IV

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Amelia POV

Estaba sentada en el asiento del acompañante en el auto de Lena mientras ella me preguntaba algo que no lograba escuchar, era como si me hablara bajo el agua

-lo siento ¿qué? - pregunté

-¿dónde te dejo? Necesito la dirección de tu casa -

-yo, yo -

-o puedo dejarte en la casa de alguna amiga o amigo, familia, como tú quieras- dijo mirándome por un instante antes de volver su vista al camino

-no, en mi casa está bien - le di la dirección, la verdad no quiero estar sola, no confío en mi misma, pero le di la dirección de mi casa, podría ir con Addie, pero no quiero ser una carga y mucho menos ver como me va a mirar, luego de todo lo que pasó le prometí que no volvería a pasar, el resto del viaje Lena fue en silencio, la entiendo, lleva en su auto, que por cierto parece bastante caro a una persona extraña, que le da pena y que se vio en la obligación de ayudar.

-llegamos- dijo parando el motor del auto y bajando para abrir mi puerta, me ayudó a salir y cerró la puerta - ¿quieres que llame a alguien? - preguntó

-no te preocupes, muchas gracias Lena, puedo sola-

-que puedas no significa que tengas que hacerlo sola- dijo y sé que tiene razón, pero aunque sé que tiene razón algo no me permite creerlo

-¿quieres un café - no la quiero seguir molestando, pero mi otra opción es ir con Addie y no soportaría ver la decepción en su cara cuando me vea así, no puedo, no ahora, Lena duda pero asiente

-claro, solo dame un segundo- volvió al auto y puso algo en su bolsillo para volver a cerrarlo y encontrarse conmigo, yo fui directo a abrir la puerta  y luego de entrar la mantuve abierta para que ella entrara también -gracias- dijo con una sonrisa y por un momento la urgencia que sentía por drogarme desapareció y olvidé el por que estaba aquí, cerré la puerta y me dirigí a la cocina para hacer café, me senté en la isla de la cocina y con un gesto la invité a hacer lo mismo

-gracias por traerme- dije

-no hay de qué-

-creo que te debo una explicación-

-no me debes nada Amelia-

-pero me ayudaste, lo justo es que te diga lo que me pasa-

-lo justo es que si te ayudo sea porque me importa hacerlo, no porque así sabré lo que te pasa- dije

-de todas formas quiero contartelo-

-estoy escuchando- dijo

-soy adicta, yo, no tenía una recaída hace mucho tiempo, desde que Ryan murió y luego Christopher también yo -las lágrimas caían y caían no podía pararlas, pero a Lena no parecía importarle que llorara -no tenía una recaída desde entonces, pero hace unos meses siento la urgencia de drogarme, de volver a sentir lo que sentía, de olvidar el mundo, cuando le dije a James el por poco enloqueció, dijo que no podía estar conmigo, que no sería capaz, que no podía casarse conmigo si no estaba sana y que lo mejor sería terminar todo entre nosotros, eso solo me hizo peor y las urgencias fueron en aumento, pero me manejé para no hacer nada, para ir a una reunión de AA.AA al día si era necesario y no estar sola por mucho tiempo, menos con acceso fácil a drogas, pero hoy, hoy ya no pude más- dije suspirando, todos mis esfuerzos no sirvieron de nada

-pero dijiste que no tomaste ninguna pastilla-

-no lo hice-

-entonces todo está bien, lo lograste Amelia, no tomaste ninguna, estoy muy orgullosa de ti- dijo sonriendo y puso su mano sobre la mía en señal de apoyo

-tienes- dije apuntando su mano

-si, yo, me quemé, por estaba en la farmacia, pero me dieron una crema, tengo que aplicarla ahora- dijo sacando un tubito de su bolsillo

-¿duele mucho?-

-no mucho la verdad, pero pica - dijo mientras abría el tubo de la crema, yo  estiré mi mano frente a ella

-¿puedo?- pregunte y la pelinegra asintió, tomé la crema y con el dedo le apliqué un poco en la zona de su mano que estaba roja

-gracias- dijo mientras cerraba el tubo y se lo devolvía

-de nada-

-creo que ya debería irme- dijo

-¿podrías quedarte?- pregunté- no quiero estar sola, tengo miedo de hacer algo que realmente no quiero hacer- dije

-yo, tengo una reunión mañana temprano-

-olvidalo, no debí molestarte, lo siento mucho-

-Amelia-

-no te preocupes, solo pensé que, olvídalo, eres una persona ocupada, jamás debí preguntar -

-Amelia, lo que quería decir es que si tienes miedo de estar sola, podrías venir conmigo, la casa tiene dos habitaciones y no hay problema en que te quedes-

-¿de verdad?- ella asintió, no me miraba con pena o asco como muchos hacen luego de saber que soy adicta, era como si fuéramos amigas desde hace años y me estuviera invitando a comer algo un martes

-si, deberías ir a buscar un poco de ropa, tu cepillo de dientes, lo que necesites- corrí a buscar mis cosas y meterlas en una mochila para ir con Lena.

Una vez en el auto los nervios comenzaron a apoderarse de mi, no debí preguntarle, mucho menos aceptar su oferta, tal vez se sintió obligada a invitarme

-¿quieres poner música?- la voz de Lena me sacó de mis pensamientos

-no gracias- dije, ahora que estaba aquí no quería incomodarla en nada, ella puso música y resultó ser un grupo que me gustaba bastante y una canción que me sabía, comencé a tratarla y escuché a la mujer hacer lo mismo, poco a poco los sonidos se transformaban en palabras y las palabras eran más y más, hasta que terminamos las dos cantando  fuerte, Lena subió el volumen y cantamos aún más fuerte hasta llegar a la que supongo era su casa o de algún familiar, ella bajó y abrió mi puerta

-gracias- dije y me di cuenta que no lo decía solo porque me abrió la puerta, si no por todo, por la ayuda, por la comprensión, por no mirarme o tratarme como si estuviera rota y por cantar conmigo en su auto.

También nos volvemos 𝑎𝑑𝑖𝑐𝑡𝑜𝑠 a las 𝑝𝑒𝑟𝑠𝑜𝑛𝑎𝑠 ( Lena x Amelia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora