Capítulo cinco

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Me despierto sobresaltado, mi agudo oído me anuncia que el pequeño vampiro se encuentra en peligro.  Salgo rápidamente y me muevo por la ciudad buscándolo, entonces lo veo. 

- He esperado mucho tiempo para poder verte -  dice una hermosa mujer apuntando con una arma al pequeño Chang, "¿Por qué no se defiende?"
-  Ya me tienes ¿Qué harás ahora? - pregunta el pequeño vampiro.
- Agradece que te quieren con vida o ya estarías muerto - responde la mujer, esta muy enfada.
- Solo si me matas, me tendrás Camile - se levanta y noto la herida en su pierna - así que si no lo vas a hacer, me retiro.

Con la clara intención de alejarse, Chang salta y es detenido por tres hombres que lo atrapan dentro de una red, como un animal.  Eso me enfada.  La mujer llamada Camile vuelve a dispararle y está vez detengo la bala antes de que le dé Chang.

La bala tiene algo extraño, me quema en la mano, así que la dejo caer al instante.

- A pesar de que este tipo de escena siempre me han gustado - digo - todavía no me he tirado a este vampiro, así que por ahora, no dejaré que lo tengan.
- ¿Eres el vampiro Jae? - pregunta la mujer, es realmente hermosa.
- Lo soy - parece sorprendida.
- No me interesa involucrarme contigo, te pido que te hagas a un lado.
- Lo lamento, pero eso no es posible - me acero a los hombres que tienen la red firme, y les rompo el cuello, uno por uno, disfrutando del sonido que hacen al crujir.

Me acerco a la mujer, ella me observa, no parece tener miedo.

- ¿Vas a matarme? - pregunta en tono tranquilo.
- La verdad es que me gustaría quitarte la ropa y ver como te corres conmigo dentro de ti - se sonroja, tiene un exquisito color.  Me acercó con la clara intención de morderla.
- ¡No la toques! - me grita Chang, y me sorprendo.
- ¿Defiendes a tu captora?... Interesante.  Será en otra ocasión, entonces.  Mantente alejada de mí, pequeña, no seré tan complaciente la próxima vez - del rojo de sus mejillas, pasa a un color pálido.

Tomo a Chang y me marcho tan rápido como llegue.  En pocos minutos estamos en mi departamento y lo recuesto sobre el sillón.  Se queja escandalosamente.  Abro el pantalón para verificar que tan profunda es la herida y no es una herida común.  La bala de color blanca sigue dentro de la pierna y parece quemarla a medida que se incrusta.  Meto mis dedos en la herida, y Chang intenta detenerme, grita del dolor, "pero pequeño, yo soy muchísimo más fuerte que tú"  Finalmente quito la bala y a penas la tengo entre mis dedos comienza a quemarme.

Dejo la baja sobre la mesa y abro una pequeña herida en mi brazo para que mi sangre se deslice dentro de tu pierna y me deleitó al ver como ésta se cierra.  Un poder extraño entre nosotros, e irónico.  Podemos matar bebiendo la sangre de otros, pero al mismo tiempo, nuestra sangre puede curar heridas.

- ¡Bebe! - le ordeno y se aferra a mi brazo.  El dolor es instantáneo. 

Mikel me dijo una vez que admiraba mi forma de beber, porque podía elegir si matar a mi presa haciéndolo sentir el más puro dolor, o hacer que se  pierdán dentro de un sueño de placer absoluto.  Me confesó que hasta ahora, yo era el único que podía hacerlo.

Chang se duerme al instante, había perdido mucho sangre a través de esa extraña bala.  Necesitaba respuestas, pero esta noche probablemente no las obtendría.  Voy a mi congelador y saco una bolsa de sangre.  La bebo como si fuera una bebida, las tengo en caso de emergencia.  La sangre congelada no me gusta mucho, su frialdad congela por momentos mi cuerpo, mientras que la de un humano vivo, me calienta y satisface muchísimo más.

Observo la bala sobre la mesa, su forma y contextura no se parecen a nada que haya visto antes.  La vuelvo a tocar y me quema los dedos al instante, no logro entender su composición.  Creo saber quiénes pueden ser sus creadores, pero después de tantos años "¿Seguirán existiendo?"

Enciendo el televisor, otra cosa que amo de la tecnología, el noticiero esta hablando de los cuerpos asesinados por supuestamente un animal.  Sonrió ante las hipótesis que crean  para justificar lo injustificable.  ¿Por qué no decir que un vampiro los mato? Claro, eso sería absurdo, los vampiros "no existen"...

Me dejo llevar por el sueño obligado, aunque quisiera resistirme ante esto, sería inútil, ya lo he intentado sin éxito incontables veces.

Soy despertado por la calidez de unos labios y un olor familiar, el pequeño Chang tiene ganas de jugar.

Sin preguntarle, lo tumbo sobre la cama y comienzo a desvestirlo.  Acaricio sus pezones mientras beso su cuello.  Atiendo su miembro para darle más placer.  Esta muy excitado, pero estoy seguro de que puedo llevarlo aún más lejos.

Mientras lo penetro muerdo sus labios y un gemido profundo se escapa de ellos.  Saboreo su sangre pasando mi lengua por su boca, mientras lo embisto.  Paso a su cuello y repito la acción, Chang se desespera y exige mayor profundidad volteándose, dejándome libre acceso a su abertura.  No me freno, con un humano lo haría, pero con él, cuya piel es tan fuerte como la mía, no lo hago, lo penetro con todo mi deseo.  Ambos alcanzamos el orgasmo entre sonoros gemidos.

Caes rendido sobre la cama, mirándome confundido y asombrado

- ¿Cómo lo hiciste? - me pregunta algo temeroso.
- ¿Hacer qué? - toca mi rostro y sus ojos me muestran deseo absoluto.
- Jae - susurra - ¿Mikel te dijo, por qué te abandonó? - la pregunta me enfada por unos momentos y quito su mano de mí rostro.
- No - respondo, recostándome a su lado.
- Él te amaba.
- Extraña forma de demostrarlo - digo con ironía.
- También te tenía miedo - lo miro confundido - me dijo que tú eras su creación perfecta, pero la única que podía destruirlo.  Hoy lo entiendo.
- ¿De qué estás hablando?
- Mientras me poseias Jae, habrías podido secarme y yo te lo habría permitido, sin siquiera intentar poner resistencia. 
- ¿De qué hablas Chang?
- Era un prisionero de ti, en el momento en que tus dientes se clavaron en mi, me sentí en un sueño de placer absoluto.  En mi departamento sentí lo mismo, pero me separaste de tí tan rápido, que me despertaste de ese sueño bruscamente, y creí que lo había imaginado, pero ahora.
- Eso es absurdo - me levanto caminando hacia el baño.
- Tal vez, pero... Mikel tenía razón en temerte...

Besos Con Sabor A Sangre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora