Capítulo 8.

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—Uhmm... Estoy un poco nervioso —confesó Seung Min cuando faltaban unos cinco minutos para llegar a la casa de Felix.

—Todo está bien, hablé con Felix y no me dijo que podía invitarte, sino que debía hacerlo —se rio Hyun Jin—. En serio, él quiere que estés ahí. ¿No se siente como una reunión de padres y maestros?

—No —se le escapó una risa suave—. Si vamos a celebrar un cumpleaños, sería extraño hablar acerca del desempeño académico de Rosé o algo así.

—Sólo pasaremos un rato ahí, probablemente conoceremos a algunos amigos de Chan, comeremos lo que sea que Felix haya cocinado con tanto amor y esfuerzo, hablaremos, nos darán pastel y listo.

Hyun Jin estacionó su automóvil cerca de la casa de su mejor amigo y, antes de desabrochar su cinturón de seguridad, volteó a ver al pelinegro para asegurarle una vez más que su presencia en la pequeña reunión no causaría ni el más mínimo de los problemas.

—¿Hay alguna cosa en especial que deba tener presente? —Preguntó mientras bajaba del vehículo.

—Bueno... —Sacó a su hijo del portabebés con mucho cuidado de no despertarlo—. Recuerda que el cumpleaños de Chan en realidad fue el tres de octubre, sólo estamos celebrándolo una semana después porque no hubo tiempo para hacerlo en el día exacto, así que podrías felicitarlo con algo como "Feliz cumpleaños atrasado"... Ya sabes, así te ahorras la explicación medio incómoda en plan "Oh, en realidad mi cumpleaños no es hoy", ¿entiendes?

—Ah, sí, por supuesto... —Buscó en los asientos de atrás la caja de galletas que había comprado para el festejado—. ¿Qué más?

—¡El regalo! ¿Puedes bajar la bolsita verde que está junto al portabebés, por favor?

—Claro —alcanzó el obsequio y lo acomodó encima de las galletas—. ¿Qué le darás?

—Le daremos —corrigió—. Si lees la tarjeta, notarás que puse que es de parte tuya y mía. No te sorprendas si Chan te agradece a ti también por el regalo.

—¡P-pero yo no cooperé para esto! ¡Ni siquiera sé qué es!

—Es una tarjeta de regalo, para que la gaste en un videojuego que le gusta mucho —explicó—. Y no te preocupes por lo de no haber cooperado. Si te hace sentir mejor, puedes decir que las galletas también son de mi parte.

—Oh, créeme que lo haré.

Felix estaba de muy buen humor. Los recibió con una energía envidiable, tomó los obsequios para acomodarlos encima de la mesa de la sala y finalmente llevó a los recién llegados a la cocina, donde estaban unos cuantos invitados más.

Alrededor de la isla, el más alto era un chico llamado Im Jae Beom, de la misma estatura que Hyun Jin. Tenía mirada oscura y cabello negro. Quien lo ayudaba a acomodar unos vasos y servir hielo en ellos era Park Jin Young, un centímetro más bajo que él, de lacio cabello café claro y ojos color marrón.

También estaban ayudando en la cocina otros dos chicos: Seo Chang Bin y Han Ji Sung. El primero era el más bajo de todos, tenía corto cabello negro y mirada del mismo color, mientras el segundo tenía semiondulado cabello teñido de rubio oscuro y ojos negros. Ellos podían presumir de alguna manera que eran los primeros amigos que Chan había hecho cuando empezó a vivir en Corea.

Después de unas cuantas presentaciones cortas y comentarios sobre lo adorable que era Beom Gyu, siguieron preparando todo para que la cena estuviera servida antes de que el festejado regresara a casa.

—Hice papas al horno con queso y tocino —señaló Felix con cierto orgullo—. Y también hay algunas tiritas de pollo, pero prefiero que las dejemos para las más pequeñas —agregó, refiriéndose a Rosé y a Lia, la hija de Jae Beom.

El sonido de una familia [HyunMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora