Capítulo 13.

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Felix pensó que explicarle la situación a su mejor amigo para pedirle consejos sería difícil, pero tan pronto como dejaron a Rosé jugando en la sala con el pequeño Beom Gyu y se marcharon a la cocina para estar a solas, el pecoso se soltó a llorar y le contó todo, incluyendo lo frustrado que se sentía al no saber qué hacer. Por más que pensaba, no era capaz de tomar una decisión final.

El más bajo no quería volver a ser egoísta. La sola idea de pedirle a Chris que dejara absolutamente toda la vida que había hecho en Corea para que lo acompañara a un futuro lleno de incertidumbre en Australia lo hacía sentir como un monstruo. Debía entender que el camino ante él se dividía y podía llegar a un trabajo nuevo o a los brazos de su novio, pero no a ambas cosas.

Hyun Jin permitió que se desahogara tanto como fuera necesario, aunque al final su ayuda no pudo ir más allá de pedirle que pensara bien en todo antes de elegir. También le aseguró que no debía preocuparse demasiado, pues ya contaba con el apoyo de Chris y con el suyo. Lo único que deseaban era lo mejor para él.

Rosé entró a la cocina un rato después, cuando a Felix por suerte ya no se le notaban los rastros de lágrimas en las mejillas. La pequeña sujetaba la manita de Beom Gyu y les enseñaba con orgullo a los adultos cómo lo había convencido de usar un adorable gorrito blanco con carita y orejas de gatito.

—¡Qué tierno! —Exclamó el mayor cuando vio a su hijo.

—Papi, quisiera que pudiéramos llevarnos a Beom Gyu. Me gusta jugar con él.

—¿Llevarnos...? Oh, no. No podemos hacer eso, princesa.

—Entonces, ¿puedo tener un hermanito? —Su mirada se llenó de esperanza—. Así siempre habría alguien para jugar conmigo en casa.

Felix se mordió el labio inferior con suavidad. La posibilidad de darle un hermano a Rosé significaba ponerse a pensar en un futuro con una familia más grande... ¿Y con quién? ¿Con Chris? Eso sería complicado si terminaba mudándose a Australia.

—T-tal vez después —fue lo único que alcanzó a responderle a su hija para no verse obligado a admitir en voz alta que en esos momentos ese tema sólo lo estresaba tanto como lo asustaba.

—¿Y un perrito? ¿Eso sí se puede? —Preguntó la niña inocentemente—. Chan usó su deseo de cumpleaños para que nos dejaras tener un perrito y todavía no tenemos uno, ya esperamos mucho. ¿Su deseo no se hizo realidad?

—Rosé, no es un buen momento para hablar acerca de hermanitos y mascotas, ¿de acuerdo? —La voz de Felix de repente se volvió más seria.

—¿Por qué? —Soltó la manita de Beom Gyu—. Es porque tú no quieres que tengamos un perrito, ¿verdad? —Hizo un puchero.

—No, no es eso... Rosé, por favor, sólo entiende que ahora no es el momento adecuado para hablar de adopciones...

Hyun Jin notó que el menor estaba a cualquier cosa de dejar salir todos los sentimientos que experimentaba a la vez, por lo que se acercó a cargar a Beom Gyu y a dedicarle una sonrisa débil a la rubia antes de hacer una sugerencia.

—¿Qué tal si vamos al parque y jugamos allá mientras tu papi se queda aquí y piensa con más calma?

Intentó quitarle el gorro de gatito a Beom Gyu, pero éste de inmediato dio un mensaje bastante claro. Se empezó a quejar y puso sus manitas sobre su cabeza para que Hyun Jin no pudiera hacer la gran cosa al respecto.

—Nooo —lloriqueó.

—Quiere seguir usándolo —señaló la niña.

—Oh, está bien, Beomie —le dio un besito en la mejilla—. Así te ves adorable, de todos modos.

El sonido de una familia [HyunMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora