A raíz de nuestro vergonzoso encuentro y tras estar ausente de su propia casa la rutina de Todoroki cambió. Desayunaba y cenaba conmigo cada día, e incluso los fines de semana que solía ir a la oficina se quedaba en casa conmigo. Limpiábamos juntos, hacíamos la colada juntos, íbamos a comprar juntos e incluso los domingos por la tarde salíamos a dar un paseo.
No conversábamos mucho. Un poco sobre el trabajo, de nuestra vida, de lo que habíamos estado haciendo todos estos años donde el contacto había sido escaso... Todoroki no era muy buen hablador pero sí sabía escuchar. Escuchar y aconsejar. Me había dado muchos consejos para ponerlos en práctica durante las clases y me apoyaba en todas las actividades y proyectos que quería llevar a cabo con mis alumnos pero que la mayoría se quedaban en la mesa del director por no querer hacer nada con ellos...
Y era una auténtica pena.
-Tus alumnos son de tercero ¿Verdad? – me preguntó una tarde de invierno cuando el sol ya estaba cayendo y habíamos decidido regresar a casa mientras nos tomábamos un café paseando.
-Así es. ¿Por qué?
-¿Tienen planes de futuro? Supongo que les harán rellenar esos estúpidos papeles de si quieren ir a la universidad o prefieren trabajar.
-En realidad... No. Directamente dan por hecho que acabarán trabajando en sitios de mala muerte porque es lo que se espera de ellos, pero yo sé que ellos aspiran a más. Lo veo en sus ganas cuando hacemos actividades divertidas en clase, veo sus ojos brillar cuando hablan del futuro conmigo, a solas, pero luego en grupo son totalmente distintos. Es como si les avergonzara seguir otro camino. Me gustaría tantísimo poder ayudarles...
Pero no me dejaban hacer nada por ellos. Yo podía animarles, alentarles, aconsejarles sobre qué otras posibilidades les ofrecía la vida pero si nadie más le tendía la mano mis alumnos no abandonarían el camino que ya habían elegido.
-¿Qué te parece si ofrezco unas becas a tus alumnos para hacer unas prácticas en las muchas empresas de mi compañía? Puedo hacerte un informe detallándote los distintos puestos de trabajo y que ellos elijan el que más les guste. Además, recibirán formación y es muy posible, si lo hacen bien y están motivados, que puedan quedarse.
Me detuvo en seco observándole con los ojos abiertos. Incrédulo.
-¿Puedes hacer eso?
-Mi padre es el directivo de toda la compañía pero yo soy el director de la empresa donde trabajo. Esa empresa tiene varias ramas que yo controlo. Así que sí, puedo hacerlo.
-¿No crees que podría ser un poco complicado meter a alumnos beta que estudian en un instituto que todos creen que es problemático en tu empresa?
Ver la sonrisa de Todoroki me provocó unas inmensas ganas de llorar.
-Por lo que me has contado de ellos sé que son buenos chicos. Alguien tiene que darles una oportunidad. Yo quiero ayudarte. Yo quiero ser esa mano para ayudarles. Si me dejas, claro.
Me agarré a su cuello para abrazarle y las lágrimas aparecieron en escena.
-Gra-gracias... Gracias por darles una oportunidad... De verdad que son muy, muy buenos chicos...
-Claro que lo son. Tienen al mejor profesor.
Todoroki me devolvió el abrazo y no sé el tiempo que permanecimos abrazados pero cuando me separé de él y me vi reflejado en su ardiente mirada quise tragar saliva pero se me quedó atascada en la garganta. No sabía cómo reaccionar hasta que fue Todoroki el primero en poner distancia.
-En unos días te daré el informe. Si tienes problemas con que el director acepte, dímelo. Ya hablaré yo con él.
Asentí aturdido.
Era extraño pero me había molestado que Todoroki me hubiera empujado con amabilidad para separarnos. Aunque quizás había sido yo el idiota por cruzar la línea y abrazarle...
-¿Regresamos a casa? Parece que está a punto de nevar.
Le seguí guardando las distancias.
Sí. Me había molestado.
Me había molestado mucho y no entendía por qué.
En ese momento, no entendía por qué.
Tuvo que pasar un poco más de tiempo para que fuera conectando los engranajes de mi cerebro y que éste enviara la información a mi corazón.
¿Me estaba enamorando?
No.
No creía que fuera eso.
Al menos no era el mismo sentimiento que tuve en su día por Kacchan. Era algo...diferente. Nuevo. Intrigante. Asfixiante. Terrorífico. Placentero. Maravilloso. Angustioso.
Era... Cómodo. Realmente cómodo el estar con él. Era como si mi cuerpo y mi alma por fin estaban en sintonía teniéndole a él. Y cuando no estaba a mi lado era como si el aire de la habitación estuviese más viciado, como si el simple hecho de sentarnos juntos en el sofá, hablar, verle llegar a casa o compartir un paseo fuese una ventana infinitamente abierta que necesitaba para respirar aire limpio.
No era amor.
Era otra cosa.
Algo más... ¿Más qué? Con tan solo escuchar su voz pronunciar mi nombre ya me sentía un hormigueo en el estómago. Un hormigueo totalmente distinto a cuando Kacchan me llamaba. Y no solo mi nombre. Era todo. Su forma de mirarme. Su forma de cuidarme. De preocuparse por mí. De moverse a mí alrededor. Su olor. Sus sonrisas. ¿Se debía a que sabía que Todoroki estaba enamorado de mí y Kacchan solo me vio como su mejor amigo y por eso era más consciente de él? ¿Esa era la diferencia? ¿O había algo más? No lo sabía, pero quería averiguarlo. Quería seguir sintiéndome de aquella manera. Nervioso cuando le veía llegar por las noches a casa y hacíamos contacto visual. Ansioso por saber si ese día me enviaría un mensaje para vernos y regresar a casa juntos. Me sentía intranquilo cuando se iba de viaje durante el fin de semana. Deseoso porque me dijera si quería ver una película y posponer así la hora de irnos cada uno a dormir a su habitación tras largas horas charlando entre risas...
Era extraño. Muy extraño.
Sobre todo cuando me di cuenta de que prácticamente me pasaba todo el día pensando en Todoroki, pero lo peor fue el día en el que, cuando quise darme cuenta, me había masturbado pensando en él pues toda la casa tenía su olor.
Odiaba ser un omega.
Odiaba el efecto que producía Todoroki en mí al ser un alfa.
¿Todos estos nuevos sentimientos se debían a eso?
No quería que fuera eso.
No quería.
Lo aborrecería...
Me daría asco...
Le rechazaría...
Y no quería rechazarlo. No quería rechazar el lado más humano de Todoroki.
![](https://img.wattpad.com/cover/281841176-288-k214702.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Alcanzándote
FanfictionIzuku Midoriya odia ser un omega. Él no quiere seguir las reglas de la sociedad y dar a luz a los hijos de un alfa. Él solo quiere ser alguien normal. Sin embargo, se ha enamorado de su mejor amigo, Katsuki Bakugou. Un alfa. Y a pesar de que aborr...