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Los próximos días habían sido una tortura, decidí quedarme en casa de los Cullen gracias a Rosalie y Alice quienes me convencieron de no estar sola en casa.
Terminé de peinar el cabello de Renesmee antes de ver cómo se iba corriendo hacia Seth, sonreí al ver cómo estos dos comenzaban a jugar entre risas y pequeños empujones. Salude a Leah quién se limitó a rodar sus ojos para seguir observando a su hermano jugar con la niña.
—¿Cómo te sientes, pequeño monstruo?
—Horrible... Alice, hoy pasaré la noche en mi casa.
—Pero...
—Estaré bien—salí de la sala yendo hacia el estudio de Carlisle como lo había estado haciendo estos días.
Tomé un libro de poesía que comencé a leer para matar el tiempo, sin darme cuenta ya tenía mi ukelele en manos dejando mis dedos viajar por las cuerdas del pequeño instrumento.
Estaba tan sumergida en mis pensamientos que comencé a cantar la canción que habíamos bailado el día de la boda, al darme cuenta de eso cerré mis ojos para rápidamente dejar el instrumento en su lugar.
La puerta del estudio se abrió dejando ver a Rosalie entrar, sonreí levemente en forma de saludo antes de continuar hojeando otro libro que había tomado.
—Me duele tanto verte así... No mereces esto—susurro preocupada acariciando mi mejilla.
—Estaré bien—repetí colocando mi mano sobre la de ella.
—Sigues diciendo lo mismo, linda. Debes salir, visitar la reserva, a Charlie.
—Rose, por favor.
—No puedo seguir viéndote así, no puedo—hablo dejando un beso en mi frente para salir del estudio, deje aquel libro en su lugar para poder ir a casa.
Camine despacio por el bosque admirando todo el lugar, subí a un árbol logrando admirar todo Forks. Observe mi dedo para mirar mis dos anillos, reí tristemente acariciando aquellos objetos.
Antes de llegar a casa detuve mi caminata al escuchar la voz de Jasper y Edward discutiendo.
—¡Eres un idiota, pudiste decirnos desde un principio y María ya estaría muerta!
