Duodécimo Capítulo

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Apenas había sido capaz de pegar ojo en toda la noche.

Escuchar la respiración de Todoroki dormir plácidamente ya era causa más que suficiente para acelerar mí intranquilo corazón. Pero lo que más me dejó en un estado de no saber qué hacer, de si recoger mis cosas e irme en mitad de la noche, de si buscar rápidamente otro lugar donde quedarme poniendo distancia entre ambos, de si sentarme a su lado y ver su bello rostro dormir, acariciarle la mejilla, los cortos mechones que le caerían encima de la frente, inclinarme y besarle...fue su confesión.

Mi corazón y mi mente se habían dividido para enviarme señales y consejos totalmente distintos. Mi mente solo me gritaba que me abalanzase a sus brazos, que le deseaba, que anhelaba tener a alguien como Todoroki a mi lado. Sin embargo, mi corazón era muy prudente y me pedía calma y tiempo pues Todoroki era un buen chico al que no podíamos hacer daño por un calentón provocado por el celo o sin celo.

Era como tener a un angelito y a un diablillo subidos sobre mis hombros volviéndome más loco de lo que ya estaba.


****

-¿No has podido dormir bien? ¿Prefieres que nos quedemos en el hotel? ¿Te duele algo? ¿Necesitas que te compre alguna medicina?

Todoroki había estado preocupado por mí durante todo el desayuno. Tanto que él apenas había probado bocado así que tuve que dejar a un lado el cansancio y centrarme en pasarlo bien y no preocuparle. Sonreía agradecido mientras untaba mermelada en la tostada y se la tendía para que le pegase un bocado. Me sonrojé al ver como se sonrojaba observando a otro lado mientras masticaba.

¡Qué adorable!


****
Pasamos parte de la mañana mirando escaparates, entrando en las tiendas a mirar ropa y aconsejándonos qué nos sentaría mejor. Sinceramente, a él le quedaba todo perfecto y allá donde fuese atraía las miradas de chicos y chicas que pasaban a nuestro lado. ¿Se voltearían a mirarle al ser atraídos por un alfa o porque realmente era un chico deseosamente atractivo?

El simple hecho de caminar a su lado ya me ponía nervioso porque a él le dedicaban miradas llenas de curiosidad y deseo, mientras que yo recibía hostilidad... ¿Sentirían todos los omegas este mismo trato al salir con alfas?

Ojalá haber nacido beta...

De repente, sentí que Todoroki me agarraba de la mano para tirar de mí y cubrirme con sus brazos cuando pasó un coche a bastante velocidad por una calle estrecha. A partir de ese momento, caminaba a mi lado contrario protegiéndome de los vehículos que pasaba. Su amabilidad me estremecía.

Seguimos paseando en silencio o de vez en cuando comentábamos algo de lo que nos encontrábamos en el camino, pero la mayor parte del tiempo Todoroki estaba en silencio, pensativo y yo no sabía qué hablar con él. Si fuera Kacchan el que estuviera ahora mismo aquí iríamos bromeando, riendo, hablando de cualquier tontería al igual que hacíamos cuándo caminábamos hacia el instituto... Pero Todoroki no era Kacchan. Ni Kacchan era Todoroki.

Kacchan era mi mejor amigo.

Todoroki era... ¿Qué era? ¿Qué quería que fuera? ¿Un amigo? ¿Un buen amigo? ¿Alguien a quien dejar que caminase a mi lado? ¿Alguien a quien atesorar? ¿Alguien a quien amar?

Al levantar el rostro me encontré con su hermosa sonrisa causando un hormigueo que nacía en mi estómago y ascendía hasta mi garganta en forma de nudo no dándome opción a pronunciar palabra alguna. Sus sonrisas me dejaban sin aire, me hacían estremecer, me hacía querer seguir siendo testigo de ellas, incluso me daban ganas de llorar al verlas.

AlcanzándoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora