Decimoctavo Capítulo

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Había pasado más de una semana sin tener noticia alguna de Todoroki.

Los mensajes no le llegaban y tampoco respondía mis llamadas. Era como si la tierra se lo hubiese tragado pero sabía que se encontraba bien o estaría en boca de todos en las noticias si hubiese pasado algo.

Quería verle.

Abrazarle.

Impregnarme de su olor.

Besarle.

Decirle que todo iría bien. Que estaríamos bien. Pero no podía hacerlo hasta saber qué nublaba su mente. Hasta saber a qué le tenía tanto pánico.

Kacchan no era de mucha ayuda cuando estaba en casa pues su mal humor me angustiaba, aunque sí descubrí que cuando terminaba su jornada laboral se dedicaba a buscarle llegando a casa a altas horas de la madrugada. Mientras tanto yo me quedaba con Kirishima y Kashi, sobre todo con Kashi. Tenerle entre mis brazos me daba más fuerza para afrontar un futuro incierto contra el que no me daría por vencido.

Estuviese o no Todoroki a mi lado, mi hijo sería mi presente y mi futuro. Siempre.


****
Tras cerca de dos semanas, el dolor empezó a ser cada vez más insoportable.

Necesitaba verle. Sentirle. Tocarle.

El olor de sus camisas ya no me hacían sentirme seguro, sobre todo porque ya apenas olían a él. Tenía que verle. Perderme en sus brazos o esta angustia y terror que sentía acabaría matándome. Y todo se debía a estar vinculados. Estábamos obligados a estar juntos y poco tiempo separados..

¿Todoroki se sentía igual? Y si es así... ¿Por qué no vienes a por mí? ¿Por qué no respondes a mis llamadas? ¿Estás bien? Sé que es duro recibir la noticia de que vas a ser padre, te descuadra todos tus planes y más si viene cuando no ha sido buscado pero ha pasado y tenemos que afrontarlo. Y tenemos que hacerlo juntos.

Por favor Todoroki...

Quiero verte...


****
-Midoriya.

Kirishima entró en la habitación de Kashi donde estaba jugando con él. No hizo falta decirme nada. Con tan solo abrir la puerta su olor me abrió los pulmones reavivando mi alma.

Corrí hacia el salón deteniéndome en seco en cuanto le vi. Todo mi cuerpo me pedía que fuese a abrazarle pero era incapaz de hacerlo. Mis piernas no me respondían. Ni siquiera la voz me salía del cuerpo. Había pasado un mes desde aquello y parecía que nos mirábamos el uno al otro como si no supiéramos quiénes éramos.

-Os dejaremos a solas.- dijo Kirishima intentando llevarse a Kacchan quien no tenía intención alguna de irse pues se había colocado en medio de los dos con los brazos cruzados dándome la espalda. Podía imaginar la mirada que estaba haciendo en ese momento.

-Podéis quedaros.- murmuró Todoroki sin apartar su mirada de mí electrocutándome de tal manera que callé un sollozo tragando saliva – Es más, necesito que os quedéis. Sobre todo tú Bakugou – Kacchan se movió intranquilo pero finalmente aceptó y retrocedió hasta colocarse a mi lado como gesto de protección. Quise sonreír al recordar el pasado pero ya no recordaba cómo se sonreía - Tenías razón, Bakugou. Soy un cobarde.- su voz era temblorosa y a mí se me encogía el corazón cada vez que la oía. Tuve que imponerme a mi omega que lo único que deseaba era correr a sus brazos - Siempre lo he sido – continuó – Fui un cobarde en el instituto. Pude haberme quedado a su lado, haber confesado mis sentimientos por él e ir enamorándole poco a poco pero él solo tenía ojos para ti, e incluso cuando supe que le habías rechazado siguió protegiendo esos sentimientos – guardó silencio provocando un incómodo silencio – Pude haberle alcanzado pero ¿Para qué iba a comenzar una relación con él cuando me iba a ir a estudiar fuera? Aunque eso en realidad fue una excusa... Si no le dije como me sentía fue porque tenía miedo de ser rechazado... Cuando me enteré que os ibais a casar no lo dudé. Organicé todo para dejar a alguien a cargo en la empresa que dirigía para poder regresar y poder estar con él. Si tú ya  te habías quitado de en medio no dejaría que otro alfa me lo quitase. Me alegro tantísimo de haber tomado esa decisión... - arrugó la camiseta a la altura del pecho cuando su voz se estremeció y un par de lágrimas resbalaron por mis mejillas al notar su dolor y desesperación - Nunca he sido tan feliz como este último año. Creí estar viviendo en un sueño porque nunca me imaginé que Midoriya fuese a corresponder mis sentimientos – Todoroki también lloraba al levantar la mirada hacia mí - No tenía intención alguna de forzar nuestra relación cuando se vino a vivir temporalmente conmigo, ni siquiera caí en la tentación cuando le vino el celo pudiéndome haber aprovechado de su situación pero ¿En qué me hubiese convertido eso? En un horrible y asqueroso alfa...En el monstruo que tanto odio...En otro horrible recuerdo como los que tenía de esos bastardos que se aprovecharon de él cuando era estudiante... - apretó los nudillos - Estoy feliz de que Midoriya me haya visto entre la multitud y esté a mi lado por ser quién soy, pero cuando por fin veo que nuestros caminos se unen para construir uno solo dándonos la oportunidad de recorrerlo agarrados de la mano yo...- ocultó su rostro entre sus manos mientras sus hombros bajaban y subían temblorosos. Su silencioso llanto me estaba destrozando – Lo siento Midoriya, lo siento tanto... - apreté la mandíbula mientras ignoraba las súplicas de mi corazón para ir a abrazarle. No podía. Tenía que aguantar. Tenía que esperar a que Todoroki me dijese todo lo que tenía en su interior. Aguanta. ¡Tienes que aguantar! – Siento haber salido huyendo, no fue mi intención es solo...que... Estaba asustado. Aterrado. Cuando estaba saliendo de la oficina me informaron de que mi padre me estaba preparando un omiai. Ni siquiera había tenido la decencia de avisarme a mí primero para rechazarlo. Tuve que hacer muchas llamadas hasta poder ponerme en contacto con la chica que supuestamente sería mi prometida. Himiko Toga, la hija del presidente de una empresa que está a punto de fusionarse con la de mi padre creando así un buen negocio. Una chica que, afortunadamente, me ha ayudado a arreglar todo rechazando el omiai – levanté el rostro sorprendido. Entonces ¿No se iba a casar?– Ella está enamorada de un chico llamado Jin y tenían pensado fugarse para poder estar lejos de las garras de su padre y ser felices, pero cuando habló conmigo llegamos a una conclusión. Teníamos que rechazar ese matrimonio juntos. Sin embargo, no nos ha sido nada fácil... Nos ha tomado semanas poder arreglarlo todo y hacerles entender a nuestros padres que ya estábamos enamorados de otras personas y que no íbamos a dejarles. No estábamos dispuestos a casarnos cuando jamás nos amaríamos. Ni tener hijos donde éstos no iban a saber nunca lo que sería el amor paternal al igual que pasó con mis padres. Yo no quería eso para mi hijo... - dio un par de pasos hacia mí mientras yo contenía la respiración. Su dolorosa mirada me quitaba el aire. Deseaba tanto abrazarle... - Sé que tenía que haberme puesto en contacto contigo. Haberte contado lo que estaba haciendo pero quería dejarlo todo hecho para presentarme ante ti y pedirte disculpas correctamente.

AlcanzándoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora