Séptimo Capítulo

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*Diez años después*

-Tiene toda la carita de Bakugou.

-La verdad es que no se parece en nada a Kirishima.

-Esperemos que solo se le parezca en físico al padre y no en carácter.

-¡¡Callaros ya, idiotas!!

Sero y compañía reían entre ellos mientras buscaban la atención del pequeñín. Un niño precioso que había sido todo un valiente para poder llegar a este mundo y quedarse al lado de sus padres, y es que el parto de Kirishima había sido realmente complicado hasta tal punto que ambos, padre e hijo, estuvieron a punto de perder la vida.

Kirishima nunca había sido un omega común. Desde pequeño le dijeron que su celo sería escaso a lo largo de su vida y que tampoco sería capaz de percibir las feromonas de los alfas como otro omega cualquiera. También estaba el problema de que le sería realmente difícil ser padre y si finalmente quedaba embarazado no sería un embarazado agradable ni un parto fácil. Kashi había nacido prematuro y pasó largo tiempo en la incubadora. Al igual que Kirishima quien tuvo que quedarse en el hospital cerca de cinco meses recuperándose y sin recibir visitas salvo la de Kacchan o parientes cercanos.

Hoy por fin habíamos podido visitarle pero se notaba su cansancio y la pérdida de peso. En Kacchan también había cambios. Iba de casa al hospital y del hospital a casa sin apenas dormir, sin apenas comer mientras que Sero, Kaminari y yo nos turnábamos para sacarle a flote. Sobre todo yo quien iba a su casa después del trabajo para asegurarme de que comía una comida decente, aunque fuese solo una vez al día, y no platos precocinados.

El recuerdo de la noche donde Kirishima se puso de parto aún me producía pesadillas... Kacchan me llamó a las tres de la madrugada totalmente aterrado. El médico le había dicho que había muy pocas posibilidades de supervivencia de uno de los dos pero que harían todo lo posible para salvar ambas vidas.

Cuando llegué al hospital Kacchan estaba... estaba... No podía describirlo. Nunca antes había visto a mi mejor amigo de esa forma. Él que siempre había sido fuerte, luchador y sin dejar que nadie le pisotease ese día era un chico aterrorizado por haber aceptado el deseo de Kirishima de tener hijos. "Es mi culpa... es mi culpa... No debí de aceptar... No debí de buscar el bebé... Si muere... Si Kirishima muere... Si nuestro hijo muere... Si ambos mueren y me abandonan... ¿Qué será de mí? No puedo vivir sin Kirishima...No puedo perder a ambos..."

No supe qué decirle. Me había quedado petrificado viendo como se desgarraba enfrente de mí sin poder darle palabras de ánimo. Decidido, me acerqué a él y le abracé con todas mis fuerzas. Impidiendo que se rompiera. Impidiendo que se echase la culpa por algo que no la tenía. "Kirishima no te abandonará. Y ese pequeñín tampoco. Saldrán adelante y seréis la familia más bonita...Estoy seguro. Kirishima no te dejará solo. Sé muy bien los sentimientos que tiene por ti así que... Confía en él."

Un pequeño grito animado me trajo al presente.

-Entonces ¿Midoriya será el padrino de esta preciosidad? – preguntó Mina acunando entre sus brazos al pequeño Kashi.

-No había nadie mejor.- respondió Kirishima sonriéndome de oreja a oreja – Si algo nos ocurriese a nosotros él sería el más adecuado para educar y vivir con Kashi.

-¡No atraigas a la mala suerte! – protesté - El pequeño Kashi tiene mucha suerte de teneros como sus padres ¿Verdad? – me acerqué al bebé quien se agarró a mi dedo índice provocando que se me cayera la baba.

La habitación del hospital se llenó de risas cuando la puerta se abrió y entró alguien a quién no esperábamos.

-¡¡Todoroki!! – gritamos todos al unísono - ¿Qué estás haciendo aquí?

AlcanzándoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora