XIX

119 14 44
                                    


P.O.V. Pythia

-que diablos!?- al despertar sobre el pecho de mi querido amigo, de inmediato lo empujé provocando que caiga al suelo.

-auch... buenos días a ti también- dijo levantándose del suelo y volviendo a la cama.

-Qué haces imbécil?

-es sábado, y anoche me mantuve despierto hasta hace pocas horas cuidando de ti. merezco al menos dormir en una cama que ya tiene un poco de calor.

-cuidarme...? por que debería- me interrumpí sola al recordar pequeños fragmentos de la noche anterior como si fuese un flash.

por merlín eres tan estúpida!

-Py?- coloqué las palmas de mis manos en los ojos- estás bien? -posó su mano en mi espalda.

solo quería acostarme contigo bien?

-si... por un momento no recordaba lo que sucedió anoche y me duele un poco la cabeza... solo eso -me dejé caer sobre mi almohada de espaldas a Draco.

-creo que ha quedado claro que Fred no es muy buena opción que digamos?

-claro- dije sin ánimos.

-no, no quise... lo siento Py, yo.

-que salgas de mi puta cama Draco- interrumpí levantándome bruscamente y tomando mi frente con la palma de mi mano de espaldas a él.

-Ey! no te enfades conmigo Riddle! en primer lugar tu fuiste quien me ha pedido que me acueste junto a ti.

-¿disculpa?

-lo que oíste pequeña pervertida, hasta me has intentado besar más de una vez- mis mejillas enrojecieron. él no lo veía, ni dejaría que lo hiciera o intuya que estaba en ese estado.

-debido a tu rara atracción por mi supongo que, si es que logre besarte, hasta te ha gustado.

-claro, como digas- lo observé por el rabillo del ojo, se encontraba en el borde de la cama colocándose sus zapatos de cuero.

La noche anterior...

-He hecho alguna otra locura?- pregunté imitando su acción.

-hacer no has hecho nada más...- un silencio jugó entre nuestros dos cuerpos congelados y tensos.

-que he dicho entonces?- pregunté con algo de miedo a su respuesta.

-por merlín Pythia... eso no es cierto

-tu y yo sabemos que lo es

-no eres un desastre...

-claro que si Draco! solo mírame con ojos de verdad y no con los que me idealizan. o acaso no te has dado cuenta del plan al que estoy cediendo torpemente y que tengo la puta necesidad de controlar todo a mi alrededor... a todos... incluyéndote a ti.

-no quise preguntar a qué te referías. Supuse que no tendría mucho sentido alguna respuesta teniendo en cuenta tu estado... ahora te pregunto: ¿es cierto?- se formó un nudo repentino en mi estómago. claro que era verdad.

-no-escupí tan asquerosamente segura de mi mentira- claro que no lo es.

ninguno habló ni acotó algo más. permanecimos de espaldas el uno al otro. Estos últimos días parecía que fingir y mentir era lo único que se me daba bien.

-quieres salir?- propuse rompiendo el hielo.

-claro- respondió de inmediato -te espero afuera- asentí para luego observarlo salir de la habitación.

un invierno demasiado blancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora