1- Duelo

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Buenos días, joven amo.-

Abrí lentamente los ojos.

Y como es de costumbre, mi primera vista de la mañana es mi mayordomo Diego.

Agua.- Froté mis ojos, sentándome.

Rápidamente, Diego me dió un vaso.

Lo bebí, para después darle el vaso a mi mayordomo.

¿Va a salir?, Joven amo.-

Negué con la cabeza.

Tal vez vaya a pintar al patio.- Bostecé.

¿Quiere que lo ayude a vestirse?.-

Asentí.

Tomó el borde de mi camisa de pijama.

Quitó los botones.

¿Puede levantarse?.-

Así lo hice.

Sus guantes blancos recorrían mi piel.

Se sentía extraño.

El algodón frotándose por mis piernas.

Sorpresivamente, el día de hoy, sus guantes molestan.

Abrió mi closet.

Algo... Más sencillo.- Le dije.

Tomó la ropa para después acercarse a mi.

Me puso una camisa, junto a un chaleco y saco color baige.

Acomodó el cuello de mi camisa.

Me puso unos shorts que me quedan a medio muslo.

El amo Guadarrama lo regañará.- Me dijo, mientras me ponía un pequeño moñito en el cuello.

Lo sé, ¿Por qué crees que sigo vistiendome así?.-

El dió una risita.

Lo conozco desde que tengo doce.

El siempre fue mi amigo.

Ya que... Nunca tuve un padre.

El estuvo allí, pero ni siquiera me hablaba.

Siéntese, le pondré los zapatos.-

Lo hice.

Tomó mi pie, suavemente, como si me fuera a romper.

Me puso unas botas negras.

¿Usará algún tocado?.-

No... Debería bajar ya.- Acomodé mi saco.

Espere.-

Levantó mi cara, para acomodar mi cabello.

Acarició mi mejilla.

Le sonreí.

Sus guantes picaron un poco.

Gracias, Diego.- Salí de mi habitación, con el detrás de mi espalda.

Seguro están esperándome para desayunar.

Bajé las escaleras.

Me di una sorpresa al ver a toda mi familia reunida en el salón.

¿Sucedió algo?.- Se quedaron callados.

¿Mamá?.- Mi madre tenía un rostro serio.

Miré a Diego, el negó, tampoco sabe que ocurrió.

Siéntate.- La voz de mi padre resonó.

Pintando estrellas ; RobarcaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora