea a mi cuerpo hasta que estamos cara a cara, y luego se sienta sobre sus talones, a horcajadas en mí. Levanta una ceja y ladea su cabeza. —Estabas mirándole el trasero.—

Mierda.

Esperaba que ese momento llegará y se fuera.

Me río, ahueco mis manos en su trasero y lo acerco. Lo dejo ir, traigo mis manos de vuelta frente a él y le respondo.—Salí de mi habitación para ver un trasero apuntando hacia aquí. Somos chicos. Los chicos se dan cuenta de esas cosas, desafortunadamente.—Lo beso y luego me retiro.

No está sonriendo.—Es realmente agradable—señala Jeongin.—Y atractivo. Y divertido. Y talentoso. Y...—

La inseguridad en sus palabras me hace sentir como un idiota, así que agarro sus manos y lo interrumpo.—Él no es tú —le digo.—Nadie nunca puede ser tú, Jeongin. Nunca.—

Sonríe con poco entusiasmo, sitúa sus palmas a cada lado de mi rostro y lentamente las baja hasta mi cuello. Se inclina y presiona su boca con la mía con tanta fuerza que puedo sentir el miedo irradiando de él.

Miedo que yo puse ahí.

Tomo su rostro y lo beso con todo lo que tengo, haciendo lo que puedo para alejar sus preocupaciones. La última cosa que el chico necesita es algo más para estresarse.

Cuando se aleja de mí, sus rasgos aún siguen repletos de cada emoción negativa que he pasado ayudándolo a ahogar en los últimos cinco años.

—¿Hyunjin?—se detiene, luego baja la mirada mientras deja salir un largo y controlado suspiro. El nerviosismo en su conducta envuelve mi corazón y lo estruja. Lleva sus ojos cautelosamente de vuelta a los míos.—¿Le dijiste sobre mi? ¿Él sabe?—Busca en mi mirada una respuesta a la pregunta que nunca debería haber sentido la necesidad de hacer.

¿No me conoce hasta ahora?

—No. Dios, no, Jeongin. ¿Por qué haría eso? Esa siempre ha sido tu historia para contar, no la mía. Nunca haría eso.—

Sus ojos se llenan de lágrimas, e intenta suprimirlas. Dejo que mi cabeza caiga contra la cabecera. Él aún no tiene idea de cuán lejos iría por él.

Alejo mi cabeza de la cabecera y lo miró fijamente a los ojos.—Hasta el final de la tierra, Jeongin.—Señalo, repitiendo nuestra frase.

Él fuerza una triste sonrisa.—Y de regreso.—

Fine [HyunMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora