Undécimo Capítulo

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Cierto día, a la salida del trabajo, me llevé una sorpresa de la que aún, subido en el asiento del copiloto estaba intentando asimilar.

No solo por el hecho de que hubiera venido a recogerme dejando a mis alumnos con la boca abierta al igual que yo con su deslumbrante coche, sino porque íbamos a estar fuera todo el fin de semana.

Todoroki y yo. Yo y Todoroki.

Solos.

Todo un fin de semana.

Solos.

Los dos.

Nadie más.

.....

Mi alma había decidido abandonar mi cuerpo sin dejar ninguna nota de cuándo tendría intención de regresar.


****
-Hemos llegado.

Dijo abriendo la puerta de la habitación del hotel y dejándome ser el primero para echar un vistazo sin ser capaz de cerrar la boca. Todo era... ¡Deslumbrante! Incluso el cuarto de baño brillaba.

¡Le ha tenido que salir carísima la habitación!

-Te pagaré la mitad.

-No tienes que pagar nada. Corre todo a cuenta de la empresa.

Le miré aún más preocupado pero su sonrisa picarona me desarmó. ¿Todoroki siempre había sido así? Siempre lo vi como un chico que seguía las reglas al pie de la letra.

-He reservado una habitación con dos camas separadas pero si te incomoda el dormir conmigo en la misma habitación puedo pedir otra.

-No te preocupes, en realidad lo agradezco. No me gusta dormir solo en sitios desconocidos.

-En mi casa dormiste como un bebé la primera noche.

Me susurró a mi espalda provocándome un escalofrío.

-Es-eso fue po-porque- me había mordido la lengua – Porque era tu casa, no un lugar desconocido.

-Pero era la primera vez que ibas.

-Sí, bueno pero...pero... - ¡Joo! ¡Deja de preguntarme! Me tapé la cara avergonzado.

-Perdona, solo estaba bromeando. Venga, dejemos las maletas y vayamos a darnos un baño. Ya verás que bien te sienta la piscina de agua salada que tienen.

Tomé aire e hice lo que me dijo pero mi corazón no conseguía calmarse.


****
Y tal como Todoroki me había dicho, la piscina de agua salada era ¡Increíble!

Una vez me metí dentro no quería salir. Estaba muy relajado, calmado y mi corazón ya dejaba de hacer el tonto en mi pecho. Sin embargo, en cuanto me giré para decirle que se metiera pues el agua estaba muy buena en cuestión de un par de segundos tuve que girarme veloz tapándome la nariz con la mano al sentir como algo me resbalaba hacia abajo.

¿Sangre? Fue lo primero que pensé. Que la nariz me estaba sangrando al ver el espectacular torso de Todoroki pero tan solo se trataba de una gota de agua...

Suspiré aliviado. Si me hubiera salido sangre ¿Cómo se lo habría explicado? No quería parecer un pervertido. Cuando conseguí calmarme, de nuevo, miré de reojo y estaba sentado en el bordillo de la piscina observando el techo de cristal. Tenía un cuerpo precioso. Un torso musculoso, una piel fina, blanca y brillante que con el reflejo del agua le hacía verse mucho más atractivo.

AlcanzándoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora