Capítulo 31: I Want You

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Miércoles 16 de junio de 2027, Tokio.

—¿Qué hace la mujer más linda de Japón tan sola y en un lugar como este?

El solo hecho de escucharlo hace que se le erice la piel, como si se tratara del espinazo de un gato enrabiado. Odia su voz. Odia su olor, su presencia y la forma que tiene de mirarla.

—Te odio, Uehara.

—Pero qué modales, Naoko. ¿Tu mami no te enseñó a saludar?

—No te me acerques, tengo prisa.

—Espera —le ordena, al agarrarla del brazo—. Ni siquiera hemos tenido tiempo de conversar.

—Suéltame... —quiere gritarle y zafarse con fuerza, pero el temor la ha paralizado.

Cómo detesta esa sensación. La vulnerabilidad.

Hay ocasiones en las que se siente imponente y poderosa, la dueña absoluta de su propia vida. Pero luego, aparecen gatillantes específicos, como un hombre que te ha acosado la vida entera, y entonces los traumas ya no le permiten ser dueña de sus propias decisiones.

—Solo quiero conversar, mujer. ¿Vamos por un trago? Ahora eres una adulta, por fin podemos beber juntos como se debe.

—Tengo que volver a mi casa. Mi hija me está esperando.

—Es verdad... ¿cómo está la pequeña Megumi? Todavía no he tenido el placer de conocerla en persona.

—Ni lo tendrás —responde tajante—. Suéltame o voy a gritar.

Shhh, calma bonita, recuerda que estamos hablando de tu hija. No me gustaría desarrollar un sentimiento negativo hacia ella por culpa de un escándalo sin sentido. Estamos en la vía pública, no seas maleducada.

—No te metas con Megumi, Uehara —le tiembla la voz, pero su mirada está llena de furia y determinación—. Con mi hija no...

—Seguramente tu maridito está cuidando bien de ella. Vamos, tenemos tanto de qué conversar y tanto para recordar juntos.

—Ya déjame en paz, por favor. Tienes dinero, ¿no? Puedes tener a la mujer que quieras, solo deja de molestarme.

—Sí, puedo tener a la mujer que quiera... Por eso no voy a desperdiciar la oportunidad que el universo nos dio —responde detrás de una sonrisa—. Vamos a compartir una buena charla y tú vas a venir conmigo, sin gritar y sin ningún alboroto estúpido porque sé donde vives, querida mía. No querrás que uno de mis amigos vaya a hacerle una visita a ese tal Tobio y tu linda pequeñita, ¿verdad? —continúa, mientras la jala del brazo.

No. Ellos no.

El miedo le ha comido la voz.

Lo sigue. Comienza a avanzar despacio y sin poner resistencia, llevada por la fuerza que ejerce el hombre sobre su brazo derecho. No puede enfocar. No puede reprochar. Está tan asustada que no puede dejar de temblar.

Basta. No quiero ir.

¿Qué va a hacerme?

¿Qué es lo que quiere?

¿Va a lastimar a mi familia?

¿Va a lastimarme?

No quiero ir con él. Tengo miedo.

Tengo miedo.

Tengo miedo.

Tengo miedo, mamá.

Furusato《KageHina》💙🧡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora