Antes de que lean esto es necesario que sepan que trata sobre los papás de Fer, si ven que algunas cosas no encajan con lo que Fer le dijo a Luciana el día de la fiesta de playa es por una razón (no es porque me haya olvidado el orden cronológico, para nada), todo está fríamente calculado.
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Muchos años atrás
Terminé de hacerme la prueba y esperé los cinco minutos más largos de mi vida.
Eduardo y yo anhelábamos ser padres, habíamos decidido quedarnos en Wadford para formar nuestro hogar, aquí estaba la mayoría de mi familia y amigos, a excepción de mis padres. Además si es que estaba embarazada, quería que mi hijo creciera al lado de sus primos.
—Amor, ¿cómo va todo? — Edu tocó la puerta y la abrí mientras seguía sosteniendo la prueba.
—Aún faltan dos minutos.
—Estoy esperando con ansias a que salga un positivo — sus ojos se iluminaron.
De ser así íbamos a organizar una reunión con mis padres, Edgar y Ana junto al pequeño Alex, mi hermana Clara y sus mellizos.
La alarma sonó avisando que ya era hora, mi mano tembló y lentamente miré la prueba.
Dos rayas: positivo.
Estaba embarazada.
Eduardo gritó de la emoción y me levantó por los aires.
Tendríamos un bebé.
Ambos nos pusimos a llorar y empezamos a planificar cómo se lo diríamos a los demás.
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—Tengo un regalo para ustedes — tomé la cajita y la dejé al centro de la mesa, todos estaban impacientes por saber qué había dentro.
—¿Las llaves de un carro? — Edgar, mi mejor amigo, bromeó y todos empezaron a reír.
—Para tu mala suerte, no — le saqué la lengua y le di la caja al pequeño Alex, en realidad quería que los mellizos también la abrieran pero mi hermana había asistido sola, supongo que era porque llevar a ambos era difícil teniendo en cuenta que ella también estaba embarazada por tercera vez.
Mi sobrino me miró y asentí para que abriera la caja, se le hizo algo complicado así que le ayudé, entonces él sacó los zapatos y medias que habíamos puesto junto a la prueba.
Todos se quedaron boquiabiertos, menos mi mamá, supongo que ya sospechaba desde que le había comentado que me sentía mal.
Edgar gritó y cargó a Alex diciéndole que tendría un primo o prima, el pequeño de un año no entendía nada pero sonreía.
—Esto tiene que ser una broma — Clara agarró la ropa de bebé y la tiró al suelo.
—¿Qué te pasa Clara? — Mi mamá se enojó por su actitud déspota.
—Eduardo es mío, no puede tener un hijo con Margaret, nosotros tenemos que estar juntos.
—¿De qué hablas? — Esta vez yo intervine intentando acercarme a ella para calmarla pero me tiró una bofetada.
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Obsesiones Que Matan
RomanceLas ambulancias llegaron, la policía apuntó con sus armas por doquier. Sentí mi cuerpo desvanecerse junto al de él y con la poca fuerza que me quedaba, le rogué. -Por favor, no me dejes - sostuve su mano transmitiéndole la intensidad de mi súplica. ...