Capítulo 1: Apocalypse

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Abril de 2027, Tokio.

Shoyo ya no recuerda con claridad las voces de sus antiguos compañeros. Con casi treinta y un años cargados en el cuerpo, las memorias de la adolescencia y su paso por la preparatoria se disuelven rápidamente entre videos, fotografías y algunas prendas del uniforme del que no quiso deshacerse. No obstante, sí hay cosas que aún recuerda bien. Hay escenas y vivencias que, por más que ha intentado erradicar de su mente, viven dentro de él como un parásito que se alimenta del sufrimiento y de la nostalgia. Recuerdos que ya no vienen al caso y que más bien es mejor dejar escondidos, ahí, en un rincón deshabitado de sus memorias.

Sigue en contacto con Yachi, Yamaguchi y Tsukishima, a pesar del largo tiempo transcurrido, pero han pasado años desde su último encuentro cara a cara con sus amigos de cursos superiores. Por esta razón, aquel mensaje de Sugawara en su bandeja de entrada del día lunes le había sorprendido a tal punto que tuvo que releerlo varias veces para asegurarse de haber entendido bien.

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¡Hinata! Este fin de semana vamos a reunirnos en Tokio, como buenos antiguos compañeros. ¡Espero que puedas venir, hace mucho que no te vemos la cara!

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Al parecer todos se habían puesto de acuerdo en el lugar, el día y la hora, mucho antes de consultarle. Le escribió a Yamaguchi para corroborar la información y este le confirmó la viabilidad del evento y le pidió, con cierta insistencia, que asistiera a la reunión. Así que ahora avanza por las calles de Shibuya con algo de prisa, una tarde de domingo, después de un partido amistoso de entrenamiento.

Desde que comenzó a frecuentar aquel barrio con tanta regularidad, Shibuya siempre le ha parecido una mezcla complicada, fascinante, pero difícil de digerir, a diferencia del barrio de Nakano, donde reside en la actualidad. Shibuya suele verse concurrido, pero demasiado concurrido para su gusto; podría decir que le agrada la iluminación nocturna, a pesar de que muchas veces tantas luces artificiales, en combinación con las multitudes y la contaminación acústica, le parecen algo simplemente insufrible. Sin embargo, cuando se aleja de la avenida principal y acorta camino por los pasajes aledaños en los que se ocultan tantos restaurantes y bares tradicionales que se encargan de recibir a los borrachos luego de la jornada laboral, la luz de las lámparas de papel disminuye su intensidad y Hinata vuelve a sentirse cómodo otra vez, bajo esa iluminación tenue que tanto le recuerda a los faroles típicos de Miyagi.

Le agrada el clima de primavera, en especial ese tan característico que se da durante abril. Le gusta que, incluso a las ocho de la noche, el ambiente siga sintiéndose cálido pero fresco, tal como se siente un romance de juventud. Le gusta el color rosa de los árboles que se topa en algunas esquinas y el canto de los pájaros que parecen estar todo el día construyendo nidos y buscando comida para sus crías. En general le agrada ese día en particular. Quizá porque tuvo una buena jornada de vóleibol; quizá porque por fin va a reunirse con sus antiguos compañeros; quizá simplemente porque, para él, la primavera es razón suficiente para estar de buen humor.

Continúa su camino zigzagueando por el abanico de pasajes hasta que, después de unos quince minutos de trote lento desde la estación más cercana, cree haber llegado al restaurante que había sido escogido para el encuentro. No está muy seguro de si es el correcto. Todos los restaurantes de la zona se parecen mucho, después de todo, al menos desde la entrada. Corrobora en su celular y ve que el nombre, escrito en una caligrafía ligeramente gruesa sobre un par de cortinas, coincide con aquel señalado en el mensaje de Sugawara.

Entra.

Avanza con algo de timidez al ser la primera vez que visita el lugar. Saluda cordialmente a la mesera cerca de la entrada y le comenta que viene para sumarse a un grupo más grande que ya tiene una reserva.

Furusato《KageHina》💙🧡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora