A Different Destiny / Merthur ~ Traducción

Night ~ Noche

Hacía horas que la noche había llegado. Las estrellas llenaban el cielo, brillando como pequeñas joyas en un tapiz: cosidas en el propio tejido de la oscuridad.

Y había silencio.

No sólo tranquilo, sino pacífico. Había algo tranquilizador en saber que todos los demás dormían. Hacía que estar despierto significara algo. Durante el día, estar despierto no era algo que uno fuera, era algo que hacía: te despertabas y estabas ocupado.

Pero estar despierto por la noche era algo totalmente distinto.

Era liberador.

Por la noche, Arturo estaba libre de ser un Príncipe. Estaba libre de responsabilidades, expectativas y presiones. Podía respirar fácilmente. Podía relajarse.

Tenía frío.

Sentado en el marco de la ventana, contemplando la noche, Arturo podía sentir que temblaba. Llevaba demasiado tiempo sentado sin moverse. Sus miembros estaban rígidos y entumecidos por el frío que subía desde la superficie de piedra debajo de él. No pensó en coger una manta. En lugar de eso, se encontró mirando el oscuro hogar del fuego: repleto de troncos que Merlín había olvidado encender.

Y era extraño.

Era extraño porque, en lugar de sentirse molesto, o frustrado, o incluso ligeramente divertido por la magnitud de la incompetencia de Merlín, Arturo sintió algo totalmente diferente.

Se sintió triste.

Y la tristeza me consumía. Era un dolor sordo que seguía creciendo. Y era pesado. Aplastante, casi. Y no tenía sentido. No tenía sentido en absoluto, y era ridículo porque...

Arthur se levantó de un salto cuando la puerta de la habitación se abrió con un chirrido. "¿Quién está ahí?"

"Yo".

"¿Quién diablos...?" Arturo suspiró, "por Dios, Merlín, eres tú, ¿no?"

Hubo una risa ligera y familiar. "¿Por qué está tan oscuro aquí? ¿Te has quedado sin velas?"

"No, Merlín. Me gusta la oscuridad."

"¿Estás solo?"

"Deja de hacer preguntas estúpidas."

Hubo otro chirrido al cerrarse la puerta, y luego un breve destello de oro: las velas cobraron vida. Fue entonces cuando Arturo pudo ver el rostro de Merlín; bañado bajo el suave y parpadeante resplandor, y con una amplia sonrisa, su aspecto era sencillamente hermoso.

Arturo se sintió enrojecer. "¿Puedo preguntar por qué estás aquí, Merlín?"

"Pensé que estarías solo".

"Es la mitad de la noche. Por supuesto que estaría solo".

"Estar solo y sentirse solo no es lo mismo", Merlín se encogió de hombros, "pero si prefieres que me vaya..."

"¡No! Quiero decir", tosió Arthur, "puedes quedarte, si es necesario. Supongo que sería grosero por mi parte echarte".

"Lo sería".

Arturo se deslizó del marco de la ventana y dio varios y lentos pasos hacia Merlín. "¿Sabes lo que pienso?"

"Probablemente no mucho".

"¡Oye!"

Merlín intentó reprimir una sonrisa.