Capítulo 26: I Bet on Losing Dogs

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5 de junio de 2027, Miyagi.

—¿Y dónde está el señor Tobio?

La pregunta se repite una y otra vez durante la jornada. El periodista, los empresarios, incluso el entrenador de los Black Jackals se une a la interrogante.

—Tuvo que salir a atender una emergencia —responde de forma automática, como si se tratara de la grabadora de un fax—. Pero no se preocupen, cualquier tipo de propuesta o idea pueden discutirla conmigo, con mi hermano o con cualquiera de nuestros ejecutivos.

El ambiente se ha vuelvo ligeramente hostil. Sin la presencia del dueño de la empresa y del segundo al mando, muchos de los invitados consideran que no vale la pena alargar demasiado la estadía en dicha celebración.

—Entonces ¿el señor Tobio no va a volver a la fiesta? —vuelve a preguntar el periodista.

—Lo más probable es que no. Como ya sugerí, si usted aún tiene alguna consulta...

—Estuvimos hablando sobre las nuevas campañas y las proyecciones de la empresa. Asumo que tendré que esperar otra oportunidad para poder concluir mis consultas, ya que su padre tampoco se encuentra presente.

Naoko entrecierra la mirada y cambia su postura corporal.

—¿Usted cree que por ser la esposa de Tobio tengo menos conocimientos que él con respecto al funcionamiento de nuestra compañía? Lamento decepcionarlo, pero estoy segura de que puedo responder a sus preguntas con mucho más detalle de lo que él lo haría.

—No, no quise ofenderla, señora Kageyama...

—Naoko, por favor. No es de mi agrado utilizar el apellido de mi esposo. Ahora, me temo que tendré que insistir en que me realice todas las consultas pertinentes para que reúna la información que necesita y el reportaje de nuestra empresa resulte impecable.

La entrevista entre el periodista y Naoko lleva unos 30 minutos. Hitoka observa la interacción desde una distancia prudente, mientras descansa en uno de los sitiales de la sala y sigue deleitándose con los pastelillos del catering. La situación le causa algo de gracia. Sabe, por los gestos de Naoko y su lenguaje corporal, que está tremendamente furiosa y que de ser posible habría echado al periodista del lugar hace un buen rato ya. Y es que ella también alcanzó a divisar cómo el hombre interceptaba a Kageyama una y otra vez, casi sin dejarlo respirar. Así como, además, minutos después, vio a Hinata, Naoko y Kageyama salir de la casa con una expresión de incomodidad, uno detrás de otro, con poca diferencia de tiempo.

¿Qué habrá pasado? ¿Y dónde estarán esos dos?

Hitoka se levanta un momento para inspeccionar la casa. Ahora que Tobio no se encuentra, no hay muchos en quienes Naoko pueda confiar para vigilar que todo se mantenga en orden y cordialidad entre los invitados. Nota que Koji parece estar rescatando sus pertenencias, como si se preparara para marcharse.

—¿Koji-san? ¿Ya se va?

—Sí, la verdad es que esta tontería ya se puso aburrida. Dile a mi hermana que puede quedarse con el puesto de líder por lo que queda de la tarde —responde, guiñándole un ojo.

—Pero...

Koji comienza a despedirse de algunos invitados, mientras Naoko se aproxima a Yachi desde el sector de la sala. La entrevista ha finalizado.

—Por fin me quité de encima a ese tipo —murmura, cuando ya se encuentra lo suficientemente cerca.

—Te veías muy molesta.

—Y lo estaba. Qué hombre tan desubicado...

—Oye, Naoko, creo que tu hermano ya se va de la fiesta.

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