Capítulo 2: When the Night is Over

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Octubre de 2013, Miyagi.

—¿Te gusta la música indie?

Esa fue la pregunta que lo cambió todo. Porque la primera vez que Hinata y Kageyama se besaron no fue después de una declaración de amor o porque alguno hubiese tenido las agallas de aventurarse dentro del espacio personal del otro. Ni siquiera sabían que se gustaban más de lo que se gustan simples amigos ni mucho menos que un apagón en la casa de Shoyo, a mediados de su segundo año de preparatoria, los conduciría directo hacia el principio de su desconocido paraíso.

—... No estoy seguro —contestó Tobio después de un momento, quien ni siquiera estaba seguro de conocer ese estilo musical.

—Ven, acuéstate del lado contrario para darte un audífono.

Kageyama hizo caso a la sugerencia y se sentó cerca de él, dándole la espalda. Se inclinó con la ayuda de sus brazos, hasta que su cuerpo quedó apoyado completamente sobre las hojas rojizas que adornaban, desordenadas, todo el paisaje del patio trasero. Hinata hizo lo mismo y sus orejas quedaron lo suficientemente cerca como para no preocuparse por el largo de los auriculares. Puso play a una de sus canciones favoritas y dirigió su vista al cielo, con un profundo suspiro.

El manto oscuro sobre sus cabezas era iluminado por infinitas estrellas que parecían bailar al son de un tintineo, mientras la luna se encargaba de teñir de blanco la cúspide de los árboles más altos y sus hojas rojizas se volvían plateadas y brillantes a la vista de los espectadores. A causa de esa vista maravillosa y tan solo por un instante, Hinata agradeció haberse lastimado el pie para tener que retirarse del entrenamiento más temprano; aunque lo que realmente agradecía, en el fondo de su subconsciente, era que Ennoshita le hubiera insistido a Kageyama que lo acompañara hasta su casa, para asegurarse de que no volviera a lesionarse.

—Es... increíble. No se ven así desde mi casa...

—Vivir en un cerro tiene sus ventajas —señaló Shoyo—. Además, cuando se corta la luz, los faroles de la ciudad no alcanzan a alumbrar esta zona y todo se vuelve negro. Es el momento perfecto para ver el cielo en todo su esplendor.

Mantenían su vista fija en el firmamento, inmenso y majestuoso, tan oscuro como las desconocidas profundidades del mar. A Hinata le encantaban las estrellas. Le gustaba pensar que, por las noches, el sol se dividía entre miles y miles de fragmentos que se desplazaban por el cielo, bajando la intensidad de su brillo solo para que el resto del mundo pudiera descansar.

—No creí que te gustaran estas cosas.

—¡Ya sé que soy algo simple, pero también tengo un lado profundo!

Siguieron observando el cielo por algunos segundos, mientras la pista del celular seguía en reproducción. La canción estaba en inglés, así que Kageyama no podía entender muy bien lo que decía la letra, sin embargo, la combinación entre aquella melodía y el paisaje frente a sus ojos le parecía algo totalmente alucinante.

—Apuesto a que no entiendes nada de lo que dice.

—Jajajaja, solo algunas palabras. Pero es muy relajante, ¿no crees? —respondió, antes de girar su cabeza en dirección al rostro de Tobio, quien, sorpresivamente, también se había volteado para observarlo.

Sus ojos se encontraron frente a frente como un choque armonioso y ambos fueron hipnotizados por el otro, incapaces de devolver la vista hacia arriba; mudos e inmovilizados, frente a la sorpresa de sentirse absorbidos por la esencia de una extraña atracción. Se miraban con intensidad. Y se miraban sin ver nada más en todo el lugar, porque a pesar de que todo estaba oscuro y que el reflejo de la luna solo alcanzaba a iluminar una parte de sus facciones, frente a ellos solo podían ver aquella que era su propia luz.

Furusato《KageHina》💙🧡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora