Especial II

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Ser novia de Kazutora era vivir sin saber que esperar. Cada día podía salir con algo nuevo y sorprenderme por completo.

Llevabámos algunos años de relación y podría jurar que nunca me cansaría de él. Por más que trate de pensarlo, no me imagino con nadie más. Solo con Kazutora me atrevería a hablar de eternidad.

Una vez leí que el amor nace por los pequeños detalles. Si bien él es un poco distraído, siempre se fija en como me siento.

Estaba finalizando mi carrera. Lloraba y me enojaba de estrés, algo que Kazutora obviamente notó.

Llegó en una madrugada, tan de la nada que me tomó desprevenida.

Entró al departamento, me dio un beso y sonrió.

-Linda, ve a darte una ducha.-Besó mi frente.

-¿Me estás diciendo sucia?-Pregunté alzando una ceja.

-Shhh, no fue así, aunque no me sorprendería que no te duches desde hace días.

-Se gasta mi piel.-Respondí con sarcasmo mientras entraba al baño para ducharme.

Escuché la ligera risa de Kazutora desde otra habitación y ruido de algunas cosas, era un poco confuso, pero él es así.

Me duché y relajé. Si seguía estudiando probablemente no habría tartado mucho en llorar. Suspiré y respiré hondo, me mordí el labio y retuve las lágrimas que amenazaron con salir de mis ojos.

-Hey, ¿Estás bien?-Mumuró Kazutora cuando entró al baño y me vio, ni siquiera noté que entró.-Cariño, ¿Qué sucede?

Tomó mi cara y acarició mis mejillas con sus dedos mientras me miraba a los ojos. Eso fue suficiente para que empezara a sollozar mientras me sostenía en su pecho. Kazutora me abrazó y acarició mi cabeza.

-Tranquila, todo está bien. Yo estoy aquí, amor.

Solté sollozo más fuerte al escucharlo y volví a apretar su camisa.

-Solo déjame llorar un ratito así, luego me recompongo.

-Está bien, sabes que yo estoy aquí.-Murmuró.

Kazutora no me soltó en ningún momento, besaba mi cabeza y mejilla mientras murmuraba lindas palabras para que me sintiera mejor.
Luego de desahogarme unos minutos en el pecho de Kazutora, me levanté, lavé mi cara y le sonreí.

-Toy joya.-Aplaudí y salí del baño hasta la habitación.-¿Por qué viniste? No me molesta, pero son las dos de la mañana.

-Bueno, tengo una sorpresa para ti.

-Mmm, ¿Y eso es...?

-Dije sorpresa.-Se acercó y volvió a besar mi mejilla.-Ve a tomar un té o algo, yo preparo tus cosas.

Le hice caso y luego de algunos minutos salió con un bolso no tan grande. Lo miré con curiosidad y tocaron la puerta.

Fruncí el ceño y fui a abrir.

Un Baji adormilado y con el ceño fruncido entró a mi departamento, me miró, me ignoró y se fue a mi habitación.

-Estoy confundida.-Informé esperando una explicación mientras iba a ver al pelinegro.-Kei, ¿Estás bien?

Murmuró algo que no se entendió porque su cara estaba en la almohada. Volví a preguntar y él levantó la cara de la almohada con molestia.

-Que sí, boba, estoy bien. Vengo a cuidar a tus gatos.

Volvió a enterrar su cara en la almohada y volteé a ver a Kazutora, quien estaba apoyado en el umbral de la puerta.

-¿Y esto?

Kazutora Hanemiya Donde viven las historias. Descúbrelo ahora