Buscando a Bash

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El sonido de los carruajes, caballos y personas llenaban los oídos de ambos jóvenes, quienes seguían montando aquel corcel, al menos hasta que la pelinegra le pidió al azabache que se detuviera, el joven hizo caso, dándose cuenta que estaban frente a la terminal de correo

Rápidamente se bajó del caballo, para después amarrar las riendas y ayudar a la joven a que bajara, ninguno de los dos contaba con que su peludo amigo se sacudiera e hiciera que la joven se abrazará completamente al cuello del azabache para no caerse del animal, el chico se apartó unos pasos del animal 

Al darse cuenta de la posición en la que sus rostros se encontraban voltearon a verse detenidamente, la chica viendo las escasas pecas y fuertes facciones, que eran adornadas con un pequeño sonrojo 

MIentras que el veía aquel precioso par de ojos verdes como las esmeraldas resaltando más por las partes rojizas de su rostro, que eran provocadas en parte por el frío y por la cercanía con el joven, pero tan pronto como volvieron a unir sus miradas reaccionaron

-Bueno, ah, yo....tengo que entrar, para que no se haga tarde- 

-Si....ahh, yo iré a.... comprar cangrejo, desde hace tiempo quiero que Bash me enseñe a cocinarlo-dio el joven al ver que a unos metros había un cartel con la frase 

"Cangrejo fresco"

-Entonces nos veremos aquí en un rato Gilby- se despidió Elizabeth, quien sin saber porque se acero y dejó un rápido beso en la mejilla del chico para después entrar en aquel lugar 

Apenas la chica desapareció por la entrada, ambos chicos soltaron un suspiro mientras sonreían, no entendían qué pasaba, porque sus estómagos comenzaban a tener ese extraño cosquilleo o porque se sentían seguros estando juntos, pero querían averiguarlo 

-¡Hola!, bienvenida, ¿puedo ayudarte en algo?- dijo un viejo hombre de apariencia amable

-Si, quisiera enviar esto a inglaterra por favor-

Durante un rato la chica se dedicó a llenar la documentación necesaria para que aquella carta llegará sin retrasos ni contratiempos y bueno, ¿qué decía aquella carta?, simple.

Como toda niña, ya no tan niña, Elizabeth estaba creciendo y sobre todo su cuerpo, las caderas, las piernas los brazos y los pechos, por ende, debía comprar ropa nueva, pero como se mencionó con anterioridad el sastre real era el encargado de su ropa y la de su familia, así que en aquella carta especificaba que necesitaba blusas, lo más rápido posible, además de incluir las nuevas medidas de su cuerpo, ella planeaba enviar también las blusas que ya no le quedaban, para que les hicieran modificaciones y pudiera volver a usarlas, pero conociendo al sastre terminaría deshaciéndose de ellas y enviándole unas completamente nuevas, por lo que prefería regalarlas a alguien, claro, después de quitarle ciertos adornos, ya que nadie, además de su familia, podía usar esas ropas

Una vez que todo estuvo listo, salió de la terminal del correo encontrándose con su acompañante quien se veía inmerso en su cangrejo

-No va a irse a ningún lado Gilby- comentó con gracia la chica

-Muy graciosa Eli, sera mejor irnos, está por atardecer- 

Con esas palabras ambos volvieron a subir al caballo, para comenzar el camino de vuelta a sus hogares, teniendo una agradable conversación claro está

-Sano y salvo en su hogar Mi Lord- hablo con gracia la chica mientras el azabache bajaba del caballo y se paraba frente a este mismo

-Gracias por traerme Mi Lady, se lo compensaré con una rica cena- habló el joven haciendo una chistosa reverencia 

✨Ella✨ *Anne With An E* (Gilbert Blythe y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora