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Pasó como un mes y medio, la verdad, lo más interesante que pasó, fue lo cercana que me volví a Baji.

Era raro, porque siempre nos molestamos mutuamente y a la vez somos cariñosos con el otro, hasta que a alguno de los dos le parece muy cursi y nos alejamos con cara de asco.

Fuera de eso, todo seguía siendo normal y aburrido.

Era casi de noche, mis padres salieron a celebrar su aniversario y quedé sola en casa, así que decidí hacer un picnic improvisado yo sola.

Había llamado a Baji, pero me dijo que estaba ocupado. Me dio mucha vergüenza eso.

Guardé cosas en una mochila y luego salí para dirigirme al parque. Caminé tarareando canciones y cuando llegué, tendí una manta en el césped y acomodé todo, una vez que terminé, me dirigí a los juegos.

Pasé por varios juegos, hasta que cerca del arenero vi a un chico con un gatito.

-¡Un gatito!-Hablé bajo con emoción.

Me acerqué de apoco y cuando el gato me vio, se empezó a pasear por mis piernas, así que lo sostuve con mis manos y lo abracé.

-Oh, lo siento, ¿Es tu gatito?

El chico solo me miró serio y me sentí un poco incómoda con su mirada. Pude notar sus ojos ligeramente hinchados y rojizos.

-No, estaba aquí en la calle.-Hizo una pausa.-Parece que le agradas

-Gatito sin correa es de quien lo vea dicen.-Levanté al gato y lo miré con una sonrisa.

¿Ahora qué hago?

-Mmm, ¿Cómo te llamas?-Pregunté.

-Kazutora Hanemiya.-Sonrió inclinando su cabeza, haciendo sonar el cascabel de su pendiente.-¿Y tú?

Que raro cambio de actitud.

-__________ Maeda.-Sonreí.

-¿Te vas a llevar el gato?

-¿Uh? Bueno, no lo puedo dejar solito en la calle.-Murmuré acariciando el gato.

-Ah, ya veo.

Nos quedamos en silencio y luego recordé que había dejado la manta con mis cosas a unos metros.

-¡Ay, no!-Traté de caminar rápido para no alterar al gato y el chico me siguió con curiosidad.

Literalmente podría asesinarme, pero ahí me ves confiando en un extraño.

-Hanemiya, ¿Me quieres acompañar?-Pregunté con amabilidad.

-¿Huh?-Quedó extrañado.

Me senté sobre la manta y la señalé.

-Traje cosas de más para comer y beber.-Le di una sonrisa de labios cerrados y él solo me miró sin expresión, pero tomó asiento cruzando las piernas.

Se veía como un niño pequeño.

Empecé a sacar las cosas y le tendí una cajita de chocolatada. Él agarró y luego seguí sacando los pequeños pasteles.

Se veía tímido.

-¿Cómo crees que debería ponerle al gato? Lo voy a llevar a casa.

-No lo sé.

-¿Debería ponerle Tilin, para que cada vez que haga algo le diga ¡Eso Tilin!?

Él solo me miró sin expresión.

-Público difícil.-Dije acariciando al gatito que se durmió en mis piernas.

Vi una pequeña sonrisa asomarse y sonreí satisfecha.

Kazutora Hanemiya Donde viven las historias. Descúbrelo ahora