Capítulo 4.

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⚠️ ¡ADVERTENCIA! Este capítulo toca un tema muy delicado: la pedofilia. Por favor tomen eso en cuenta antes de leer, o bien, eviten seguir con la lectura si la sola mención del tema les revuelve el estómago. Aunque esta obra es sólo ficción, es mi deber avisarles. Gracias por su atención.

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Decidió dar lo mejor de sí mismo en la cita para no despreciar el esfuerzo de Sana por hacerlo salir a divertirse y porque Hyun Jin parecía agradable. Eligió su ropa cuidadosamente con dos horas de anticipación e incluso intentó un peinado distinto al que solía usar, esperando no verse tan extraño al dejar su frente descubierta.

Los nachos con queso que había prometido el más alto en verdad eran deliciosos, pero ver una película de terror tal vez no fue más que una trampa para que quisiera abrazarse al contrario, misma que de alguna manera los hizo más cercanos, pues Seung Min ya había comenzado a tutear a Hyun Jin cuando salieron de la sala. Debía reconocer que se la estaba pasando bien; un poco de emoción antes de una cena en un restaurante de comida italiana no se alejaba mucho de la idea de una buena cita que se había pasado por su mente.

—Dame un momento, por favor —pidió Hyun Jin—. Contestaré un mensaje de la niñera a la velocidad de la luz y te juro que volverás a tener toda mi atención —dijo mientras el mesero se alejaba tras haberles dejado un par de vasos con agua y un menú encima de la mesa.

—Sí, no te preocupes. Asegurarte de que todo esté bien con Beom Gyu sólo demuestra que eres un buen padre —comentó con una sonrisa.

Al mayor no le tomó casi nada terminar de teclear algo en su teléfono celular antes de guardarlo en el bolsillo de su pantalón, pero Seung Min disfrutó cada instante que pudo usar para admirar lo atractivo que se veía. No tenía ni idea de que algo tan simple como un lunarcito debajo de un ojo lo podía hacer sonreír como tonto.

—Listo. Cuéntame sobre ti. ¿Cómo es que decidiste ser maestro en un jardín de infantes? —Deseó saber Hyun Jin.

—Ah, siempre es la primera pregunta —rio con suavidad, aunque el cómo empezó a jugar con sus dedos delató que se estaba poniendo nervioso—. Supongo que en verdad llama mucho la atención que un hombre tenga un puesto así.

—Es más común ver maestras, no lo negaré, pero estoy seguro de que tienes un buen motivo para estar ahí. Me imagino que es porque te agradan los niños pequeños.

—Oh... Bueno, sí, esa sería la versión resumida —contestó Seung Min—. En realidad, la historia es larga —admitió antes de beber un poco de agua.

—¿Te gustaría contármela?

—N-no lo sé... —Soltó un suspiro—. Ay, debí suponer que tarde o temprano pasaría esto... Discúlpame, Hyun Jin, he salido con varios chicos, más que nada porque Sana piensa que me siento solo y que en serio necesito a alguien que me comprenda, pero todos han querido escucharme y créeme que es un caos cuando termino de contar lo que me llevó a donde estoy ahora. Reaccionan de maneras que sólo me lastiman —trató de explicar—. Casi siempre quieren echarme la culpa, decirme que cualquiera ha tenido malas experiencias y que yo estoy exagerando o cosas por el estilo...

—Seung Min, no te estoy entendiendo.

El más bajo desvió la mirada hacia el suelo y se quedó callado durante varios segundos antes de volver a ver a Hyun Jin fijamente. No quería arruinar el momento de calma, pero tampoco podía huir o mentir para que el mayor pensara que todo estaba bien con él.

—Entre más pronto te lo diga, más pronto acabaremos con esto.

—Tienes toda mi atención.

—Quiero protegerlos... —Pronunció por fin.

El sonido de una familia [HyunMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora