IX

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Lena POV

-no quiero que seas mi obra de caridad Amelia- la mujer había bajado el tono de voz y eso parecía ser el indicio del comienzo de una verdadera conversación, solté el aire que no sabia que estaba reteniendo, la atmosfera se sentía cargada, como si el aire pesara.

-pero eso parece- la voz de Amelia también era más baja ahora, me duele pensar que debe estar sintiéndose mal en estos momentos, me dan ganas de cambiar de cuerpos, de afrontar todo esto por ella, pero sé que no puedo y que por desgracia esto lo tiene que superar ella por su propia cuenta. 

-tal vez no lo parecería si no tuviera que estar atrás tuyo todo el tiempo evitando que hagas añicos tu vida- eso es todo lo que necesitaba para ponerme frente a ella y ser su escudo, no podía dejar que alguien la tratara así, Amelia es fuerte, lo sé sin siquiera conocerla del todo, pero esto la debe estar destrozando, a mi me estaría destrozando y no puedo dejar que ella se desmorone, una cosa es que tenga que pasar por esto y otra muy distinta es que sea más difícil de lo que debería, bajé la escalera lo más rápido que pude y me pare entre Amelia y la pelirroja.

-suficiente- dije, miré a la castaña y vi las lágrimas caer por su rostro, limpié sus mejillas con mis manos y volví a mirar a la pelirroja -te quiero fuera de mi casa- la mujer estaba quieta y muy sorprendida, como si no estuviera acostumbrada a que la gente le alzara la voz, tal vez esa era la razón y era precisamente lo que le faltaba, alguien que no tuviera miedo de hacerle frente - ahora - solté en un tono más bajo, no quería sobresaltar a Amelia, la mujer salió y cuando la puerta se cerró tras de ella me di vuelta para ver a Amelia, rápidamente la envolví entre mis brazos, no me gusta el contacto físico, lo evito a toda costa, pero sentía que era lo que necesitaba, estaba tensa y podía sentir como lloraba contra mi pecho, así se mantuvo durante un par de minutos que en mi mente se hacían eternos, no soportaba escucharla llorar, por alguna razón en este corto espacio de tiempo en el que la conozco, siento la necesidad de protegerla, de crear una burbuja a su alrededor y no dejar que nada entre a hacerle daño. Cuando su cuerpo al fin se relajó solté un poco el abrazo y sentí su cuerpo removerse.

-¿quieres recostarte un momento?- ella asintió y tomé su mano para guiarla a la habitación de invitados, una vez arriba, dejé que se recostara y me di vuelta para salir de la habitación, pero su mano en mi muñeca me hizo volver mi mirada a ella.

-¿te vas?- preguntó 

-¿quieres que me quede?- 

-por favor - dijo bajito mientras posaba su mirada en mi muñeca liberándome de su agarre, salí de la habitación y fui a la planta baja a buscar las cosas que necesitaba para trabajar, pero no dejarla sola, si ella deseaba que me quedara lo haría. Entré a la habitación y la encontré cerrando su bolso

-¿que haces?- pregunté, de pronto el miedo me invadió ¿se va? no puedo retenerla, si se va ¿volveré a verla?

-me voy- dijo y sentí que el mundo dejaba de girar, solo fue una fracción de segundo, luego volvía a girar, pero lo noté, si no supiera que es imposible realmente podría afirmar que por ese efímero instante el mundo había dejado de rotar - me has ayudado bastante y te lo agradezco pero no quiero seguir molestando -

-Amelia, no molestas-

-está bien, lo entiendo- sus ojos comenzaban a llenarse de lagrimas y desvió la mirada- malinterpreté todo, seguramente solo querías ayudarme porque me viste mal y yo- hablaba bajo, como si no recordara que yo estaba ahí con ella - nadie podría verme como más que una adicta, eso es lo que soy, nadie puede ver mas que eso, porque no hay nada mas que ver, como pude ser tan tonta- 

-Amelia- dije para captar su atención, limpió sus lagrimas antes de mirarme

-si, perdón, ya me voy, muchas gracias por todo Lena, espero que todo salga bien con tu compañía- dejé las cosas y papeles que tenía en las manos sobre un mueble y retrocedí hasta la puerta

-Amelia, eres más que una adicta, mucho más y me encantaría conocer todo eso que te hace mucho más que una adicta, cometiste errores, eso pasa, nos pasa a todos y quiero que tengas claro que cuando te miro veo más que una adicta Amelia, veo a una persona con la fuerza de reconocer errores, falencias, capaz de admitir su propia debilidad y buscar ayuda, algo que yo no soy capaz de hacer, veo a una mujer hermosa y buena, que ofreció ayudarme cuando aun no me conocía, mereces recibir todo lo que das y estoy segura que jamás podré dártelo, pero puedo intentarlo, si me dejas- 

-Lena yo...- 

-Si quieres irte hazlo, no te voy a retener, pero por favor no salgas de mi vida, a penas te estoy conociendo, no quiero perderte antes de siquiera tenerte- no suelo decir este tipo de cosas, si fuera otra persona hubiese dejado que se fuera, pero algo me dice que esta mujer es algo así como lo que la gente suele llamar el amor de sus vidas, esas personas que simplemente sabes, lo sientes en cada célula de tu cuerpo que es con quien pasas el resto de tu vida o la historia más agria que contarás algún día mientras vacías vaso tras vaso en un bar a media tarde.

-yo no quiero irme es solo que, de verdad no quiero ser una molestia- me acerqué para limpiar las lagrimas de sus mejillas 

- ¿Cómo vas a ser una molestia si en menos de una semana me has hecho más feliz de lo que fui en los últimos 2 años?- la abracé y deje un beso en su frente.

-fallaste- dijo sonriendo, la miré extrañada - mi boca está más abajo -

También nos volvemos 𝑎𝑑𝑖𝑐𝑡𝑜𝑠 a las 𝑝𝑒𝑟𝑠𝑜𝑛𝑎𝑠 ( Lena x Amelia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora