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La doctora logro ayudarla a respirar nuevamente y el corazón de Süleyman volvió a sentirse bien, ambas mujeres mejoraron un poco, al amanecer sin embargo seguían débiles y tenían que recuperarse. Las mujeres que habían hecho todo eso confesaron todo, el Sultán Yusuf las había enviado para asesinar a las princesas y casi lograron su objetivo, después de eso el sultán dejo de lado el harén y su madre no lo culpaba ya que accidentalmente le había dado la mejor cuartada a una de las criminales. A pesar de todo ambas mujeres seguían sonriendo como antes, y en los aposentos del sultán las cosas habían cambiado, Ahmed, Kösem y Hürrem ahora eran una especie de consejo más cercano al sultán, el les comentaba algunas cosas y ellos daban su opinión sobre el asunto, e incluso algunas veces no tomaba decisiones sin consultarlo con ellos.

Lo que había pasado con aquellas mujeres lo impulso a ayudar con más fuerza al príncipe Berat y a la sultana Hümasah para que le quitaran el trono a Yusuf, sin embargo estableció un precio por la ayuda. El plan original era derrocarlo y mantenerlo de por vida en un calabozo, pero al atentar contra la vida de las mujeres pertenecientes a la dinastía y el hecho de haber infiltrado espías en el palacio merecía que le cortasen la cabeza. Berat acepto el trato pese a la solicitud de su hermana, en una reunión de todos los hermanos que no pondrían resistencia para que entraran al territorio se tomo la decisión. Si bien era cierto que Yusuf era su hermano él se había ganado su destino, todos ellos amaban a sus hermanas y odiaban el estado en el que estaba su pueblo y eso era algo que no toleraban, además el mismo pueblo exigía ese tipo de justicia y sería una forma de asegurar que no volvería a pasar.

El sultán les envió el doble de soldados que habían pactado, era claro que estaba molesto por lo que había pasado. Entraron a la primer parte de los territorios, su hermano Osmán gobernaba esa parte, dejo el paso libre y puso a sus soldados a cercar la zona, nadie saldría sin que lo supiesen y el resto de sus hombres se unió a su hermano Berat, el pueblo se mostro bastante tenso al ver lo que ocurría, después se unieron a ellos algunos otros solados enviados de su hermana Melek y Mahmud quienes cubrían las otras posibles entradas y salidas, estaba claro que Yusuf no debía escapar, conforme se adentraban a la capital todo paso como lo habían previsto, la mayor parte de los soldados regresaron para reforzar la capital. Al llegar a la capital la batalla fue dura, no querían tanta pérdida de sangre pero esos soldados tenían un trabajo por el cual morirían sin dudarlo. Algunos retrocedieron y decidieron no seguir peleando para ningún lado y los respetaron por eso, gradualmente ganarían y Yusuf lo había notado, estaba atrapado pero tenía una opción sabía lo que pasaría, le quitaría la vida sin piedad así que podía esperarlos o quitarse la vida, estaba decidido moriría peleando mientras que su madre Hanzade apenas podía creer que sus hijos la hubiesen traicionado de esa manera.

Después de tomar todo el palacio Yusuf fue ahorcado por sus acciones y sirvió como un ejemplo de lo que pasaba cuando traicionaban el bienestar de su gente, Berat envió a los soldados agradecido con una parte del tesoro de su palacio, Hümasah se fue a Estambul como mediadora para un nuevo tratado entre ambas familias además de llevar personalmente una solicitud del nuevo sultán, Hanzade no fue juzgada por que ninguno era capaz de quitarle la vida a su madre, por lo que fue encarcelada en sus aposentos hasta que decidieran a donde iría, pero en Topkapi había una mujer que no perdonaría jamás lo que les había hecho. Una joven sirviente del palacio le llevo la comida una tarde, después de terminar de comer la joven puso una pequeña caja frente a ella, cuando esta la abrió vio una botella vacía, la joven sirviente la miro con una sonrisa "La sultana Kösem le envía sus saludos" comento para después salir. Hanzade murió unos minutos después por envenenamiento, junto a ella todos los hombres que le fueron leales y la ayudaron a secuestrar a las sultanas pagaron su error con sus vidas sabiendo que la sultana Kösem les había mandado sus saludos.

En el pueblo fue anunciado que las sultanas estaban vivas y se encontraban en el palacio, sin embargo no volverían por ahora debido a que por su protección se habían convertido en las mujeres de aquel imperio, el pueblo no estaba enojado, estaban felices porque ellas estaban bien y eso les bastaba.

Hürrem & Kösem: Sultanas de un imperioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora