*Bum*
Un inmenso edificio en el este de la ciudad de Hosu se destruyó en solo un segundo. Sin fuego, sin humo sin nada, solo desapareció en partículas microscópicas. Frente al edificio se encontraba un joven de cabellera verde, ojos esmeraldas y piel pálida, el joven tenía en su oreja derecha un arete con forma de cruz y detrás de su oreja un tatuaje.
Su rostro estaba totalmente enojado y observaba a un héroe frente a el con una mascarilla de pico de pájaro, al hombre le faltaba un brazo pero de este faltante no salía sangre a pesar de que recién se le había empitado dicho brazo. Los ojos esmeraldas del peliverde caían sobre los azabaches del hombre.-Chisaki, te aconsejar algo ¿si?...- el ahora conocido como Chisaki miraba al joven -... No te acerques a ella, te veo a pocos metros y te hago explotar a ti y a todo tu grupo, ¿entendiste Chisaki?- dijo el joven con total calma, aunque sus ojos expulsaban toda la ira que un ser humano podría cargar.
-Midoriya Izuku, no sabes lo que tienes en tus manos- Chisaki se comenzó a acercar a él a paso lento, Izuku solo lo miraba calmadamente, su guantilla derecha estaba quitada de su lugar, por lo que al primer intento hostil de parte del Yakusa, lo haría explotar en mil pedazos -Ella es la llave al paraíso, con ella podríamos situarnos en lo más alto de la Orden Yakuza- el peliverde se negaba a expresarse, solo movía sus dedos lentamente y de ellos salían pequeñas partículas doradas -¡¡Demonios Midoriya!!... dame a la mocosa y listo, ni me hagas ir a hablar con el alto mando y informarle de tu traición- el hombre rugió, y debajo de su máscara dibujo una sonrisa de victoria.
Izuku seguía viéndolo de manera indiferente, primero llega y el hombre se rehúsa a pagarle lo que debe, despues quiere comprar a su hija y ahora lo amenaza, este hombre si que estaba loco.
-¿Eso fue una amenaza Chisaki?-
-Tómalo como quieras, puede que seas intocable en Tokyo y Musutafu, pero en la Orden Yakuza no eras más que otro grupo bajo el mando de él- habló nuevamente Chisaki mirando esta vez al peliverde pero esta vez lo hizo de manera burlona.
Izuku respiro calmadamente y camino hacia la puerta dándole la espalda al líder de los Ocho Preceptos de la Muerte, quien lo miro de manera incrédula después de lo dicho por el peliverde -Dile a tu padre y a toda la orden, que Akatsuki abandona la alianza, y aplastaré a cualquiera que venga, ni siquiera Chisaki Kiore podrá derrotarme, nadie toca a mi hija- su cara paso a una de asco cuando miro a los ojos del hombre de mascara de cuervo -Mi hija es intocable-
~Untouchable~
En el parque central de Musutafu jugaba una pequeña niña albina con ojo rojos, la niña tenía un pequeño cuerno en su frente que la hacía ver más adorable. La pequeña corría de un lado a otro siendo perseguida por una rara especie "humana", si se pudiera decir.