Capítulo 5

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No fue hasta tres semanas después que el portón volvió a ser trabado por error.

Louis celebró en su interior, cerró la puerta con el rostro contraído de retener la sonrisa y los nudillos blancos de presionar con fuerza el picaporte en sus manos.

Cuando volteó, halló a Harry sentado frente al amplio ventanal. Tenía las piernas cruzadas y el cuello inclinado en su dirección.

Lo siento  —musitó Louis, fingiendo un ápice de preocupación. 

Se sentía fatal por celebrar aquello, pero se hallaba cada día más apegado al deseo de pasar tiempo con Harry en diferentes situaciones del día, extendiendo sus momentos compartidos a algo más que los encuentros en su cama. Sin embargo, no tenía las agallas suficientes para generar él mismo esos momentos y se suponía que tampoco debía hacerlo, dado que lo suyo se trataba solamente de sexo casual. Por ello, era más que bienvenida toda intervención de sus vecinos al retenerlo en su lugar. 

Está bien, no me preocupa esperar aquí. Dejaría mi coche en otro lado si quisiera evitar que esto sucediera  —sonrió antes de darle la espalda para visualizar el paisaje frente a él.

El corazón de Louis se desbocó en su tórax, la sangre cosquilleaba en sus extremidades al ser impulsada con repentina fuerza. ¿Significaba eso algo? 

Mientras intentaba recomponerse, caminó en silencio hacia el refrigerador, todavía con una ligera sonrisa bailando en su rostro. Podría destapar una cerveza o servir dos humeantes tazas de té, sin embargo, tomó los dos tarros de helado sin abrir que encontró en su congelador y un par de cucharas sobre el primer cajón a su derecha.

Esperaba que Harry estuviera a gusto con su elección. Apostaba que sí, dado que nadie en su sano juicio rechazaba un helado, y él necesitaba aquel momento de satisfacción generado por la crema helada. 

Creía que no había nada mejor para mantener una conversación que un helado de por medio. 

Ten  —ofreció tomando lugar a su lado, tal como la última vez.

Gracias  —Harry aceptó el helado y alivió la inseguridad que crecía dentro de él por no haber manoteado las cervezas. 

Prefirió guardar silencio durante los primeros cinco minutos. Por un lado, porque era agradable oír el mundo exterior estando refugiado. Louis pasaba noches enteras recostado mientras se deleitaba con los motores de los autos, los árboles meciéndose en completa sincronía, algún que otro grillo cantando en plena oscuridad y los gatos maullando por las desoladas cornisas. Por otro lado, era todo un arte observar el lenguaje corporal del chico junto a él. Su belleza era innegable, pero lo que más le gustaba era la forma en la que hablaba sin necesidad de utilizar palabras. 

Es mi familia  —explicó, encontrando la mirada de Harry en la pequeña fotografía encuadrada sobre la pared junto al ventanal—. Las niñas son mis hermanas, en orden de edad como las ves allí. La mujer que las abraza es mi madre.

Eres muy parecido a ella  —proclamó Harry en silencio, luego de voltear a observarlo con relativo aturdimiento al ser sacado de sus pensamientos. 

Y eso que no me has visto con labial rojo  —Harry lo miró sorprendido con sus ojos verdes bien abiertos y la cuchara a medio camino de su boca. Louis Rio—.  Solo bromeo  —llevó una mano a su pecho para crear el dramatismo necesario—.  El rojo me queda fatal.

Harry tapó su boca para reírse. Louis cantó victoria en su interior. 

¿Están lejos de aquí?  —preguntó cuando se recuperó de su risa. 

Without Love | L.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora