Silencio

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La luz volvió después de diez minutos

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La luz volvió después de diez minutos. Yo había quedado helada al ver al pelinegro con una capucha y un hacha en la mano.

Tiene que tener una explicación, la tiene que haber, tiene que estar cerca, no hace mucho que el se fue. Mientras los demás estaban distraídos, incluso Zack y André, salí del comedor sin que nadie se diera cuenta. Sin importar el fuerte viento que había fuera o la lluvia severa, salí corriendo hacia el bosque.

El tiene que estar ahí... Lo debe.

Estaba empapada, como si hubiera salido de las duchas. Tuve que poner mis manos alrededor de mis ojos haciendo un pequeño techo solo para poder mirar bien. Todo estaba oscuro y la lluvia no ayudaba.

Seguí caminando hasta el punto de estar frente al bosque, los troncos de los pinos a lo lejos solo parecían pequeño palillos. Pero ya cerca eran demasiado grandes y anchos, el bosque tenía esa aura que daba miedo, nunca había estado tan cerca, ni siquiera ese día que salí con los chicos nos habíamos acercado tanto.

Tenía miedo de dar un paso al frente que y al voltear no encontrará la salida. El bosque te llevaba a la perdición en cuestión de segundos.

No comprendía cómo Derek y el guardabosques podían ir y venir del internado. Y lo más confuso ¿Dónde se quedaban ellos?

—¡DEREK!

Grite tan alto, grite con todo el aire de mis pulmones, grite con todas mis fuerzas con la única esperanza de que el escuchará mi llamado.

Y como si hubiera sido de puro milagro, él apareció de entre las sombras y la neblina del bosque mezclado con la lluvia. Tenía la capucha que le había visto anteriormente y también tenía el hacha en sus manos con hematomas.

El camino hacia mí, la mitad de su rostro era cubrido por el gorro de la capucha.

En cuento estuvo él a dos pasos de mi, su sonrisa se engancho y por fin levantó la cabeza, alzando la mirada, clavando sus ojos verdes en mi.

Tragué saliva y me quedé helada sin poder mover aún que sea un solo músculo. No pude siquiera pronunciar una palabra, pero aún así intentaba.

—Derek... —susurré.

Aún tenía esa sonrisa en sus labios, podía ver un pequeño moretón en su mejilla. Antes de poder preguntarle lo que tenía en mente, él me tomo del brazo con una fuerza sorprendente y jaló hacía él para meterme al bosque.

Me empujó hacia el primer tronco de uno de los pinos, haciendo un pequeño eco con el golpe. Hice una mueca cuando esté me azotó contra la corteza, y abrí mis ojos lentamente.

El agua resbalaba incluso de mis pestañas, mi cabello estaba empapado, mi uniforme, mi cuerpo. No había un lugar en mí que no estuviera mojado por la lluvia.

—Pero si sigues siendo la misma curiosa, Layla —Derek se había acercado a mi rostro lo suficiente, como para sentir su respiración sobre mi nariz.

Waisen © [Completa]✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora